"Balearia está obligada a duplicar su tamaño para sobrevivir"
Adolfo Utor, presidente de Baleària, ha convertido una firma en quiebra en una de las grandes navieras españolas y considera hoy una unión con Trasmediterránea más factible por el cambio de actitud de Competencia.
Allá donde va el presidente y máximo accionista de Baleària, Adolfo Utor, todos le preguntan por lo mismo desde el pasado verano: el Fortuna, el antiguo yate del Rey que su compañía adquirió. «Nunca pensé que tuviera una trascendencia tan brutal», comenta. Utor no deja de repetir que es una operación puramente industrial. «Fueron los ingenieros los que lo propusieron para reconvertir sus tres turbinas de Rolls Royce para utilizar el gas natural licuado como combustible y poder acoplarlas a un fast-ferry», explica.
Reducir el coste del combustible, que supone el 30% de los gastos, es uno de los objetivos estratégicos que se ha marcado Baleària para mejorar su competitividad. Por ello, trabaja con Rolls Royce para que los motores de sus naves puedan utilizar fuel y gas.
Una apuesta arriesgada, pero que no arruga a Utor, que en 1998 tomó los mandos de una compañía, Flebasa, que entonces sólo tenía un buque fletado y en suspensión de pagos. Tras reflotarla y rebautizarla como Baleària, convenció a «unos tipos de Tennessee» –Caterpillar Financial– para que financiasen la compra de un barco. Poco después daría el salto al fusionarse con las líneas de Abel Matutes, que posee el 42,5% de la firma.
Hoy, Baleària factura 260 millones de euros y es la primera compañía por tráfico de pasajeros en Baleares. Otro 35% de su negocio procede del corredor marítimo del Estrecho y, además, explota una línea entre Miami y Bahamas.
Punto de mira
Pese a los logros, Utor considera que la compañía con sede en Denia aún sigue siendo un pez pequeño en un mar surcado por grandes trasatlánticos. «Estamos en la obligación de duplicar nuestro tamaño como objetivo de supervivencia. O creces o terminas absorbido» asegura.
Para el presidente de Baleària, la naviera llega en unas condiciones óptimas después de cinco años de resultados positivos y de reducir su deuda de 350 millones en 2008 a cerca de 150 millones. «Estamos en condiciones de volvernos a endeudar para crecer y los mercados están dispuestos a facilitar operaciones», añade Utor, que reconoce que se plantean recurrir a la emisión de bonos para crecer «tanto orgánicamente como con compras».
Un afán por ganar tamaño que coloca en el punto de mira a su rival tradicional, Trasmediterránea, después de que Acciona haya anunciado su venta. «Somos dos empresas diferentes, con dos trayectorias distintas pero nada es descartable. Desde Competencia siempre ha habido un cierto recelo a las operaciones de concentración en este sector, pero incluso en eso la actitud y la posición ha cambiado y en estos momentos podría ser más factible. Eso es algo que no descartamos, aunque no es una prioridad, requiere de un proceso de maduración».
Aunque el socio de Baleària reconoce las sinergias que supondría y la fortaleza para afrontar el crecimiento internacional, también considera que una unión con Trasmediterránea tiene inconvenientes. «Hemos estado sometidas a mucha tensión entre ambas por una dura competencia en los mismos tráficos», recalca.
Para su crecimiento, Baleària se ha fijado en dos zonas geográficas. Por un lado las líneas entre Estados Unidos y el Caribe donde ya lleva tres años. Por otro, «algunos tráficos en Europa a costa de debilidades de nuestros competidores del Mediterráneo».
La naviera espera empezar a definir las operaciones en el plazo de un año, así como la decisión entre remotorizar sus buques o comprar barcos nuevos. «En este sector los crecimientos se pagan muy caros, una nueva línea hasta el tercer año no da beneficios y los dos primeros pueden ser catastróficos».
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