Gazprom, ante el mayor desafío de su historia
Confrontado con los europeos, desafiado en Rusia y ahora en
la línea de mira de Estados Unidos, el gigante del gas ruso Gazprom
acumula las dificultades y se enfrenta a un incierto futuro.
¿Turbulencias o declive irreversible? Según el gobierno, la producción del heredero del ministerio de Gas soviético se elevará este año a 414.000 millones de metros cúbicos. Es decir, el nivel más bajo del periodo post-soviético para el grupo público que explota las mayores reservas de gas en el mundo.
Gazprom estaba valorada antes de la crisis de 2008 en más de 300.000 millones de dólares en Bolsa, pero actualmente apenas suma 50.000 millones, lejos de las multinacionales energéticas.
"Gazprom se halla ante el mayor desafío de su historia", resume el economista Chris Weafer, de la consultoría Macro Advisory. "La cuestión es saber si se convierte en un simple apéndice del ministerio de Relaciones Exteriores o si evoluciona hacia una compañía energética a escala mundial", asegura a la AFP.
Las malas noticias se multiplican: a principios de julio se interrumpieron las entregas a Ucrania, un gran comprador, mientras la Comisión Europea lo acusa de abuso de posición dominante y en Rusia pierde partes de mercado frente a sus competidores.
Un nuevo revés vino de Washington la semana pasada, a través de una discreta publicación en el diario oficial de la Administración estadounidense, que sanciona el yacimiento Iujno-Kirinskoié, en el Extremo Oriente de Rusia, como parte de las medidas contra Rusia por el conflicto ucraniano.
Este proyecto debe servir de base al aumento de la producción de gas natural licuado (GNL) e incluso, según la prensa, formar parte de un intercambio de activos con la angloholandesa Shell. Sin embargo, su explotación podría verse comprometida sin tecnología extranjera.
"Es una mala noticia para Rusia puesto que el desarrollo de GNL constituye un objetivo estratégico" con vistas al mercado Asia-Pacífico, observa Valéri Nesterov, analista del banco Sberbank Investment CIB.
Gazprom, acusado a menudo anteponer los intereses geopolíticos de Moscú a la lógica comercial, busca desde hace tiempo concentrarse en Asia frente al deterioro de sus relaciones con la Unión Europea.
El conflicto ucraniano no ha hecho más que reforzar la voluntad de ambas partes de reducir su dependencia mutua, si bien por ahora se siguen necesitando.
El grupo ruso no deja de repetirlo: la demanda de gas aumenta en Europa y los recursos rusos siguen siendo los más accesibles y competitivos frente a proyectos rivales.
Para Gazprom, las exportaciones a Europa, previstas al alza este año, continúan generando beneficios, en aumento en el primer trimestre pese a la caída de los precios de los hidrocarburos.
En otro polémico capítulo, Bruselas bloqueó el proyecto de gasoducto ruso South Stream hacia el sur de Europa. En reacción, el presidente Vladimir Putin anunció otro proyecto, esta vez hacia Turquía. Los países europeos, que se alimentan vía Ucrania, deberán, a partir de 2019, ir a buscar allí el gas ruso.
Aunque Gazprom quiere ir rápido, el inicio de las obras de "Turkstream", previsto el pasado junio, se hace esperar a raíz de la falta de un acuerdo definitivo con Ankara. Para Mijail Kortchemkin, del gabinete East European Gas Analysis, las posibilidades de que se lleve a cabo ese proyecto son "cercanas a cero".
Para sus detractores, Gazprom reaccionó demasiado tarde a los cambios de los últimos años en el mercado del gas, concentrándose en sus contratos a largo plazo dependientes del precio del crudo.
Algunos expertos creen que Rusia debería dividir el mastodonte actual en partes más eficaces, reactivas y transparentes.
Sus competidores acogerían de buen grado una mayor liberalización del sector del gas, como el grupo petrolero Rosneft, dirigida por el influyente Igor Setchin.
Según la prensa rusa, Setchin pidió al gobierno una mayor apertura de las exportaciones de gas a la competencia y propuso escindir el grupo en dos, separando producción y transporte.
En este sentido, Kortchemkin prevé un desmantelamiento de Gazprom "dentro de unos años".
Fuente
¿Turbulencias o declive irreversible? Según el gobierno, la producción del heredero del ministerio de Gas soviético se elevará este año a 414.000 millones de metros cúbicos. Es decir, el nivel más bajo del periodo post-soviético para el grupo público que explota las mayores reservas de gas en el mundo.
Gazprom estaba valorada antes de la crisis de 2008 en más de 300.000 millones de dólares en Bolsa, pero actualmente apenas suma 50.000 millones, lejos de las multinacionales energéticas.
"Gazprom se halla ante el mayor desafío de su historia", resume el economista Chris Weafer, de la consultoría Macro Advisory. "La cuestión es saber si se convierte en un simple apéndice del ministerio de Relaciones Exteriores o si evoluciona hacia una compañía energética a escala mundial", asegura a la AFP.
Las malas noticias se multiplican: a principios de julio se interrumpieron las entregas a Ucrania, un gran comprador, mientras la Comisión Europea lo acusa de abuso de posición dominante y en Rusia pierde partes de mercado frente a sus competidores.
Un nuevo revés vino de Washington la semana pasada, a través de una discreta publicación en el diario oficial de la Administración estadounidense, que sanciona el yacimiento Iujno-Kirinskoié, en el Extremo Oriente de Rusia, como parte de las medidas contra Rusia por el conflicto ucraniano.
Este proyecto debe servir de base al aumento de la producción de gas natural licuado (GNL) e incluso, según la prensa, formar parte de un intercambio de activos con la angloholandesa Shell. Sin embargo, su explotación podría verse comprometida sin tecnología extranjera.
"Es una mala noticia para Rusia puesto que el desarrollo de GNL constituye un objetivo estratégico" con vistas al mercado Asia-Pacífico, observa Valéri Nesterov, analista del banco Sberbank Investment CIB.
Gazprom, acusado a menudo anteponer los intereses geopolíticos de Moscú a la lógica comercial, busca desde hace tiempo concentrarse en Asia frente al deterioro de sus relaciones con la Unión Europea.
El conflicto ucraniano no ha hecho más que reforzar la voluntad de ambas partes de reducir su dependencia mutua, si bien por ahora se siguen necesitando.
El grupo ruso no deja de repetirlo: la demanda de gas aumenta en Europa y los recursos rusos siguen siendo los más accesibles y competitivos frente a proyectos rivales.
Para Gazprom, las exportaciones a Europa, previstas al alza este año, continúan generando beneficios, en aumento en el primer trimestre pese a la caída de los precios de los hidrocarburos.
En otro polémico capítulo, Bruselas bloqueó el proyecto de gasoducto ruso South Stream hacia el sur de Europa. En reacción, el presidente Vladimir Putin anunció otro proyecto, esta vez hacia Turquía. Los países europeos, que se alimentan vía Ucrania, deberán, a partir de 2019, ir a buscar allí el gas ruso.
Aunque Gazprom quiere ir rápido, el inicio de las obras de "Turkstream", previsto el pasado junio, se hace esperar a raíz de la falta de un acuerdo definitivo con Ankara. Para Mijail Kortchemkin, del gabinete East European Gas Analysis, las posibilidades de que se lleve a cabo ese proyecto son "cercanas a cero".
Para sus detractores, Gazprom reaccionó demasiado tarde a los cambios de los últimos años en el mercado del gas, concentrándose en sus contratos a largo plazo dependientes del precio del crudo.
Algunos expertos creen que Rusia debería dividir el mastodonte actual en partes más eficaces, reactivas y transparentes.
Sus competidores acogerían de buen grado una mayor liberalización del sector del gas, como el grupo petrolero Rosneft, dirigida por el influyente Igor Setchin.
Según la prensa rusa, Setchin pidió al gobierno una mayor apertura de las exportaciones de gas a la competencia y propuso escindir el grupo en dos, separando producción y transporte.
En este sentido, Kortchemkin prevé un desmantelamiento de Gazprom "dentro de unos años".
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