viernes, 13 de enero de 2012

Faifa

Dos años y medio de cárcel para el guardia civil de la red de tabaco del puerto de Vigo 

El agente, al que se inhabilita para su profesión durante el tiempo de la condena, lideraba la trama junto a un estibador jubilado 

El caso de la red de contrabando de tabaco del Puerto vigués liderada por un guardia civil y un estibador jubilado ha acabado en condena. El Juzgado de lo Penal 1 de Vigo ha impuesto penas de entre dos años y medio y un año y nueve meses de prisión así como la inhabilitación para el ejercicio de sus profesiones a los cinco implicados en esta trama que se saldó en 2007 con la incautación de miles de cartones de cigarrillos procedentes de Canarias y valorados en 153.330 euros. La máxima sanción es para el agente, Eduardo C.F., condenado a dos años y seis meses de cárcel, 400.000 euros de multa y que no podrá ejercer en la Benemérita durante el tiempo de la condena. A su "socio", Alfonso M. G., se le imponen dos años y cuatro meses de prisión e idéntica sanción económica, mientras que a los otros acusados se les sentencia a un año y nueve meses de cárcel y 200.000 euros de multa: son Pedro A. M. –proveedor de la mercancía–, el transportista Jesús R. G. y el cocinero de barco Jesús M.M.

La condena al guardia civil por delito continuado de contrabando supone su ingreso en prisión al superar los dos años –al igual que el otro líder de la trama–, pero con toda probabilidad las defensas recurrirán ante la Audiencia Provincial, por lo que lo previsible es que se suspenda la ejecución de la pena hasta que la sentencia adquiera firmeza. En cuanto a su inhabilitación –en el juicio celebrado el pasado junio el agente dijo seguir "en activo"–, la juez señala que "firme esta resolución" se ponga en conocimiento de la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil para que "adopte las medidas que procedan" con respecto al agente. A este efectivo se le impone la agravante de prevalimiento de carácter público ya que se valió de su condición de guardia civil para facilitar la entrada del tabaco en el puerto. También le aplican, como al resto de penados, la atenuante de dilaciones indebidas. Sobre la responsabilidad civil, debe indemnizar al Estado, de forma conjunta y solidaria con los demás, con 115.882 euros por la deuda tributaria defraudada –los tres condenados a menos penas solo participarán de 68.250 euros de la cantidad global–.

Todo se remonta a hace más de cuatro años. La sentencia considera probado que Eduardo y Alfonso, para "obtener un beneficio económico", se concertaron al menos desde agosto de 2006 para transportar tabaco desde Canarias. La juez señala que "valiéndose de las relaciones laborales de ambos con el puerto de Vigo" –el primero como guardia civil del Servicio Fiscal y el segundo como jubilado de la Sociedad de Estiba– conseguían los cigarrillos sin despacharlos en Aduanas y sin pagar impuestos. Para ello, contactaban con empresas provisionistas de buques en Canarias, les compraban tabaco y, valiéndose de personal de mercantes que hacían la ruta entre las islas y Vigo, lo trasladaban al puerto vigués. Una vez allí, con el apoyo de empresas provisionistas o vehículos de alquiler, lo sacaban de las instalaciones sin pasarlo a despacho por Aduanas y lo vendían.

El entramado se descubría el verano de 2007. Ese julio los cabecillas hablaron con el provisionista de buques canario Pedro A.M., que les vendió tabaco conociendo el fin ilícito y al que pusieron en contacto con otro de los condenados, Jesús M.M., cocinero de un barco que hacía ruta a las islas, para que le entregara las 70 cajas de cigarrillos. El material viajó en un contenedor en un buque desde Canarias a Vigo. Allí entró en juego el quinto condenado, Jesús R.G., que condujo el camión en el que se transportó el contenedor con cigarrillos hasta un parking cercano al puerto, donde esperaban el guardia civil y su socio para trasvasar el material a una furgoneta. Era el 31 de agosto de 2007 y agentes de Asuntos Internos de la Benemérita, que llevaron la investigación los sorprendieron in fraganti.
Fuente: Faro de Vigo

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