lunes, 31 de enero de 2011

Pescados...


La tripulación del "Monte Galiñeiro" no tenía formación suficiente frente a un naufragio
El informe del accidente revela que los marineros poseían los títulos y certificados exigidos pero no preparación para una emergencia

Los 22 tripulantes del pesquero vigués "Monte Galiñeiro" –que naufragó el 22 de febrero de 2009 a 235 millas de Terranova– carecían de la formación necesaria para actuar adecuadamente ante una emergencia como la que sufrió el buque tras inundársele la sala de máquinas y sufrir una importante escora a babor. Según el informe del siniestro publicado por la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim), pese a que los marineros contaban con los títulos y certificados exigidos por ley, "no estaban adecuadamente preparados para hacer frente a la emergencia".

Los 22 tripulantes, rescatados poco después por los guardacostas canadienses, lanzaron al mar las dos balsas salvavidas que el barco tenía por la banda de babor –una para 10 personas y otra para 16– pero finalmente solo utilizaron una –la de 10– por miedo a que la otra fuese arrastrada hacia el fondo con el pesquero, al que estaba sujeta. Por ello, en el momento del rescate dieciséis tripulantes abarrotaban el interior de la balsa, otro permanecía colgado de una de las entradas, dos se sujetaron a la guirnalda de la balsa y otros tres flotaban en el mar alejándose de la balsa. Esta situación, según la Ciaim, podría haber provocado la muerte de alguno de los marineros por hipotermia –la temperatura del agua era de 0 grados– si los efectivos de rescate llegasen un poco más tarde.

Una vez en la balsa, los tripulantes quisieron cortar la boza que sujetaba la balsa al "Monte Galiñeiro" y buscaban una navaja para poder hacerlo. Los 22 marineros desconocían que entre el equipo obligatorio de la balsa hay una navaja para este fin y señalizada. La tripulación tampoco fue capaz de usar parte del equipamiento de la balsa, como los remos, para alejarse de la zona del naufragio y evitar ser arrastrada por el buque hacia el fondo o aplastada en caso de que el pesquero diese la vuelta. Además, los trajes de inmersión –vitales para evitar hipotermias– no habían sido asignados antes del siniestro, por lo que el reparto por tallas fue deficiente y su eficacia también. Un tripulante incluso reconoció que en seis años en pesqueros, "jamás" se había puesto un traje de inmersión.

Otra de las conclusiones de los investigadores fue que, en el momento del siniestro, el buque llevaba una sobrecarga de unas 110 toneladas entre las capturas embarcadas y el combustible de sus tanques, por lo que su calado era muy superior al fijado en el libro de estabilidad, documento que estaba mal cubierto y favorecía que el barco operase en condiciones de sobrecarga.

Sin embargo, los expertos desconocen la influencia que tuvo este aspecto en el naufragio y definen como causa del siniestro "la pérdida de flotabilidad del buque como consecuencia de la inundación masiva del espacio de máquinas y su posterior progresión al resto de zonas del buque". Mientras, el desencadenante del siniestro no se ha podido determinar. Desde la inundación a través de la bocina –abertura por la que sale la hélice del barco–, hasta la colisión de algo contra el casco pasando por una posible inundación a través del colector principal de agua salada. "No se puede considerar ninguna de las hipótesis analizadas como las únicas verosímiles o posibles y no se puede descartar cualquier otra hipótesis como causa del accidente", reza el informe de la Ciaim.

La Comisión también hace referencia a la hipótesis del hundimiento voluntario, insinuada por un parlamentario canadiense y publicada por varios medios de comunicación tras el suceso, y dice que carece de elementos para valorarla.

Los expertos, ante la actuación de los tripulantes del "Monte Galiñeiro", recomiendan también a Marina Mercante que traslade a los centros de formación de seguridad marítima las circunstancias de este siniestro para que los tengan en cuenta al elaborar y desarrollar sus programas formativos.
Fuente: Faro de Vigo

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