lunes, 13 de junio de 2011

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La pericia de un práctico coruñés evita un desastre en la bahía

El petrolero griego «Strofades», cargado con 30.000 toneladas de fuel, se quedó sin máquina a tan solo media milla del dique de abrigo del puerto de A Coruña.

Al práctico mayor del puerto de A Coruña, José Bermúdez, Pepe, no se le pasaron por la cabeza las catástrofes del Urquiola o del Mar Egeo. Y eso a pesar de que en la noche del jueves, a bordo del petrolero griego Strofades, cargado con 30.000 toneladas de fuel, el buque se quedó sin máquina a tan solo media milla del dique de abrigo del puerto coruñés.

La destreza de Pepe en el puente del buque tanque, el buen hacer de los profesionales de los remolcadores Sertosa e Ibaizábal enganchados al petrolero y la coordinación con Salvamento Marítimo de A Coruña lograron que el Strofades atracase, no sin dificultades, a uno de los pantalanes que la compañía Repsol YPF tiene en la dársena coruñesa.

Todo empezó a las 22.00 horas del jueves. Pepe embarcó en el Strofades a dos millas de la torre de Hércules. «El tiempo era bueno y navegábamos con normalidad», contó. Reviró el barco hasta poner proa a las enfilaciones de punta Fiateira, en la costa de Oleiros, y por el canal del este accedían al puerto coruñés. Ordenó hacer firme al petrolero a los cuatro remolcadores que le escoltaban: el Sertosa Veintiocho enganchó a proa, el Veinticinco y el Treinta y dos al costado de babor y el Ibaizábal Nueve hizo firme a popa.

Cuando la proa del Strofades estaba a media milla del dique de abrigo, Pepe mandó parar la máquina del petrolero. «Navegábamos con la arrancada del barco, a unos cinco nudos». Pero cuando volvió a necesitar la máquina del Strofades, esta no respondió. Pepe no se puso nervioso: «Alerté a la torre de control marítimo. Tenía dos opciones: virar y tirar para fuera, o meter el barco dentro». Optó por lo segundo: «Salir a fondear era muy arriesgado, teníamos que navegar más y quizás realizar más maniobras», comentó Pepe. Entonces ordenó a los remolcadores que tirasen para parar al petrolero: «Las tripulaciones hicieron todo perfecto y logramos retener el barco». En una maniobra extremadamente compleja también reviraron el Strofades y lo acercaron al pantalán.

Difícil atraque

Sin embargo, quedaba otra difícil misión: atracar el buque. «Los remolcadores ya tenían indicaciones para ello, pero pedí a la tripulación que intentase arrancar la máquina y respondió». El Strofades atracó, pero la sombra de la tragedia recordó una vez más la necesidad del puerto exterior de punta Langosteira.
Fuente: La voz de Galicia

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