Este experto biólogo ha realizado un estudio, junto con otros investigadores, sobre el chacolí en el norte de Burgos a lo largo de los siglos y sobre las producciones de este vino. Ayer, invitado por la Fundación Cantera, ofreció la conferencia De La Bureba al Valle de Mena, pasando por Miranda, una tierra de chacolí.
Huyendo de la controversia generada, Rafael Ocete expone la realidad del cultivo de la uva y la producción y comercialización del chacolí en Miranda, las Merindades, la Bureba... en todo el norte de Burgos. Un cultivo importante durante siglos, y un vino consumido masivamente en pueblos y ciudades. También cree que ahora es posible recuperar este producto tradicional adaptado a la metodología moderna.
Habla de una 'tierra de chacolí' al referirse a la Bureba, Miranda, el Valle de Mena...
Es la zona geográfica en la que se producía chacolí en el norte de Burgos, a la que se sumaría parte de Cantabria y parte del País Vasco; donde se ha producido siempre el chacolí tradicional.
¿Tradicional, a qué se refiere con esto?
Pues por ejemplo en la fundación del Monasterio del Taranco, en el Valle de Mena, estamos hablando del año 800. Entonces no se llamaba chacolí, los primeros documentos con este nombre aparecen en el siglo XVI, como chacolín, y después se generaliza en todo el territorio, y en los aforos municipales de los vinos en la zona de la Bureba, de Miranda, del Valle de Tobalina... existen dos tipos de aforos de vino, uno es el chacolí, que es el vino de la tierra, el que hacen los vecinos; y luego el de fuera que viene de La Rioja u otras zonas de Castilla.
Así que la palabra es de uso generalizado desde hace siglos y no en exclusiva en la zona que hoy es Euskadi.
Sobre el origen hay controversia, y hay teorías de todo tipo. Que viene del euskera, otros que de La Rochelle y de Burdeos en donde se habla de chacolines, otros la quieren emparentar con los vinos que hacía los judíos...
Pero ¿aquí se producía, comercializaba y bebía con el nombre de chacolí o era otro tipo de vino?
Claro, el chacolí no solo era el vino, sino el lugar donde se producía y donde se consumía, digamos que era el bar, y prueba de ello son los chacolís que había en el Casco Viejo de Miranda donde era típico ir a tomar un porrón de chacolí.
¿Cómo es el proceso de pérdida de este cultivo en la zona, y por lo tanto, de la producción masiva y la comercialización en los bares?
Son etapas, cuando llega la filoxera a principios del siglo XX se detrae bastante el cultivo. Así que hay que replantar con un cortainjerto americano, lo que provoca que desaparecen variedades antiguas. Luego en los 60, mucha gente emigra del campo hacia los polos de desarrollo, y además llegan vinos de otras regiones debido a la mejora de los transportes. Hay que decir, que ese vino chacolí de entonces era un chacolí casero, aquí y en el País Vasco y Cantabria, y no era un vino de calidad. Además se primaba la producción a la calidad, con podas muy largas, y por ello tenían una graduación menor. Pero había una producción enorme y estaba presente en la vida cotidiana.
¿Tienen la misma legitimidad los burgaleses o los cántabros que los vascos para producir chacolí?
Sí, es evidente. Primero, mi máximo respeto para las denominaciones de origen vascas que existen, pero en el chacolí que se hace o haga en Burgos se tiene que poder poner la palabra chacolí, que es la denominación que se ha usado durante siglos. La legitimidad no puede ponerse en duda, el problema está en que los gobiernos, en el momento de negociar, han necesitado apoyos, y ahí ha surgido por ejemplo la iniciativa del blindaje del término.
¿Es viable una DO de chacolí para el norte de Burgos?
Sí, primero hay que tener la voluntad política de quererla hacer. Luego, técnicamente, ésta es una tierra válida para estos cultivos, y ahora con las nuevas técnicas se pueden hacer vinos de gran calidad.
Aunque hay que ser realista. Hoy por hoy la superficie de vid en la zona es reducida y habría primero que recuperar cultivos y crear bodegas.
Hay que reestructurar el viñedo, eliminar híbridos productores directos, aunque guardándolos para la historia vitivinícola de Burgos, y luego poner plantaciones en condiciones, con certificados sanitarios, bajo los criterios de producción integrada y tener instalaciones de bodega de calidad
¿Ve a los agricultores del norte de Burgos interesados en poder recuperar la vid?
Creo que sí, los agricultores a nivel personal están dispuestos, pero tienen que tener la seguridad de que la inversión que van a hacer no va a ser para que luego les arranquen la viña. Hace falta el papel de plantación y los políticos deben buscar la vía para la DO que proteja a los caldos de esta zona.
¿Pueden convivir las actuales tres DO con una futura cuarta de Burgos que pueda surgir? ¿Hay mercado suficiente para todas?
Lo importante es que se pueda comercializar el chacolí de Burgos, y luego está el mercado para que la gente compre libremente el chacolí que quiera. Y yo daría al chacolí de Burgos su carácter haciéndolo con las variedades tradicionales de la zona.
Fuente: Diario de Burgos
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