lunes, 23 de junio de 2008

Resumen del Kobetasonik

No me he podido contener a poner la crónica/resumen del festival que viene en El Correo. Luego os doy mi propia opinión del viernes y os subo las fotos:

Finalizó el Kobetasonik con un éxito mayor del esperado por sus organizadores: 53.198 espectadores según el recuento oficial. Es lo que tiene la parroquia heavy, siempre fiel y devota. El análisis debe ser tomado desde una perspectiva macro y otra micro. La macro apenas muestra tachas: 53.198 personas, beneficio económico y triunfo de sus dos cabezas de cartel, Judas Priest y Kiss. Y ya resignémonos a la imposible solución de subir con fluidez a 30.000 humanos y sus aperos de acampada a un monte en 30 autobuses, con lo que se forman unos cuellos de botella asumidos con extrema paciencia por la afición. Declara la promotora: "Desde la organización agradecemos al público su comportamiento ejemplar y cívico en todo momento". ¿Acaso lo dudaban?

La perspectiva micro, o sea la individual de cada fan, arranca con las dificultades para acceder al recinto, pues hay que amenazar a los taxistas para que te suban y se forman unos cacaos en la colina que a veces dificulta la propia policía, que no nunca se entera (pero esto no es novedad, ¿verdad?). Luego los fans apechugan con registros en busca de víveres (qué inelegancia), con la bebida cara (tanto, que comprendemos a quienes se decantan por la droga), con esos litros que no llegan a los cien centilitros (igual que el año pasado en el Bilbao Live) y, apriétense los machos, con la imposibilidad de ejercer el derecho de ser atendido en euskera por los hosteleros de una empresa andaluza (cuyos operarios gastan una educación mejorable) en una actividad patrocinada por la BBK y el Ayuntamiento (¿no les parece incongruente con la 'txapa' que nos dan a todas horas con este asunto?).

Cartel de relumbrón

Artísticamente los festivales se han convertido en una fiesta popular con mejor música. Los carteles se confeccionan a partir de buques insignias con tirón, y las demás horas se rellenan con actuaciones para que la gente gaste en las barras. El programa kobetasóniko ha sido de relumbrón en general y sus dos motores han triunfado: los ingleses Judas Priest con un show sobrio y brutal el viernes (24.120 espectadores) y los yanquis Kiss con un espectáculo estelar y mundial el sábado (29.078). El resto discurrió con asaltos por sorpresa (qué bestias técnicas Arch Enemy), expectativas cumplidas (Airbourne, Slayer, Dio), algún chasco (Michael Schenker Group, Tesla) y el tremendismo de los mariguaneros Brujería.

Ahora a esperar a ver si el año que viene hay Kobetasonik. Y, barriendo para casa, recordemos que este periódico ha defendido reiteradamente la contratación para las fiestas de Bilbao (y demás capitales vascas) de bandas internacionales de heavy metal, que mueven a masas educadas, no como las balompédicas. Y a las pruebas de este fin de semana nos remitimos.

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