Tres años sin botaturas en Navantia
El pasado 4 de julio se cumplieron tres años desde que se celebró la última botadura en los astilleros públicos de Navantia en la ría de Ferrol. Corría el verano de 2012 cuando se echó al mar el segundo LHD para Australia, el “Adelaide”, en una ceremonia de sabor agridulce en la que por primera vez en más de dos décadas a la salida de un barco de la grada no seguía de inmediato la colocación de una quilla.
El sector naval ferrolano sigue sin ver el final de su particular travesía por el desierto. El flotel de Pemex es el único barco que está en construcción después de doce años, de 2000 a 2012, en los que se produjeron trece botaduras. El astillero de Ferrol echó al mar las cinco F-100, las cinco fragatas noruegas F-310, el LHD “Juan Carlos I” y los dos LHD para Australia, el “Canberra” y el “Adelaide”, y entró a continuación en una inédita situación de gradas vacías y falta de contratos que asegurase una pronta ocupación.
El ritmo de trabajo que los astilleros desplegaron en años anteriores contrasta con las dificultades que ha conllevado la construcción del flotel de Pemex, al menos en su inicio, pese a ser entonces la única obra en marcha. Navantia decidió trasladar ocho bloques al astillero de Puerto Real apenas cuatro meses después del primer corte de chapa para paliar el retraso que ya se había generado, si bien a estas alturas la compañía trabaja parapoder adelantar la botadura a finales del mes de agosto. Actualmente está también en construcción, aunque solo con tres bloques en marcha, el Buque de Acción Marítima para la Armada y los 29 jackets contratados por Iberdrola para el parque eólico marino de Wikinger.
petroleros
Todo apunta a que en este mes de julio deberían despejarse las dudas acerca de la realización de los petroleros tipo Suezmax para la naviera vasca Ondimar, que se anunciaron en plena campaña para las municipales. De momento hay un acuerdo firmado para la realización de dos buques y otras dos posibles series de dos –pese a que inicialmente se había anunciado un encargo inicial de cuatro al que se sumarían dos–, pero este ha de ser aprobado por parte de los consejos de administración de ambas empresas. Navantia todavía no ha convocado dicha reunión y será necesaria también la aprobación de la SEPI, que según ha trascendido no ve con buenos ojos este contrato.
Además, Ondimar tiene pendiente llegar a un acuerdo definitivo sobre los fletes, es decir, el alquiler posterior de los buques, algo que condiciona el encargo en unidades y plazos. Y también está por resolver la aplicación del “tax lease” al programa, algo que puede llegar a representar un ahorro del 30% en el coste y, por tanto, determina la competitividad de la oferta.
Navantia aportaría fundamentalmente mano de obra a un programa que, como se sabe, estaría liderado por los astilleros coreanos de Daewoo. Ellos aportarían el diseño y los materiales para unos petroleros cuya construcción se repartiría entre Ferrol y Cádiz. En Puerto Real, no obstante, han dado repetidamente por seguro que la mayor parte de la construcción de estos buques se realizará allí y que a la ría de Ferrol le corresponderá un papel “complementario”. De ahí que en el sur cunda la preocupación sobre el futuro de este encargo, que se suma al del quinto gasero para Gas Natural, pendiente de firma desde hace casi un año.
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