miércoles, 21 de noviembre de 2012

Su versión

El capitán del «Prestige» culpa a las autoridades de la marea negra
Mangouras sostiene que le obligaron a llevar el barco «a ninguna parte»

El capitán del «Prestige», Apostolos Mangouras, culpó ayer a las autoridades españolas de provocar la contaminación en el Cantábrico y en la costa francesa con el rumbo que fijaron al barco, tras ser estabilizado el 14 de noviembre de 2002, un día después del accidente. Además, les acusa de llevar el buque «a ninguna parte» con su decisión de alejarlo.

Mientras, el jefe de máquinas, Nikolaos Argyropoulos, insistió en que, tanto él como el capitán y el primer oficial, decidieron quedarse en el barco «para ayudar», siguiendo la tesis mantenida por el capitán del «Prestige», quien negó que no colaborasen con los servicios de salvamento en el remolque del barco.

Ayer martes concluyó el interrogatorio de Apostolos Mangouras y marcó el inicio de la declaración del jefe de máquinas, que, siguiendo la estrategia del capitán, sólo responderá a la Fiscalía y a las defensas. A preguntas del letrado de la propietaria del buque, la naviera Mare Shipping, el capitán del «Prestige» insistió en que el alejamiento del barco fue «la peor decisión posible» por el aviso de temporal que había para el día 15. Recalcó que le extrañó que no le diesen un puerto de refugio. «Si el buque se llevaba a una ensenada no iba a perder más carga y se hubiese salvado», añadió.

También indicó que el rumbo lo «definían» las autoridades españolas y que se rechazó su petición de cambiarlo para ir al sur y no al norte. Para el capitán del petrolero, «la contaminación nunca habría afectado al Cantábrico ni la costa francesa» si no se le hubiese dado la orden de alejar el buque.

Mangouras aseguró que el «Prestige» tenía «más tripulación de la exigida», 27 tripulantes frente a los 14 que marcaba la ley. Y descartó que el buque pudiese ser catalogado como de una «chatarra flotante», en contestación a las palabras que en ese sentido lanzó anteayer el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Mangouras reveló que, en las cinco inspecciones realizadas antes del accidente, el barco no fue «detenido» por problemas de seguridad o corrosión. Se revolvió contra las acusaciones de «sabotaje» y denunció haber sido tratado como «un criminal» desde el primer momento por las autoridades españolas.

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