lunes, 7 de noviembre de 2011

Que suene la orquesta hasta el final...


Un capitán nunca abandona su barco

Olvidado por su armador, Christantonis Konstantinos sobrevive en condiciones infrahumanas en su buque, atracado en el puerto desde diciembre de 2010

A punto de cumplir un año en Málaga, la vida del capitán del mercante griego Arhon es desde hace unos meses un verdadero drama. Abandonado por su armador y solo en su barco, Christantonis Konstantinos sobrevive sin ningún tipo de medios a la espera de poder regresar de una forma digna a su país de origen. Procedente de Cartagena, el 15 de diciembre de 2010 quedó fondeado en la bahía malagueña el Arhon. Con la intención de cargar hueso de aceituna molida, el buque fue inspeccionado por Capitanía Marítima y en ese momento se iniciaron los problemas de este mercante griego. Tras quedar atracado en el muelle número 7 el 21 de diciembre, el barco recibió la notificación que le impedía dejar el puerto debido a una serie de deficiencias técnicas.

Tras iniciarse las reparaciones, varios de los tripulantes del buque se marcharon. Con el inicio de 2011, los problemas del Arhon se incrementaron. Ante la incapacidad del armador para hacer efectivo un pago de 90.000 euros (la garantía impuesta por Capitanía Marítima) comenzaban las penalidades a bordo del Arhon y su reducida tripulación empezaba a sufrir las consecuencias. Con escasos envíos de suministros y sin recibir sus respectivas pagas, los meses pasaron y la situación cada vez se hizo más crítica. Con un leve goteo de dinero y suministros, y después de fracasar una operación de venta del buque, en julio, tras unos primeros contactos del capitán con el Ministerio de la Marina mercante griega pidiendo que se solucionaran sus problemas, el buque se quedó a oscuras. Sin combustible que pueda dar energía a sus generadores, el capitán del Arhon describe su situación diaria: "Desde julio mi barco está sin luz eléctrica y sin posibilidad de tener agua y comida caliente". Con la desesperación de sentirse abandonados, el capitán y un marinero, los dos únicos tripulantes que por esas fechas seguían a bordo del buque, pidieron auxilio a la Embajada griega en Madrid, que en septiembre (dos meses después del contacto de estos marinos) les remitió 75 euros como única ayuda. "Nosotros no podemos mediar en un conflicto laboral privado. Además, nuestras competencias no pasan por ayudar económicamente en un caso como éste", aseguraban a este periódico fuentes la Embajada de Grecia en Madrid.

Ante esta situación, que el mismo capitán Konstantinos describe como "ridícula y muy decepcionante", y con una carta en la que el Ministerio de Marina heleno le considera oficialmente abandonado por su armador y en la que le ofrece ser repatriado y recibir algo menos de un tercio de los 30.000 euros que se le adeudan, el día 1 de octubre, el capitán del Arhon se quedaba solo en su barco.

Ayudado económicamente por algunos amigos de su país, el último envío que recibió fue de 50 euros. Acogido por diferentes miembros de la colonia griega malagueña, el capitán Konstantinos, que pasa las noches en su barco alumbrándose con una linterna y sin la posibilidad de ducharse o comer caliente, resiste con la esperanza de ver solucionados sus problemas lo antes posible para regresar a su hogar, donde le esperan su esposa y sus dos hijos.

Con la sensación, y así lo expresa este marino griego de 49 años, de "estar abandonado por la burocracia y los políticos de mi país", Christantonis Konstantinos, que achaca su dramática situación a los importantes problemas económicos que sufre Grecia en la actualidad, durante sus muchos meses de estancia en Málaga, sólo ha recibido de su armador 2.586 euros, "una ridícula cantidad" comparada con los 3.500 euros que este marino recibía como sueldo mensual cuando su buque estaba activo. Abandonado en el puerto malagueño, este capitán griego espera poder volver a su tierra de una forma digna; algo que pasa por recibir la totalidad de su salario como pago a su trabajo y a las muchas penalidades que ha vivido y está viviendo a bordo de su barco.
Fuente: Diario de Sevilla

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