miércoles, 8 de octubre de 2014

Muy curioso y desconocido

El insólito naufragio del «Titanic del siglo XIX»
El vapor se hundió en medio de una fuerte tormenta tras ser pasto de un pavoroso incendio y sin registrar un solo fallecido entre sus 600 pasajeros

El naufragio del Titanic es probablemente la catástrofe marítima más conocida de todas las que se han producido. Que un gran transatlántico calificado como insumergible naufragara en su travesía inaugural causando la muerte de más de 1.500 personas fueron motivos más que suficientes para que su nombre pasara a la historia.

Sin embargo, existen otros muchos navíos menos recordados que debido a las extrañas circunstancias en las que se produjeron sus hundimientos merecerían ser tan recordados como el Titanic. Uno de ellos es el S.S. Connaught, un vapor transatlántico naufragado en 1860 cerca de las costas de Boston en unas insólitas condiciones.

Según podemos leer en el blog «Gizmodo», este colosal navío de casco de acero y 115 metros de eslora que unía Europa y América, zarpó del puerto de Galwey, en Irlanda, el 25 de septiembre de 1860. A bordo viajaban 592 personas —50 pasajeros en primera clase, 417 en segunda clase y 125 miembros de la tripulación—, además de un cargamento de 4.500 kilos de oro en monedas, pertenecientes a la familia real británica.

La travesía transcurrió de forma completamente normal, hasta que, cuando apenas faltaban 160 kilómetros para arribar al puerto de Boston, se desató una terrible tormenta. La tempestad abrió una vía de agua en el casco y la nave comenzó a hundirse. Una rápida colaboración entre la tripulación y los pasajeros logró cerrarla. Lejos de alejar la tragedia, esta operación provocó un pavoroso incendio bajo la cubierta.

Aunque el casco del S.S. Connaught era de acero, gran parte de su interior estaba revestido de madera, por lo que el interior del buque pronto se convirtió en un infierno y sus ocupantes se vieron obligados a refugiarse en cubierta. El capitán ordenó bajar los botes salvavidas y evacuar el barco, pero la fuerza del temporal los destrozó.

Cuando parecía que la suerte de los pasajeros del transatlántico estaba ya echada, un pequeño carguero que navegaba por la zona divisó el barco en apuros y acudió a su rescate. Con grandes dificultades, los casi 600 pasajeros embarcaron en el pequeño carguero. Aunque no se produjo ningún fallecimiento, no pudieron evitar que el vapor se hundiera con toda su carga. Los testigos del naufragio aseguraron que instantes antes de sumergirse, debido al calor provocado por el incendio, el casco estaba al rojo vivo y las olas se transformaban en vapor al impactar contra él.

Durante más de 150 años, el paradero de los restos de este barco ha sido un auténtico misterio. Muchas expediciones han inspeccionado la zona, tratando de localizar al ya conocido como el «Titanic del siglo XIX», pero todos los intentos habían sido infructuosos.

Al menos, hasta ahora, ya que justo cuando se cumplen 154 años del naufragio, la compañía de rescates marítimos Endurance Exploration Group ha anunciado haber encontrado los restos del S.S. Connaught. Para localizarlos, emplearon un sonar para elaborar un mapa de 1.800 kilómetros de lecho marino, además de varios robots sumergibles con los que confirmaron la autenticidad del pecio y la existencia de toda clase de restos recuperables.

A pesar de que recuperar el cargamento de oro que transportaba el buque era el principal objetivo de todos los que trataron de encontrar este barco, Endurance Exploration asegura que su prioridad es clasificar todos los restos y rescatar los que sea posible. Un proceso que pretenden mostrar en un documental que explicará también la insólita y afortunada aventura de los pasajeros embarcados en el último viaje de este vapor. Quizá así, el nombre del S.S. Connaught logre ocupar un lugar en la historia de la navegación moderna.
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