lunes, 17 de agosto de 2015

El agujero sigue creciendo

El "Titanic" del puerto exterior de A Coruña

Como el mar de fondo que escupe a la superficie lo que parecía para siempre enterrado, el que golpea contra Langosteira descubre diez años después la realidad que los sucesivos gobiernos trataron de ocultar. Que construir el puerto exterior allí donde tanto golpea el océano necesita de un dispendio de dinero público incalculable, de imposible amortización. El coste de la obra ya va camino de los 1.000 millones (600 más de lo previsto) y a pesar de los ingentes fondos públicos enterrados no acaba de vérsele el rendimiento.

Lo que sí se ha corroborado con el cambio de gobierno en la Alcaldía de A Coruña y la entrada en el de Marea, es que la verdadera razón de la puesta en marcha de esta megalómana obra radicaba en la operación urbanística proyectada para el puerto interior: la recalificación de los terrenos del actual muelle para su posterior venta y urbanización. Para ello el entonces alcalde Francisco Vázquez firmó en 2004 un convenio con la Autoridad Portuaria, que estimaba que mediante esa vía se podría obtener 240 millones de euros y financiar hasta un tercio de la obra. Pero estalló la "burbuja" inmobiliaria y el suculento pastel urbanístico tejido en torno al puerto interior se vino abajo.

La situación se complica con la llegada del nuevo gobierno de María Pita que ha puesto blanco sobre negro la operación urbanística diseñada en el suelo portuario interior. El nuevo alcalde, Xulio Ferreiro, expresó alto y claro su desconfianza acerca de que "la enajenación y urbanización" de dichos terrenos garantice las necesidades monetarias del puerto exterior y abogó por buscar otras opciones.
"Números rojos"
El problema es que los recursos para costear el megalómano proyecto se agotan. Empezando por los que genera la propia actividad portuaria de A Coruña; la del interior, aceptable, la del exterior, irrisoria. Técnicamente se encuentra en números rojos, como se desprende del balance aprobado por su último Consejo de Administración, celebrado en junio. En la actualidad la deuda contraída por la Autoridad Portuaria por las obras del puerto exterior suma la friolera de 296 millones. Demasiado abultada para pagarla con sus beneficios. Estos no alcanzan siquiera el millón por ejercicio, por lo que tardaría 300 años en saldarla. Como mínimo, porque faltaría por contabilizar los intereses.
Un escenario económico que pone a la Autoridad Portuaria de A Coruña con el agua al cuello. Por si fuera poco, la facturación de sus muelles anotó el año pasado su segunda caída, situándose en 23,62 millones. Pero es que además de ser incapaz con ese discreto beneficio de 768.000 euros de rebajar el desbocado endeudamiento, cerró 2014 con un debe de 4,2 millones. El Puerto lo atribuyó a las pérdidas derivadas de las amortizaciones y gastos financieros generados por los créditos solicitados para pagar el mastodóntico espigón de Arteixo. Aunque hay otros agujeros por donde el dinero se va a espuertas. Como los pagos anuales -hasta los 24 millones en total - que debe abonar a Repsol por adelantar su traslado a Langosteira.
El presidente portuario, Enrique Losada, teme la grave situación que atraviesan sus arcas. Cuando su compañero de partido, Carlos Negreira (del PP), dirigía el Concello, guardaba más las formas. Pero ahora, con la llegada de Marea a María Pita, sus declaraciones comienzan a expresar cierta desesperación. Tras reunirse con el nuevo alcalde, Xulio Ferreiro, pidió a éste "que explique qué alternativas propone si pretende romper el compromiso del Ayuntamiento con la financiación del Puerto Exterior". A esta contundente reacción, Losada añadía en su comunicado una afirmación que reflejaba hasta qué punto el futuro de Langosteira, al menos su viabilidad económica, depende de esa operación urbanística: "El Puerto no puede renunciar a los ingresos previstos con la venta de determinados terrenos".
Ante la suma de lo invertido desde el inicio de las obras en Langosteira y las licitaciones en marcha, con un monto superior a los 700 millones de euros, la respuesta del nuevo regidor municipal coruñés cobra sentido: "La desafección y urbanización de los terrenos no garantizan el financiamiento del puerto exterior". Más aún cuando todavía faltan por definir obras clave. Como la conexión ferroviaria. Los Presupuestos Generales del Estado consignan dos millones para la elaboración del trazado ferroviario que precisa de otros 133 millones de euros.
Es el signo de Langosteira. Ahora con la diferencia de que las cifras se disparan pero no en paralelo a la financiación. Los grifos acaban cerrándose. Como ha ocurrido con el de Europa, después del "aldraxe" cometido por el anterior Gobierno central con el puerto de Vigo, al que privó de su condición de "nodal" en Galicia para dársela al de A Coruña y así garantizarle financiación europea.
Pero la última petición de fondos comunitarios cursada por Losada para una obra complementaria fue rechazada. La contestación de la UE cayó como un jarro de agua fría sobre la cúpula del puerto coruñés. En otros estamentos, en cambio, suspiraron de alivio. Aquellos que opinan sobre la inconveniencia de llamar de nuevo a la puerta de Bruselas, no vaya a a abrir una investigación, como la que está en marcha en Gijón.
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