lunes, 9 de enero de 2012

Al final se partió...

El barco varado en Nueva Zelanda se parte en dos 
 Un carguero varado en la costa de Nueva Zelanda se partió en dos por el mal tiempo, pero se encuentra aún sobre el arrecife donde quedó atrapado hace tres meses, despertando el temor a que se produzca un nuevo derrame de crudo. 

El barco de bandera liberiana Rena, de 47.230 toneladas, lleva en el arrecife situado a 22 km de Tauranga, en la costa este de la isla Norte de Nueva Zelanda, desde el 5 de octubre.

Las autoridades marítimas indicaron que ambas partes del barco estaban sobre el arrecife Astrolabio, con la popa situada a unos 30 metros de la proa tras el mal tiempo de la noche.

"Aunque las dos secciones siguen sobre el arrecife, ambas están ahora en mar abierto y son vulnerables a más daños", dijo el director de la unidad de salvamento marítimo de Nueva Zelanda, David Billington.

Cientos de contenedores que llevaba el buque fueron al mar cuando el barco se partió.

Las autoridades han movilizado a los equipos de rescate, incluidos expertos en naturaleza y en vertidos.

Los equipos de salvamento han extraído más de 1.000 toneladas del barco, que aún conserva parte de la carga.

Miles de pájaros murieron por el anterior vertido y ha llevado meses limpiar la costa. Se trata del peor desastre medioambiental en Nueva Zelanda en décadas.

Las autoridades dicen que no se sabe a ciencia cierta la cantidad exacta de crudo que se vertió al mar cuando la proa y la popa se separaron, pero aún puede quedar parte en la popa.

El ministro de Medio Ambiente, Nick Smith, dijo que había un riesgo mucho menor de daños graves al medio ambiente.

"El riesgo para el medio ambiente es apenas una parte de lo que fue, como mucho decenas de toneladas en lugar de los centenares de toneladas que potencialmente podrían haberse vertido", dijo Smith.

Se espera que el mal tiempo mejore en tres o cuatro días.

Braemar Howells, compañía que se encarga de recuperar contenedores, estimaba que hasta 300 de los 830 contenedores que llevaba el Rena se perdieron cuando las dos secciones del barco se separaron.

Unos 390 contenedores se habían retirado del buque con anterioridad.

El capitán del Rena y el oficial a cargo de la navegación, ambos filipinos, han sido acusados de operar un barco de forma peligrosa y de verter sustancias tóxicas, que conllevan multas de 300.000 dólares neozelandeses o dos años de cárcel.

Ambos comparecerán en un tribunal el mes próximo.
Fuente: Reuters

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