Que llamen a Lobatón

La Guardia Civil busca al dueño de un barco escorado en Santa Cristina

El velero, sin matrícula, lleva cuatro días fondeado y temen que vuelque

Los usuarios del arenal de Santa Cristina tienen estos días un nuevo vecino a la vista. Se trata de un velero de doce metros de eslora y dos mástiles del que apenas se conoce más que el nombre, Grey Bear, y su peligrosa y creciente inclinación.

Cada día más escorado, su presencia y falta de movimiento llamó la atención del Servicio Municipal de Emergencias de Oleiros, que decidió acercarse hasta la embarcación por si sus tripulantes se encontraban en el interior en apuros. Ningún signo externo apuntaba a que sus ocupantes estuviesen tratando de enderezar el barco, cada vez más anclado a la lengua de arena de la playa. Pero nada. Cerrado a cal y canto se encontraron el Grey Bear, que ayer cumplió su cuarto día fondeado.

Acrecienta el misterio en torno al barco el hecho de que, aún por encima, no tiene matrícula, por lo que en el caso del barco escorado ha intervenido ya la Guardia Civil del Mar, que ha iniciado la búsqueda de su propietario. En un principio, y mientras no aparezca el dueño o dueños, las autoridades han decidido no retirar la embarcación del lugar en el que está fondeada, ya que no supone ningún peligro para los bañistas. El único riesgo, explicaron desde Protección Civil de Oleiros, es para el propio velero, que amenaza con acabar volcado o hundido.

Mientras el Grey Bear alimenta la curiosidad de los usuarios de la playa de Santa Cristina, muy cerca, en la ría, los servicios de emergencias comprobaron ayer que otro barco, un catamarán de unos diez metros de eslora, había decidido también quedarse a dormir en aguas coruñesas aún a pesar de las advertencias de los técnicos de que la bajada de la marea lo dejaría en seco. Se trata del Freya Frey, que llegó el lunes con un tripulante a bordo al parecer, según señaló a Protección Civil, para recoger a una acompañante que llegaba en avión a Alvedro. El vuelo, por lo que se ve, debió retrasarse. 

Fuente: La voz de Galicia