MIERCOLES 28 DE ENERO DE 2009
ANTÓN LUACES
Todo estaba escrito: el Braga se hunde. Y se hundió a 33 millas al norte de Burela.
Una escueta nota de Salvamento Marítimo así lo refleja: "Finisterre. El mercante Braga se ha hundido a unas 33 millas al Norte de Burela. El buque Alonso de Chaves avistó esta madrugada al Braga quilla al sol, y a primeras horas de la mañana las unidades marítimas y aéreas localizaron restos del mercante portugués en la zona del hundimiento". Así de simple. Como si la sociedad gallega no mereciera una explicación del por qué se hundió un mercante con su carga de trigo y no se sabe -al menos no se ha dicho- cuántas toneladas de combustible a bordo. Tampoco merece el pueblo gallego que le confirmen si hay contaminación y cómo puede afectar esta a la zona costera, los caladeros de pesca, etc.
Próximos al mercante luso estaban al menos dos remolcadores, el Ibaizábal 1 y el Alonso de Chaves. Pero no se dieron cuenta de que se hundía, si tenemos en cuenta que, de madrugada, el Alonso de Chaves avistó al Braga quilla al sol. Es la crónica de una muerte anunciada, porque desde el principio se pudo comprobar que no existía la menor intención de salvar el carguero abanderado en Madeira. ¿Por qué emitió un SOS y no iba a haber "presa" y, por tanto, beneficio económico? ¿Dónde están los grandes recursos de que se ha dotado a Galicia para casos semejantes? ¿Y el Don Inda? ¿Y el María Pita? ¿Estaban sus responsables cazando en alguna comunidad autónoma no gallega como otros hicieron en el caso del Prestige? También era fin de semana.
Ante esto sólo cabe preguntarse qué hubiera ocurrido en el caso de tratarse de un monstruo de acero como el Prestige, aparecido en medio de las olas y el viento frente a la costa de Galicia. Probablemente, estaríamos hablando de esa marea negra que ya toca.
No sirve de nada la experiencia acumulada. El coordinador de fachada, que confundió los excrementos del ganado que transportaba un buque con un rastro de vertido de combustible, ha sumado otra medalla. Acabará en Londres, representando a España ante la OMI, como están otros supervivientes del Aegean Sea y el Prestige.
Mientras tanto, silencio, que nadie hable, que están ahí las elecciones autonómicas y hay que pisar con tiento, con mucho tiento. Porque... ¿de verdad no se pudo hacer nada por salvar el Braga? ¿Por qué no se utilizaron medios más acordes con la situación? ¿Para qué se quieren, además de para tomar parte en llamativos ejercicios que tienen más de publicidad que de efectividad?
¿Es esto lo que podemos esperar los ciudadanos de unas multimillonarias inversiones en buques, aviones y helicópteros?
En febrero nos van a explicar a los gallegos qué es el Servicio de Salvamento Marítimo y Lucha contra la Contaminación en 14 paneles. A lo mejor les da tiempo de incluir alguna imagen del Braga que ningún medio de comunicación ha publicado, no se por qué. Y tal vez, el vecino país, Portugal, tenga la valentía de pedir explicaciones. Esas explicaciones que no se nos han dado a los gallegos, los vecinos del Norte.
Ahora no podrán culpar a López Sors, el que era director general de la Marina Mercante durante la pasada odisea del Prestige.
¡Qué vergüenza!
Próximos al mercante luso estaban al menos dos remolcadores, el Ibaizábal 1 y el Alonso de Chaves. Pero no se dieron cuenta de que se hundía, si tenemos en cuenta que, de madrugada, el Alonso de Chaves avistó al Braga quilla al sol. Es la crónica de una muerte anunciada, porque desde el principio se pudo comprobar que no existía la menor intención de salvar el carguero abanderado en Madeira. ¿Por qué emitió un SOS y no iba a haber "presa" y, por tanto, beneficio económico? ¿Dónde están los grandes recursos de que se ha dotado a Galicia para casos semejantes? ¿Y el Don Inda? ¿Y el María Pita? ¿Estaban sus responsables cazando en alguna comunidad autónoma no gallega como otros hicieron en el caso del Prestige? También era fin de semana.
Ante esto sólo cabe preguntarse qué hubiera ocurrido en el caso de tratarse de un monstruo de acero como el Prestige, aparecido en medio de las olas y el viento frente a la costa de Galicia. Probablemente, estaríamos hablando de esa marea negra que ya toca.
No sirve de nada la experiencia acumulada. El coordinador de fachada, que confundió los excrementos del ganado que transportaba un buque con un rastro de vertido de combustible, ha sumado otra medalla. Acabará en Londres, representando a España ante la OMI, como están otros supervivientes del Aegean Sea y el Prestige.
Mientras tanto, silencio, que nadie hable, que están ahí las elecciones autonómicas y hay que pisar con tiento, con mucho tiento. Porque... ¿de verdad no se pudo hacer nada por salvar el Braga? ¿Por qué no se utilizaron medios más acordes con la situación? ¿Para qué se quieren, además de para tomar parte en llamativos ejercicios que tienen más de publicidad que de efectividad?
¿Es esto lo que podemos esperar los ciudadanos de unas multimillonarias inversiones en buques, aviones y helicópteros?
En febrero nos van a explicar a los gallegos qué es el Servicio de Salvamento Marítimo y Lucha contra la Contaminación en 14 paneles. A lo mejor les da tiempo de incluir alguna imagen del Braga que ningún medio de comunicación ha publicado, no se por qué. Y tal vez, el vecino país, Portugal, tenga la valentía de pedir explicaciones. Esas explicaciones que no se nos han dado a los gallegos, los vecinos del Norte.
Ahora no podrán culpar a López Sors, el que era director general de la Marina Mercante durante la pasada odisea del Prestige.
¡Qué vergüenza!
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