Un barco para remolcar el museo
- El Patronato deberá tomar una decisión antes de finales de junio para evitar que la nave vaya al desguace - El Grupo Ibaizabal ofrece un granelero de Euskalduna para reforzar el atractivo del centro
Fue la construcción número 300 de los astilleros Euskalduna. No es un velero de los que acaparan todas las miradas cuando surcan la ría, sino un 'bulk carrier' de 27.000 toneladas. Un barco recio, trabajador. Tanto que, después de navegar por todo el mundo durante 32 años, el 'Mónica Sofía' se resiste a ir al desguace y ha puesto rumbo al astillero. Su armador, el Grupo Ibaizabal, lo ha ofrecido al Museo Marítimo de Bilbao para darle el impulso que necesita después de seis años de travesía que no acaban de llegar a buen puerto. Es una oportunidad para ilusionar a los visitantes y abrir nuevas posibilidades de ocio, aunque se presenta en un momento difícil para afrontar inversiones. Un regalo que quizá se deje pasar de largo.
El barco permanece amarrado en el canal de Deusto a la espera de que el Patronato del museo, en el que participan todas las instituciones desde el Ayuntamiento hasta el Gobierno central además de la Autoridad Portuaria y la Cámara de Comercio, tome una decisión. «Lo estamos considerando», afirmó ayer el presidente, Ignacio María Echeverría. Los responsables del centro cultural prefieren no hacer más declaraciones mientras analizan la viabilidad del proyecto. El estudio deberá arrojar una conclusión antes de finales de junio, el plazo fijado por el armador, que también es de los fundadores. Si para entonces no hay un compromiso claro de incorporar el 'Mónica Sofía' al museo, el granelero hará su último viaje con destino al desguace.
Fue botado en febrero de 1978 y quienes lo han recorrido por dentro dicen que todavía puede presumir de buena salud. Su imponente silueta -de 182 metros de eslora- oculta siete bodegas con una capacidad total de 31.431 metros cúbicos. Forma parte de la 'serie 27' de Euskalduna, una de las más exitosas, de la que salieron 23 barcos. Por su historia es un buque enraizado en la tradición marítima de Bilbao y por sus dimensiones ofrece muchas posibilidades para ampliar las instalaciones del museo e incorporar actividades culturales y de ocio que dinamicen todo el entorno, una de las asignaturas pendientes.
Sin embargo, aprovechar esta oportunidad no resultará sencillo ni barato. En primer lugar, para que el carguero atraque junto al museo será necesario ensanchar el dique mayor, que se queda pequeño para sus 22,4 metros de manga. La Autoridad Portuaria se ha mostrado dispuesta a acometer esta obra, que costaría unos dos millones de euros. También hará falta una importante inversión para dar nueva vida a las instalaciones, probablemente con la implicación de firmas privadas. ¿Cómo se puede enganchar al futuro el 'Mónica Sofía'? Una buena pregunta para el concurso de ideas que se convocó para relanzar la actividad del museo y que después de un año todavía sigue abierto, sin un proyecto ganador.
El barco permanece amarrado en el canal de Deusto a la espera de que el Patronato del museo, en el que participan todas las instituciones desde el Ayuntamiento hasta el Gobierno central además de la Autoridad Portuaria y la Cámara de Comercio, tome una decisión. «Lo estamos considerando», afirmó ayer el presidente, Ignacio María Echeverría. Los responsables del centro cultural prefieren no hacer más declaraciones mientras analizan la viabilidad del proyecto. El estudio deberá arrojar una conclusión antes de finales de junio, el plazo fijado por el armador, que también es de los fundadores. Si para entonces no hay un compromiso claro de incorporar el 'Mónica Sofía' al museo, el granelero hará su último viaje con destino al desguace.
Fue botado en febrero de 1978 y quienes lo han recorrido por dentro dicen que todavía puede presumir de buena salud. Su imponente silueta -de 182 metros de eslora- oculta siete bodegas con una capacidad total de 31.431 metros cúbicos. Forma parte de la 'serie 27' de Euskalduna, una de las más exitosas, de la que salieron 23 barcos. Por su historia es un buque enraizado en la tradición marítima de Bilbao y por sus dimensiones ofrece muchas posibilidades para ampliar las instalaciones del museo e incorporar actividades culturales y de ocio que dinamicen todo el entorno, una de las asignaturas pendientes.
Sin embargo, aprovechar esta oportunidad no resultará sencillo ni barato. En primer lugar, para que el carguero atraque junto al museo será necesario ensanchar el dique mayor, que se queda pequeño para sus 22,4 metros de manga. La Autoridad Portuaria se ha mostrado dispuesta a acometer esta obra, que costaría unos dos millones de euros. También hará falta una importante inversión para dar nueva vida a las instalaciones, probablemente con la implicación de firmas privadas. ¿Cómo se puede enganchar al futuro el 'Mónica Sofía'? Una buena pregunta para el concurso de ideas que se convocó para relanzar la actividad del museo y que después de un año todavía sigue abierto, sin un proyecto ganador.
EL 'MÓNICA SOFÍA'
Botadura. En febrero de 1978. Forma parte de la 'serie 27' de astilleros Euskalduna, de la que salieron 23 barcos. Dimensiones. 182 metros de eslora y 22,4 de manga. 27.000 toneladas. Velocidad. 14/15 nudos. Siete bodegas. De diferente capacidad, suman 31.431 metros cúbicos.
Fuente: el correo
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