lunes, 9 de febrero de 2009

El queso...

En el blog www.directoalpaladar.com (totalmente recomendado) ha aparecido un artículo bastante interesante, sobre un grupillo de gente que no sabía que existía en tanta cantidad:

Por qué a algunas personas no les gusta el queso


Siempre que vamos al mercado y toca comprar un poco de queso tenemos la misma disputa en casa. A mi mujer le gusta el queso tierno, y sí es de vaca mejor, un queso muy insípido con apenas sabor. Y a mí me encanta el queso curado, con un gran sabor, ya sea de vaca, cabra u oveja. Por no decir los quesos azules, mis preferidos. Yo siempre le digo, medio en broma medio en serio, que le gusta ese tipo de queso porque realmente no le gusta el queso y ella la verdad que no me lo niega. Pero, ¿cuál es la razón de que algunas personas no les gusta el queso?

Esta duda de la intolerancia de algunas personas por el queso se debe al aroma que desprende por lo general. En otros caso simplemente es intolerancia a los productos lácteos. Pero prefiero centrarme en lo primero. Hay varios estudios, bastante antiguos (s.XVII) que apuntaban ya en esta dirección. Incluso en la famosa Encyclopédie el autor del Fromage expresaba sobre el queso una reflexión parecida.

Hoy en día, la causa está muy clara. Con la fermentación de la leche lo que se produce es la descomposición de la materia prima, es decir un queso está elaborado a través de un proceso putrefacción, eso sí, limitada y controlada. Lo que ocurre que el mismo proceso controlado y limitado del queso se produce en algunos de los procesos digestivos del ser humano, e incluso en algunas zonas húmedas, calientes y recubiertas de la piel humana.

Entonces nos encontramos ante una especie de autodefensa ante el riesgo de intoxicarnos por el queso. Por lo que si nos gusta el queso fuerte, oloroso, muy aromático es porque hemos derribado la defensa que se produce en nuestro cerebro.

La verdad que no es muy extraño que algo que sabe a zapato no nos guste, por lo que hay que ser totalmente comprensible con aquellas personas que aborrecen el queso ya que se trata de una actitud muy normal biológicamente hablando. Aunque cuidado con los que nos gusta el aroma de la “descomposición” porque nuestro gusto se convierte en pasión e incluso en obsesión haciendo unas comidas con unos sabores que nos pueden llegar a calificar de “raros”.

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