jueves, 24 de mayo de 2012

Las otras hipotecas

Santander busca armador para tres barcos embargados y sin finalizar
El riesgo de las entidades financieras no solo está en el sector inmobiliario, también en el naval. Banco Santander ha encargado la búsqueda de compradores para tres barcos, a los que avaló su construcción y que se encuentran sin terminar en Astilleros de Sevilla, actualmente en liquidación. Tres constructores navales españoles han presentado ofertas por separado para finalizar su construcción.

Los problemas industriales, de gestión, societarios y de financiación de Astilleros de Sevilla desde que saliera de la órbita pública en 2006 han salpicado a Santander, que no tiene ninguna intención en convertirse en naviero. La entidad financiera avaló al constructor de buques sevillano, propiedad de un grupo liderado por Astilleros de Huelva tras su privatización, y diferentes pedidos para fabricar tres barcos con destino a dos armadores, uno finlandés y otro chipriota.

Estos buques, todos ellos sin terminar y en diferentes fases de construcción, ahora están en la cartera de riesgos de la entidad financiera al comunicar sus armadores la cancelación de los contratos por el incumplimiento de los plazos de entrega. Banco Santander, en una política de apoyo al astillero y ahora su principal acreedor privilegiado, avaló con hipotecas sobre los buques a las compañías navieras por si se resolvían los acuerdos de construcción. Las operaciones se instrumentaron a través de sendos esquemas financiero-fiscales (tax lease).

En el caso de la finlandesa Viking Line, que encargó a Astilleros de Sevilla en 2007, por 60 millones, un ferry de 138 metros de eslora para operar en el Báltico, el Tribunal de Arbitraje de Londres le dio el año pasado la razón y le obligó al fabricante naval andaluz a pagarle 44 millones. Cuando renunció Viking Line, el barco acumulaba un retraso de 210 días respecto de sus plazos de entrega. Por su parte, el armador Desedo Shipping Limited de Chipre contrató en 2008 dos buques de apoyo a plataformas petrolíferas, de 88 metros de eslora y 4.700 toneladas de peso muerto, y a los que posteriormente renunció.

Mandatos a brókeres marítimos

Fuentes del sector aseguran que el Santander, ante el proceso de liquidación de Astilleros de Sevilla, ha dado el mandato a varios brókeres marítimos, tanto nacionales como internacionales, para intentar buscar comprador para estos barcos. Los mismos medios añaden que todavía no se ha cerrado ninguna operación, y que no se hará hasta que se tenga la garantía de quien será el astillero encargado de finalizarlos.

Astilleros de Sevilla cesó en su actividad oficialmente a principios de este año, cuando sus últimos 58 trabajadores abandonaron sus instalaciones. La compañía, ubicada en las dársenas del Guadalquivir de la capital andaluza, botó su primer buque en 1955, tras iniciar sus operaciones en 1953 con 445 trabajadores. En 1969 se integró en AESA, cuando desde la Administración se decidió fusionar todos los astilleros públicos, y sufrió su primera gran reconversión en 1984 cuando el Gabinete de Felipe González aplicó el bisturí al sector naval, que supuso el cierre de varias instalaciones.

Su paso al sector privado en 2006, tras el proceso abierto por SEPI, no ha sido feliz. El grupo liderado por Astilleros de Huelva, su nuevo propietario, consiguió, tras una gestión muy criticada por la Junta de Andalucía y las centrales, llevar a la liquidación tanto al astillero sevillano como al onubense. 
Fuente: Cinco Días

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