domingo, 11 de marzo de 2007

Las casualidades

Hace tiempo leí LA CARTA ESFÉRICA, de Reverte, donde el protagonista era un
marino mercante que estaba en casa debido a un accidente. En ella, casi al
principio, se comenta que cada marino sabe que hay una roca esperándole. La
verdad es que cuando lo leí, me pareció un poco flipado, pero las casualidades
realmente existen, y no hay que bajar la guardia nunca.

Si bien no una piedra, varias veces me ha pasado ya, momentos antes a los que os
estoy escribiendo la última, que en la inmensidad de la mar no te encuentras con
nadie. Cruzando el atlántico hay días enteros que no ves ni un solo barco en los
alrededores.

Pues bien, es en esos momento cuando aparece un barco que casualmente va derecho
a colisionar contigo.

Como dije antes, esta noche ha sido el SINGELGRACHT, un containero holandés que
iba camino de Laguaira.

Como me decían en Elcano cuando estaba de alumno: "Rumbo, distancia y mucha
vigilancia".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Supongo que ocurre como cuando vuelas que dices como es posible que veas tantos aviones cerca del tuyo con lo amplio que es el cielo.....
En la mar también ireis mas o menos por las mismas rutas unos barcos y otros no?
Asi que como has dicho a vigilar bien.
Saludos.

P.D: no se si a mi me has mandado mails porque no me han llegado, ni siquiera a la bandeja de correo no deseado.

Ahhh ayer el barsa se escapo con vida incomprensiblemente