lunes, 17 de diciembre de 2012

"Exportando"

Miranda genera 2,5 veces más energía de la que consume
El 94,5% de la producción local está vinculada con la planta de cogeneración de Montefibre

Estamos entre los grandes consumidores de energía eléctrica, pero seguimos produciendo más que la que gastamos, aunque pueda resultar extraño. Hasta «2,5 veces más». La ciudad se presenta como «un gran núcleo exportador» en el último Boletín de Noticias Solares editado por el Ayuntamiento.

Buena parte de la responsabilidad de que esto sea así le corresponde a Montefibre, concretamente, a la planta de cogeneración con que cuenta en sus instalaciones. De ahí salen 388.530 megavatios a la hora, que suponen el 94,5% de la energía producida en Miranda. «Es una cantidad muy importante», reconoció el concejal de Obras y Servicios, Gustavo Modino.

El resto está relacionada en buena medida con la capacidad para transformar en electricidad la fuerza del agua en los saltos de Cabriana y en el situado junto al puente de Hierro. Entre ambos generan 20.927 megavatios hora, el 5,1% de la tarta energética. El resto, casi residual, que no pasa del 0,4% procede de las diferentes instalaciones fotovoltaicas conectadas a la red. Entre todas suman 1.618.

Un abismo separa la producción derivada de las renovables de la generada a partir de gas natural. «Es prácticamente lo mismo que ocurre a nivel nacional», reconoció el responsable del área.

Aquí hay que hacer una excepción con la hidráulica, cuyo aprovechamiento varía mucho en función de la meteorología. A mayor pluviosidad, más energía. Pero los dos últimos no han sido nada lluviosos y eso ha reducido notablemente su trascendencia dentro del mix energético que tiene la ciudad como punto de origen.

Basta con echar la vista a los niveles de 2010, cuando se generaron 30.818 megavatios, un 47,26% más que el año pasado. «Son centrales muy estacionales. A día de hoy pasa lo mismo con las solares y también con las eólicas», apuntó. Y será así hasta que aparezca la tecnología capaz de almacenar las puntas de energía para luego distribuirla a lo largo de la jornada. «Mientras tanto se necesitan otro tipo de sistemas, los que utilizan combustibles fósiles como fijo», señaló.

Es el caso de la cogeneración de Montefibre, que tiene como materia prima el gas, hoy por hoy considerado el más eficiente y limpio de ese grupo de materias primas finitas. Por eso mismo, porque su disponibilidad es limitada, se busca «tender a otro tipo de energías renovables».

Ventaja estratégica

Pero al margen de cómo se origine y de que toda la producción acabe en la red, sigue siendo un aspecto positivo el hecho de generar más de lo que se consume en la ciudad. «Ser capaz de cubrir las necesidades energéticas dentro del propio núcleo urbano es algo que no pueden decir muchas localidades españolas», reconoció Modino.

Eso marca que, en estos momentos, Miranda «no necesita electricidad del exterior para abastecerse». Ocurre lo contrario. De aquí se envía a otros lugares, pese a ser un municipio que «consume mucho» debido a su carácter industrial y al peso del mismo en el conjunto de la tarifa local.

No se trata solo de una cuestión de números, supone también «una ventaja estratégica». Producirla donde se consume evita además que haya que hacer grandes instalaciones para llegar a la estación de alta tensión más cercana. «Para un gran consumidor no siempre es tan fácil».

Aunque la teoría apunto estuvo de no funcionar en el caso del huero solar de La Dehesa, que inicialmente tenía que ir enganchado a una red de alta tensión.

Entonces, la potencia instalada en Miranda era muy excesiva y no era posible evacuar más, existía un riesgo de sobrecargar la red interior. Pero en esa época también se amplió la subestación del polígono de Bayas para aumentar la capacidad de potencia y garantizar el consumo de Arasur. Y al aumentar la demanda interior también surgió la posibilidad de inyectar la solar. «Si hubiésemos tenido que llevar un tendido de alta hasta Puentelarrá la instalación no hubiera sido rentable desde ningún punto de vista».

Ésta es, por ahora, la última fuente de generación energética instalada en la ciudad. La primera, muchos años atrás, tuvo su origen en la harinera de la calle el Castillo. Hoy solo quedan las paredes del edificio, donde «se aprovechaba el salto de agua de La Picota que producía la cola del canal», explicó.

De hecho, el salto todavía existe y aunque la instalación es propiedad privada, el Ayuntamiento en su día barajó recuperarlo y ponerlo en funcionamiento para generar algo de energía y darle un uso didáctico. El objetivo era «crear una minihidráulica visitable», pero la falta de disponibilidad económica hace que el proyecto ahora mismo no entre ni en las previsiones a largo plazo. 
Fuente: el correo

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