miércoles, 24 de abril de 2013

Más problemas para Argentina

GNL en Bahía Blanca: Lo provisorio puede ser muy riesgoso

Un exsecretario de Energía de la Nación advirtió que las instalaciones locales no son aceptadas por varias compañías extranjeras al no respetar las normas internacionales. * La modalidad de emplear buques regasificadores, que se instrumentó provisoriamente en 2008, ya lleva cinco años y requiere su recambio por una planta en tierra.

"Las instalaciones de Gas Natural Licuado (GNL) ubicadas en Bahía Blanca y Escobar no son aceptadas por muchas compañías del exterior, al no reunir las condiciones de seguridad establecidas en las normas internacionales".

La frase corresponde al ingeniero Emilio Apud, exsecretario de Energía de la Nación, quien dijo que la Argentina ya debe dejar de lado la regasificación barco a barco, como la que se realiza en Ingeniero White, para pasar a instalaciones terrestres que otorguen mayor seguridad.

De esta manera --agregó--, varias empresas de primer nivel participarán en la compulsa de precios, permitiendo que la Argentina acceda a cotizaciones más ventajosas.

"Hay muchas empresas, como British Gas, que posee la flota de metaneros más grande del mundo y plantas regasificadoras en varias partes del planeta, que no aceptan el `ship to ship'. Dentro de sus normas está prohibida la transferencia del gas en estado líquido que llevan sus barcos a instalaciones no fijas, como las de Bahía Blanca o Escobar".

Apud dijo que Qatar Gas, otra de las firmas más importantes a nivel mundial, tampoco acepta el sistema de regasificación empleado en nuestra ciudad.

"Entonces --continuó--, estamos en desventaja porque no tenemos acceso a todo el universo de oferta de GNL, sino que estamos limitados a aquellas empresas o navieras que aceptan el desembarco `ship to ship'"

El especialista dijo que las normas internacionales vigentes establecen también ciertas distancias a los lugares poblados o de actividad económica.

"Esto fue establecido así porque, en el caso de un accidente, la explosión abarcaría un radio de unos 10 kilómetros. Esto está fijado por las normas internacionales, en especial por la Society of International Gas Tanker and Terminal Operators (SIGTTO).

"Ahí --agregó--, se trata la selección de localización de plantas de regasificación y los riesgos. Están especificadas las distancias y todas las características que tiene que tener el desembarco de GNL pasado a gas natural".

Dijo que para el caso de ignición de un derrame de GNL en el agua se aconseja estar alejados a una distancia de 9 kilómetros a la redonda de lugares habitados, mientras que para una emergencia con riesgo de explosión del buque metanero, se exige una salida rápida hacia alta mar ya que la onda puede afectar de distinta manera hasta un radio de 40 kilómetros.

Cabe recordar que en nuestra ciudad la planta de Profertil se encuentra a 400 metros; la de Solvay Indupa, a 1000; la de Dow, a 1.500 y la refinería de Loma Paraguaya, a 4.700 metros, mientras que entre las poblaciones más cercanas se destacan Ingeniero White (1.700 metros), el barrio 26 de Septiembre (2.000 metros) y Villa Rosas (4.200).

También merece consignarse que la Plaza Rivadavia está a 8 kilómetros de distancia, Palihue a 9.9, el Parque de Mayo, a 10 y el Hospital Penna, a 8 kilómetros.

Apud puntualizó que aún hoy no deja de llamarle la atención la instalación de un buque regasificador en Escobar, proyecto que exigió la modificación del Código Urbano municipal y se debieron hacer excepciones a las reglas de navegación y seguridad.

"Todo fue hecho un poco a presión. A menos de un kilómetro hay un club Náutico y los barcos, frente a cualquier problema que haya en la operación, sin necesidad de que haya una explosión o un derrame, termina obstaculizando la principal vía de acceso a los puertos de Rosario.

"Hay un montón de cosas que me hacen pensar que primó el interés de algunos de acceder rápidamente al negocio de la importación, que es muy importante porque cada barco significa 45 millones de dólares en gas", dijo.

--Con un agravante: lo que pareció ser algo provisorio, ahora terminó consolidándose y todo hace prever que los despachos de GNL se incrementarán, se le mencionó.

--Sí. Las importaciones de gas por barco ya superan el 20% de la demanda y creo que en dos años más superarán la capacidad que tienen las regasificadoras de Bahía Blanca y Escobar. Por eso, si hacemos las cosas bien, vamos a tener que convivir por varios años con las importaciones. En cambio, si las hacemos mal, tendremos que convivir para siempre.

"Hay que empezar a pensar en instalaciones más seguras, más competitivas, que no sean tan onerosas como el mercado spot, de emergencia, donde los precios son altísimos".

A su entender, la Argentina debería imitar a Chile que, ante los incumplimientos nacionales, dejó de comprar gas en nuestro país y construyó instalaciones fijas para GNL.

"Hoy negocian en el mercado a término. Logran contratos de 4 y 5 años, lo que les permite conseguir precios muchísimo mejores. Tendríamos que partir de esa idea porque las urgencias y las improvisaciones benefician a unos pocos vivos que están en el negocio de la comercialización y del transporte".

¿Son peligrosas las instalaciones locales?

Apud, en otro tramo del diálogo mantenido con "La Nueva Provincia" , fue consultado sobre la supuesta peligrosidad de las instalaciones locales.

"La pregunta es difícil en el sentido que tenemos que confiar en las normas internacionales y en las normas internacionales se considera que son riesgosas.

"Ahí hay mucha experiencia y muchos estudios. Nosotros somos nuevos en el tema y las normas hablan de que no conviene el uso de buques regasificadores o el `ship to ship', dicen que hacen falta distancias mínimas de cualquier centro y otra serie de cosas.

"Por eso, el regasificador fue para una emergencia, algo transitorio como se propuso hace cuatro o cinco años. El buque `Excelerate' se contrató por varios meses y ya lleva como seis años".

Recordó que el 20% del gas que consume la Argentina es importado, al tiempo que el 50% de la energía que utiliza es precisamente la que aporta dicho combustible.

"No podemos parar el país y debemos buscar gas. Las entregas de Bolivia ya están en el límite, con 17 millones de m3 día. Nosotros estamos consumiendo 140 millones de m3 diarios y estamos produciendo 100, el resto tiene que venir de los barcos. Por eso, insisto, si tenemos que estar durante años así, entonces hagamos las cosas bien y compremos bien".

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