«Los barcos están hechos para estar en el agua, pero...»
Un carguero llevará hasta Abu Dabi a los cinco veleros de la Volvo Ocean Race para esquivar la amenaza pirata
Cuando Abu Dabi confirmó que tendría un barco en la
actual Volvo Ocean Race y que acogería el final de una etapa y el inicio
de la siguiente, la organización de la vuelta al mundo tripulada y con
escalas tenía dos noticias: una buena y una mala. Evidentemente, la
entrada de los petrodólares iba a resultar positiva para la regata, pero
navegar cerca del Emirato supondría un peligro real con la piratería
que hay en la zona, especialmente en Somalia.
La presencia de estos seis veleros que no sólo son caros,
sino que tienen sus potentes patrocinadores detrás y una opción de gran
repercusión mundial podía ser muy atractiva para los piratas, que en el
año 2010 secuestraron a 1.181 embarcaciones. Por un lado estaba el
riesgo de navegar por la zona y por otro, los petrodólares. Ya sabemos
de qué lado cayó la balanza.
Etapa neutralizada
La Volvo Ocean Race decidió seguir adelante con el
recorrido inicial, pero la etapa entre Ciudad del Cabo y Abu Dabi se
neutralizó en un puerto intermedio del Indico, repartiendo el 80% de los
puntos, y se reanudará a unas 140 millas de Abu Dabi. En la tercera
etapa, la que va a Sanya, ocurrirá algo similar, con un pequeño sprint
de salida, traslado al puerto seguro y reanudación de la regata hasta
China.
Knut Frostad, director general de la Volvo Ocean Race,
señaló que «la seguridad siempre ha sido la prioridad absoluta en el
proceso de toma de decisiones. La piratería es una amenaza para toda la
regata y las medidas que tomamos están diseñadas para mantener a
tripulantes, equipos de tierra y barcos tan seguros como sea posible».
El plan trazado se puso en práctica anteayer, cuando los
cinco barcos que habían llegado al puerto seguro fueron izados a un
mercante que tardará entre seis y siete días en llegar a las
inmediaciones de Abu Dabi. El sexto barco es el 'Sanya', que repara su
mástil en Madagascar y se unirá a la flota en la segunda parte de esa
tercera etapa que le llevará a casa.
Operación arriesgada
Subir un velero de quince toneladas a un carguero no es
una operación especialmente complicada, pero hacerlo cinco veces, en un
lugar sin toda la infraestructura necesaria y, sobre todo, con el mástil
de 32 metros colocado... ya se convierte en una operación más
arriesgada.
Iker Martínez era muy gráfico al mostrar su preocupación:
«Los barcos están hechos para estar en el agua, no para estar en el
aire. Las operaciones de cargar y descargar un barco son complicadas,
especialmente con estos tan frágiles». En cualquier caso, el
hondarribitarra quiso resaltar que «los chicos del equipo de tierra son
realmente muy buenos y confiamos plenamente en ellos».
Por orden de llegada
También había que confiar en el gruista que uno a uno fue
alzando los barcos y posándolos en sus respectivas cunas. Se ganó el
sueldo.
El proceso de carga se llevó a cabo por estricto orden de
llegada al puerto de seguridad y a las nueve y media de la mañana, el
'Telefónica' fue el primero. Dos personas iban a bordo, dos en una
plataforma sobre el agua y el resto de la tripulación, además del
director técnico del equipo, Horacio Carabelli, a bordo del mercante,
sin perder detalle de la maniobra.
Toda la operación y las tres siguientes se desarrollaron
sin incidencias. El único problema fue que se hizo de noche y que el
capitán del mercante no quería subir al quinto barco, precisamente el
'Abu Dabi', a oscuras. Pero fue convencido y los cinco veleros ocuparon
sus lugares sobre un mercante que lleva la borda protegida con alambres
de espino y navegará con militares armados a bordo.
Según Jack Lloyd, director de regata «todas las partes
involucradas realizaron un trabajo impecable. Estuvieron magníficos, muy
profesionales». Y reconoció que «el mínimo error podría haber provocado
enormes daños a cualquiera de los barcos».
Dentro de una semana habrá que posar los barcos en el
agua y en la tercera etapa se repetirá la operación. Y todo por evitar a
los piratas. Y por no decir que no a los petrodólares...
Fuente: Diario Vasco
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