celebración de la que siempre había oido o había visto en películas, en la que
la gente honra a sus muertos visitándolos en los cementerios y pasando el día
con ellos, comiendo incluso allí mismo.
Fue impresionante ver cómo los cementerios estaban a rebosar de familias que se
lo tomaban como si fuera una fiesta más.
Una buena experiencia, con la cual no contaba. Es bueno conocer el auténtico
México y no el que se ve cuando se visita Cancún, un Theme Park preparado para
los turistas.
Por cierto, no pude visitar ninguna de las iglesias de Altamira por falta de
tiempo. Hubiera sido un hermanamiento no la que tenemos en la Parte Vieja de
nuestra ciudad.
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