Los enviados nipones querían conocer cómo se gestionaba el envejecimiento de los componentes de la planta burgalesa
Han tenido vidas paralelas. La central nuclear de Garoña y la japonesa de Fukushima comparten no solo un mismo diseño. Tienen más cosas en común. Ambas comenzaron a funcionar el mismo mes y año. Acaban decumplir cuatro décadas -la planta burgalesa el pasado jueves- y en los dos casos sus propietarios aspiraban a seguir operando varios años más.
Esta declaración de intenciones motivó la visita de un grupo de técnicos japoneses de la Tokyo Electric Power Company (Tepco) a Garoña los días 21 y 22 de junio de 2010, con la idea de poder conocer más de cerca la actividad en el marco de la operación a largo plazo, así como la gestión del envejecimiento de los componentes de la planta burgalesa.
Durante el encuentro también se abordaron las estrategias de parada así como las prácticas que se manejan para la reducción del error humano en el área de mantenimiento y las relacionadas con la rebaja de la dosis de radiación que reciben los trabajadores.
Práctica habitual
Una puesta en común de experiencias «bastante habitual» con centrales de similares características que se mantiene de modo telemático y presencial. «No solo hemos ido a Fukushima y sus técnicos han venido aquí, el mismo proceso se ha seguido con plantas de Suiza, Suecia o Estados Unidos que son del mismo contexto tecnológico, potencia y edad», apuntó Antonio Cornadó, director de comunicación de Nuclenor, empresa propietaria de Garoña.
Todos comparten «una red de intercambio de información», a la que se suma General Electric, que ofrece un paraguas tecnológico a todas ellas. «El contacto es bastante común», incidió. Aunque habitualmente no se haga de modo presencial. «Las visitas a un sitio o a otro no son frecuentes pero tampoco raras».
En ese encuentro con técnicos de Fukushima estuvo presente el director de mantenimiento de las unidades 4 y 1. Esta última, con el mismo diseño que Garoña. Entonces, Takeyuki Inagaki, en una entrevista recogida por la Revista Info, publicación que mensualmente edita Nuclenor, apuntaba que tras evaluar la operación de la central japonesa habían concluido que era posible continuar hasta los 60 años.
«Y nuestro Gobierno está de acuerdo en operar las plantas hasta que técnicamente sea posible», explicaba en las páginas del número 133, donde también calificaba de «excelente» la percepción que de Garoña se tiene a nivel internacional. «Algunas de sus prácticas son muy valiosas para Fukushima», apuntó entonces, cuando aún estaba previsto que en el mismo lugar se instalaran dos centrales más en octubre de 2013 y octubre de 2014.
En estos momentos, en todo el mundo, siguen operativas más de veinteplantas de similares características, según confirmaron desde Nuclenor.
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