viernes, 27 de enero de 2012

Contenemar, suma y sigue

El falso naufragio del Grupo Contenemar
CGT denuncia que la familia Seguí habría desviado un millón de euros de las cuentas del Grupo Contenemar. Mientras tanto, prosiguen los despidos en empresas del grupo. 

La tripulación del Mercedes del Mar permanece a bordo del barco, en el puerto de Valencia, desde el 27 de julio. Lleva cuatro meses sin cobrar. De los 32 trabajadores que comenzaron la huelga, actualmente sólo resisten 15. Los que faltan se han marchado en busca de otro trabajo. Pedro, uno de los 15 que continúan a bordo de este barco de la compañía Iscomar, una de las empresas del Grupo Contenemar, explica que no pueden marcharse sin más. “No te despiden y, al no hacerlo, si te vas estás abandonando el puesto de trabajo, de forma que no puedes cobrar la indemnización por despido”. En Barcelona, los empleados del Teresa del Mar, otro buque del grupo Contenemar, un holding que conforman cerca de cien empresas controladas por la familia Seguí, están en una situación parecida. El Gracia del Mar se encuentra en Vigo; allí la empresa cortó el suministro de víveres y de energía para desalojar la nave. Además hay otros ERE presentados en empresas del grupo, como Estibadora de Ponent, Terminales del Turia, Transportes Guadalaviar, y un expediente en las oficinas de Contenemar en Madrid.

“El grupo está herido de muerte”, sentencia un reportaje sobre Contenemar en la revista Transporte XXI, “el concurso de acreedores afecta a casi todas las sociedades del grupo, que tiene en curso ocho ERE de extinción que afectan al 70% de sus empleos”.

La compañía justifica los despidos por la crisis económica. El descenso de la actividad comercial, exponen, ha llevado a Contenemar a acumular pérdidas por 42 millones de euros. Sin embargo, según explica el abogado Rafael Goiría, la herida de esta compañía no es tan grave: “Con los estudios que hemos hecho, de los 42 millones de pérdidas, el 70%, es decir, 30 millones, son deudas a empresas del grupo, apuntadas para aumentar las pérdidas, un artificio contable”, explica este letrado a DIAGONAL. “En un plano metafórico, lo que ocurre es que a cada lado de la mesa se sienta un hermano: entre ellos se imponen el precio de los fletes, se fletan barcos a precios fuera de mercado y manejan los precios, de forma que cuando van a pedir créditos a los bancos presentan balances saneados y cuando les interesa una operación como la actual lo que hacen es inflarse a pérdidas”, detalla.

Desde el Sindicato de Trabajadores de la Marina Mercante-CGT (STMM-CGT) señalan que detrás de este movimiento aparece la intención del Grupo de empeorar las condiciones de los trabajadores, de por sí castigadas por la parcelación; despedir trabajadores para contratar más barato, de forma que las indemnizaciones de las personas despedidas corran a cuenta del Fondo de Garantía Salarial y el INEM.
Mientras tanto, “la empresa continúa su normal actividad utilizando buques fletados y espacios de bodega de otros buques. En definitiva, la carga transportada es la misma que en años anteriores sometida a las naturales oscilaciones del mercado”, resume el escrito presentado por STMM-CGT a la Consejería de Empleo de Madrid contra el Expediente de Extinción de Contratos de Contenemar. Y en el mercado, lo que le corresponde a esta empresa es un 40% del sector del transporte marítimo de mercancías, un trozo de tarta que le reportó 131 millones en ingresos en 2008 y que permite, como figura en el Expediente, que seis miembros de la familia Seguí estén dados de alta en la Seguridad Social en diferentes empresas del grupo como trabajadores por cuenta ajena, “lo que, además de ser ilegal, supone un coste anual en salarios y cargas sociales de unos 630.000 euros”. Además, la Comisión de Trabajadores de Contenemar denuncia una desviación de capitales de más de un millón de euros desde Contenemar a cuentas particulares de la familia Seguí.

Enric Tarrida, secretario general de CGT Sector Mar y Puertos, considera improbable que la empresa haya pasado en dos años de tener beneficios jugosos a pérdidas de tanta magnitud, a pesar del bajón de la actividad provocada por la crisis. En esto ahonda Goiría, quien también critica la pasividad de la administración ante el dumping laboral llevado a cabo por los Seguí. Pedro, a bordo del buque, confirma que ningún funcionario se ha pasado por allí, tan sólo una pareja de la Guardia Civil se acercó al puerto, en los días previos a la disputa del campeonato de Fórmula Uno, para preguntar por una pancarta que los empleados habían colgado en el Mercedes del Mar.
  
La importancia de apellidarse Seguí

El hundimiento en 2007 del Don Pedro, uno de los barcos de Iscomar, y el vertido de parte de su fuel en la costa de Ibiza llevó a los periódicos el nombre de esta compañía. Aproximadamente 1.400 trabajadores son empleados por las distintas empresas de los Seguí. Ése es, a juicio de Rafael Goiría, uno de los motivos para que hasta ahora ningún Gobierno haya querido interferir en sus actividades, a pesar de que desde los ‘80 esta compañía arrastra una deuda con la Administración, con Hacienda, la Seguridad Social y las autoridades portuarias que hoy se calcula de 60 millones de euros. En septiembre, ANAVE, la patronal naviera, criticó la “condescendencia por parte de los gestores públicos” con Iscomar y Contenemar a la hora de exigirles los pagos correspondientes.

“Nadie les mete mano”, señala Goiría, y es que la influencia de la familia Seguí en la política balear es significativa. Dos de sus miembros forman parte del Partido Popular menorquín; uno de ellos, José Seguí, ha sido senador, y la familia también controla el Diario de Menorca.
Fuente: DiagonalWeb

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