lunes, 21 de julio de 2014

Falta de todo

Controlar los vertidos de los barcos que pasan por Canarias es ´casi imposible´
Rafael Gutiérrez Fraile, presidente del grupo de Medio Ambiente del Colegio de Ingenieros Navales, indica que esta práctica no está generalizada ni extendida

El vertido de residuos desde las sentinas de los barcos que se limpian en el mar es una práctica prohibida por la legislación nacional e internacional, que puede conllevar importantes sanciones, aunque es una práctica "casi imposible" de controlar.

Así lo ha explicado el presidente del grupo de Medio Ambiente del Colegio de Ingenieros Navales, Rafael Gutiérrez Fraile, a raíz del vertido que ha afectado esta semana a las costas de Canarias, en concreto, de la isla de Gran Canaria, y cuyo origen podría estar en la limpieza de una sentina de un barco.

El ingeniero ha destacado que los vertidos de residuos de los barcos no son una práctica generalizada ni extendida, porque las navieras "responsables" no lo hacen, aunque eso no significa que no se produzcan.

La limpieza de las sentinas de los barcos es una actuación periódica para limpiar los fondos de las naves, que tienen pequeñas fugas de agua y aceite que se van acumulando en el fondo de la sentina. Gutiérrez Fraile ha señalado que los barcos, en función de su tipología tienen distintas opciones.

En concreto, ha precisado que los más pequeños lo guardan en un depósito y lo extraen en tierra. Mientras, los grandes tienen acumulan estos residuos y, en el mar, pueden limpiar con agua este depósito, de modo que el agua, una vez ha pasado por varios procesos que garantizan su limpieza, sale por una compuerta al mar, al tiempo que el residuo se separa para pasar a un nuevo tratamiento en tierra o en el propio barco.

El experto ha añadido que este tratamiento depende de la nave ya que, según ha añadido, los más grandes tienen su propia incineradora mientras que los medianos separan el residuo del agua, que es expulsada, y el residuo se guarda en el barco y se descarga en tierra para su tratamiento.

"El problema es que esta operación cuesta dinero y, por ello, algunos irresponsables aprovechan las zonas más alejadas en el mar para limpiar las sentinas y descargar estos residuos, normalmente de noche. Para 'pillarte' tienen que querer hacerlo", ha lamentado.

En todo caso, considera que acabar con esta práctica "requiere un esfuerzo enorme", ya que se tendría que tener una patrulla aérea alrededor de la costa las 24 horas para asegurar el control. De hecho, ha puesto de ejemplo a Francia, que extremó la vigilancia aérea de estas actuaciones durante una temporada con los barcos que pasaban cerca de Finisterre (Francia) y que acabaron con varias sanciones, multas graves e incluso penas de cárcel para los culpables.

MULTAS GORDAS

En cuanto a España, ha dicho que se han impuesto multas por sospechas de vertido porque la legislación es "clara" y las multas "gordas", de hasta 200.000 euros. "Desde el punto de vista jurídico la prohibición es clara, pero el control de un barco es casi imposible. Por Canarias pasan decenas de miles de barcos cada año", ha sentenciado.

Respecto al caso de Canarias, en su opinión, va a ser "virtualmente imposible" conocer de qué barco procede el vertido de Canarias, a no ser que haya una fotografía aérea o una imagen de satélite. Igualmente, ha comentado que el vertido podría haberse producido a varios cientos de kilómetros de Canarias aunque haya llegado a su costa.

En este contexto, ha recordado que todos los barcos tienen la obligación de llevar un registro en el que figuren todos los vertidos de agua limpia que realizan en el mar y como en Europa hay más control "aprovechan" para verter una vez que han salido de aguas controladas. Asimismo, estima que se ha producido una mejora en la lucha contra la contaminación marina al recordar que cuando era niño "todas las playas del mundo tenían chapapote y ahora eso no ocurre".

Respecto al vertido que afecta a Gran Canaria ha explicado que es de unas 200 toneladas y ha comparado esta cantidad con las más de 40.000 toneladas que hace una década salieron del buque Prestige, que llevaba 80.000 toneladas, de las que se recuperaron 15.000. Finalmente, ha asegurado que no es una práctica generalizada ni extendida y que las navieras "responsables" no lo hacen. 

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