lunes, 22 de octubre de 2007

Nueva noticia

Bueno, después de unos cuando días liado, a ver si empiezo a actualizar más a menudo
el blog, que ya me están diciendo cosas, jejeje. De momento, una nueva noticia del
mundo náutico (gracias, al de siempre, por enviármela):

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El 'boom' petrolífero da trabajo a los astilleros de Gipuzkoa durante los próximos
años
Astilleros Balenciaga, de Zumaia, y Zamakona, de Pasaia, tienen contratos firmados
hasta 2010. Construyen barcos de apoyo a las plataformas petrolíferas, remolcadores y
buques de rescate.

La subida del petróleo y la consiguiente búsqueda de nuevos yacimientos en las
plataformas marinas ha supuesto una oportunidad de negocio para los astilleros
guipuzcoanos. Especializados en la construcción de barcos de tamaño pequeño y mediano
-condicionados en buena medida por la geografía- han estado durante muchos años
pendientes de la renovación de la flota pesquera española, en un sector en el que hay
fuerte competencia. Pero la explotación de nuevos yacimientos marinos, que se ha
vuelto rentable por la carestía de los precios del petróleo, ha ocasionado que el
mercado naval en este sector esté viviendo un gran momento.

Un sector en el que ya llevan algún tiempo afianzados los astilleros Balenciaga de
Zumaia, con contratos firmados hasta 2010. Al tren se han subido también los
astilleros de Pasaia, adquiridos en 2006 por la vizcaína Zamakona, y sometidos desde
entonces a un proceso de renovación y de afianzamiento de nuevos mercados. Bajo el
ala protectora de Zamakona, los astilleros de Pasaia parecen salir de su crisis
permanente entrando de lleno en la construcción de buques para el sector del
petróleo. Hasta el momento tienen firmados contratos que garantizan su producción
hasta 2010, si bien manejan expectativas más favorables.

Buen momento

Aunque la globalización de los mercados y el consiguiente aumento del transporte
marítimo está haciendo pasar un buen momento a la construcción naval, sobre todo de
grandes buques -son constantes las noticias de botaduras de trasatlánticos de lujo,
superportacontenedores gigantescos o supergraneleros para el transporte de cargas
secas-, el gran tirón se está produciendo en el sector de los hidrocarburos.

El transporte de gas y la obligación de dotar a los petroleros con doble casco está
provocando una renovación completa de la flota mundial. Este mercado lo están copando
los grandes astilleros, principalmente de Corea, China y Japón, que ofrecen mejores
condiciones de mano de obra y productividad.

Pero hay otro tipo de buques asociados al mercado de hidrocarburos. La necesidad de
realizar prospecciones en aguas más profundas y cada vez más alejadas de la costa
está espoleando la construcción de plataformas petrolíferas y de las embarcaciones de
transporte y apoyo necesarios, que han de ser buques cada vez más grandes, robustos y
sofisticados, con mayor potencia y capacidad de carga.

Éste es el sector en el que se han centrado primero los astilleros Balenciaga de
Zumaia y luego, de la mano de Zamakona, los astilleros de Pasaia. Barcos off-shore de
soporte, muy duros y versátiles, capaces de amarrarse en condiciones de mala mar a
las plataformas petrolíferas y preparados para transportar desde cargas de cemento a
material para las perforadoras. También remolcadores, buques de rescate o de
asistencia a los buceadores.

Desde la dirección de Balenciaga se reconoce que empezaron a construir estos barcos
sin haber buscado especialmente el mercado, pero que una vez vista la oportunidad del
negocio se ha perseguido el sector y la empresa se ha movido de forma activa en la
escena internacional para conseguir contratos.

El sector de la pesca se ha quedado arrinconado en estos momentos por la mucha
competencia existente en el mercado español, sobre todo de los astilleros gallegos.
En Zamakona admiten que, en estos últimos años, la construcción de pesqueros apenas
ha movido el 30% de su producción.

Carácter cíclico

Mientras los precios del petróleo se mantengan altos o sigan subiendo, nadie parece
dudar de que se seguirán construyendo barcos para las plataformas petrolíferas. Pero
los constructores son conscientes del carácter cíclico de la demanda.

«Aunque las perspectivas parecen ser buenas, sabemos que esto no va a durar para
siempre, que nos tenemos que preparar para los tiempos duros que están a la vuelta de
la esquina, bien sean para dentro de cuatro años o de tres», explican desde la
dirección de Astilleros Balenciaga.

La compañía, que ya está construyendo el que será el buque más grande por volumen de
los creados en este astillero -un buque de apoyo a buceadores de 86 metros de eslora
(longitud) y 18 de manga (anchura)- y que se entregará a finales de 2008, reconoce
estar buscando nuevos tipos de barcos para no depender en exclusiva de un único
mercado. China, que hasta la fecha se ha limitado a producir grandes buques
compitiendo, sobre todo, en precios, está empezando a entrar en el mercado de los
barcos medianos pero más sofisticados y con mayor valor añadido.

Lo cierto es que la complejidad de estos buques obliga a los constructores a cumplir
escrupulosamente las especificaciones técnicas de los clientes, que desplazan hasta
los astilleros -muchas veces de forma permanente mientras dura la construcción del
buque- a ingenieros especializados que supervisan y fiscalizan toda la ejecución del
contrato, desde el número de horas de ingeniería empleadas hasta los procesos de
soldadura o pintura del barco.

Esta complejidad es la que explica también la intrincada madeja de empresas y
especialistas que se mueven alrededor de la construcción naval. Entre los dos
astilleros guipuzcoanos se movilizarán en este momento de bonanza más de 500
trabajadores, de los cuales menos de la mitad pertenecen a las plantillas propias de
los astilleros. Trabajos como la carpintería, la pintura, la electricidad o la
electrónica de los buques se contratan a empresas especializadas que desplazan a los
astilleros a sus empleados mientras dura la construcción del barco. Y este puede ser
un buen termómetro para chequear la salud de un astillero, comprobar el número de
plazas de aparcamiento libres en sus alrededores. ¿Muchos coches y camiones? Un gran
barco.

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Ayer pasamos el Estrecho y, por fin, se respira la tranquilidad que dan los viajes
transoceánicos. Esperemos que el tiempo acompañe y sean días de calma y relax.

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