lunes, 18 de mayo de 2015

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El fracking puede afectar la calidad del aire y perjudicar la salud humana

En una investigación se ha llegado a la conclusión de que la fracturación hidráulica (la técnica conocida popularmente como fracking y usada para extracción de petróleo o gas natural de sitios donde no es viable hacerlo con métodos convencionales) emite sustancias contaminantes del tipo de las conocidas globalmente como hidrocarburos aromáticos policíclicos, incluyendo algunas que están vinculadas con un riesgo mayor de cáncer y enfermedades respiratorias.

“La contaminación del aire debido a las operaciones de fracking podría suponer un peligro infravalorado para la salud de las personas que viven cerca de donde se realizan”, sentencia Kim Anderson, coautora del estudio y química medioambiental de la Universidad Estatal de Oregón en Corvallis, Estados Unidos.

Los resultados del estudio se han publicado en la revista académica Environmental Science & Technology, de la ACS (American Chemical Society, o Sociedad Química Estadounidense), fundada en 1876, y que hoy cuenta con más de 160.000 miembros.

Este estudio forma parte de una investigación mayor, dirigida por la propia Anderson, así como por las científicas Erin Haynes, de la Universidad de Cincinnati, Blair Paulik, de la Universidad Estatal de Oregón, y Laurel Kincl, del Centro de Ciencias de la Salud Medioambiental adscrito a la última universidad, todas estas instituciones en Estados Unidos.

El equipo de investigación recogió muestras de aire de lugares próximos a pozos activos de extracción de gas natural en el condado de Carroll, del estado de Ohio, a lo largo de un período de tres semanas, el pasado mes de febrero. El condado de Carroll se encuentra sobre una veta profunda rica en petróleo y gas. Ese condado, en buena parte de vida rural, se ha convertido en un punto caliente de prospección de gas natural, con más de un pozo activo por milla cuadrada.

El estudio se inició cuando un grupo de ciudadanos acudieron a Haynes, experta en salud pública, queriendo saber más sobre los riesgos para la salud de la extracción del gas natural mediante fracking.

Haynes entró en contacto con Anderson y Kincl, y juntas diseñaron el estudio para que incluyese la participación ciudadana. El equipo de investigación colocó aparatos de toma de muestras de aire en las propiedades de 23 voluntarios que viven o trabajan en lugares que se hallan desde justo al lado de un pozo de gas hasta a un poco más de 5 kilómetros (3 millas) de distancia.

A juzgar por las mediciones hechas a partir de las muestras de aire recogidas, las personas que viven o trabajan cerca de pozos activos de gas natural podrían estar expuestas a ciertos contaminantes en niveles más altos que lo que la Agencia de Protección Medioambiental estadounidense (EPA) considera seguro para una exposición durante toda la vida.

Destacan los altos niveles de hidrocarburos aromáticos policíclicos a lo largo del área de estudio. Los niveles alcanzaban el máximo cerca de los pozos y disminuían en aproximadamente un 30 por ciento con la distancia máxima examinada.

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