Reino Unido recupera la campana de su buque más preciado en el fondo del océano
Era el orgullo de la Armada Británica en la Segunda Guerra Mundial. Con sus 262,3 metros de eslora, el HMS Hood era el buque de guerra más grande del mundo hasta que, en la primavera de 1941, se encontró con su mayor enemigo: el navío alemán Bismarck. Su hundimiento el 24 de mayo de aquel año supuso la muerte de 1.495 de los 1.498 hombres que iban a bordo, a los que ahora una campana rendirá tributo. Porque gracias a la inversión del estadounidense Paul Allen, cofundador de Microsoft, y a la empresa Blue Water Recoveries se ha logrado recuperar esa pieza del fondo del Atlántico. Se trata del segundo intento, tras un primer fracaso en 2012, y para lograrlo ha sido necesaria la inmersión de un batiscafo operado por control remoto hasta 2.800 metros. A esa profundidad, en un punto situado entre Islandia y Groenlandia, es donde se encontró el pecio del barco hace 14 años.
Una vez recuperada la campana, el siguiente paso será acondicionarla para su exhibición en el Museo Nacional de la Armada Real en Portsmouth (sur de Inglaterra). Se prevé que llegue allí en breve, aprovechando que este año los países beligerantes conmemoran el 70 aniversario del fin de la Guerra Mundial. Reino Unido recordará así uno de sus barcos más queridos, botado en 1918 y bautizado en honor a una emblemática saga de marinos, y el duro golpe que recibió en la Batalla del Estrecho de Dinamarca. No corrió mejor suerte el Bismark: tres días después, la destrucción del HMS Hood fue vengada.
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