Lo que Shell ha dicho sobre el futuro energético
La empresa anunció la supercompra de una
competidora; comprendió que el mundo requiere menos combustible con
carbono y más gas natural.
El año pasado, Ben van Beurden, nuevo CEO de la gigante petrolera
holandesa-británica Royal Dutch Shell, opinó sobre lo que sería
necesario para hacer frente al problema mundial de las emisiones de
carbono. “Creo que el verdadero reto no es tanto cómo aceleramos las
energías renovables, sino más bien cómo podemos descarbonizar el sistema
que tenemos”, dijo. “¿Cómo sacamos el carbono y lo sustituimos por el
gas?”.
Shell dio el miércoles 8 de abril un paso importante en esa dirección al anunciar la adquisición de la británica BG Group, descendiente corporativa de British Gas y líder en ventas globales de gas natural licuado o GNL, un mercado que se espera que crezca considerablemente en los próximos 10 años.
El acuerdo, valorado en 70,000 millones de dólares, representa la mayor compra de una compañía de exploración y producción en la historia, expuso la firma de asesoría en inversión Raymond James, en una nota a inversionistas. “Esta adquisición sienta un precedente histórico, ya que superará el récord de la transacción de Exxon cuando en el 2009 compró XTO Energy por 41,000 millones de dólares”, explicó.
Shell ya es, por mucho, líder mundial en el mercado del gas natural. Con la compra de BG se convierte en el quinto jugador energético del planeta. “Ya son el número uno, y esto les hará dos veces más grandes que su competidor más cercano, ExxonMobil,” dice Brian Youngberg, analista de energía de Edward Jones.
Es una buena posición para estar a modo ante las preocupaciones por el clima y la contaminación que están impulsando un cambio del carbón al gas natural en naciones tan diversas como EU y China.
La energía renovable no contribuye con algún tipo de emisiones de dióxido de carbono, y la quema de carbono produce la mayor cantidad entre los combustibles fósiles. Pero enclavado en medio está el gas natural que, cuando se quema, produce alrededor de la mitad de los gases de efecto invernadero que se arrojan con el carbón. Es por eso que a menudo ha sido promocionado como un “combustible puente”, hacia un futuro bajo en carbono.
En una presentación conjunta sobre el acuerdo, un vocero de Shell indicó que la adquisición de BG busca mejorar su posición global no sólo en el mercado del gas natural licuado, también en otra área clave de crecimiento para la compañía: petróleo de aguas profundas. El CEO de Shell, van Beurden, al explicar la fusión, dijo que esto hará a Shell un jugador importante de inmediato en el mercado brasileño de aguas profundas, gracias a los activos que BG tiene allá.
BG ha tenido éxito en los últimos años en sustituir reservas de petróleo y gas, una medida clave en la industria, donde Shell se ha posicionado en los últimos tiempos.
“Al final del día para los chinos es más barato importarlo”, afirmó Youngberg, analista de la firma Edward Jones, quien observa cómo China mueve sus intereses de gas natural. “Durante los últimos años la contaminación se está convirtiendo en un problema, por lo que están atrayendo una gran cantidad de gas nuclear y natural para alimentar sus plantas de energía”.
China considera el compromiso de que su punto máximo de emisiones de gases de efecto invernadero debe ocurrir a más tardar en el 2030. Al importar más gas natural también adquiere viabilidad para cumplir.
Ahí es donde entra en juego BG Group. En su informe anual del 2014 la empresa indicó que dos tercios de sus ventas de GNL se encontraban en la región de Asia-Pacífico. La compañía también proyecta un crecimiento espectacular de la demanda de importaciones de GNL en India y China en el 2025.
La compañía llama a China “el mercado de más rápido crecimiento de gas natural licuado en el mundo”, y dice que en el 2017 espera convertirse en su principal proveedor de GNL.
“En Asia, el carbón sigue siendo el combustible dominante para la generación de electricidad”, refiere el sitio web de BG. “Las poblaciones urbanas, como cada vez más prósperas, demandan un aire más limpio. Estamos viendo un cambio a gas en las regiones más ricas”.
A través de este acuerdo, Shell, que se aplica un impuesto interno por emisiones de carbono en toda la compañía, se ha posicionado para jugar un papel clave en ayudar a vender el gas que, a su vez, ayudará a China a que prosiga sus objetivos climáticos y de reducción de contaminación, al depender menos de plantas que consumen carbón.
La creación de un gigante de GNL aún más grande es también muy importante en el contexto geopolítico actual. En este momento Europa se encuentra justo al lado de Rusia, el productor más rico de gas natural, que por su conflicto en Ucrania, por donde atraviesan sus gasoductos hacia el oeste, ha tenido que cuidar su dependencia del tránsito de su energía por una zona de conflicto. En cambio, el nuevo Shell será capaz de vender gas en toda Europa traído desde lejos. “Europa está tratando de reducir su dependencia de Rusia”, concluye Youngberg.
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Shell dio el miércoles 8 de abril un paso importante en esa dirección al anunciar la adquisición de la británica BG Group, descendiente corporativa de British Gas y líder en ventas globales de gas natural licuado o GNL, un mercado que se espera que crezca considerablemente en los próximos 10 años.
El acuerdo, valorado en 70,000 millones de dólares, representa la mayor compra de una compañía de exploración y producción en la historia, expuso la firma de asesoría en inversión Raymond James, en una nota a inversionistas. “Esta adquisición sienta un precedente histórico, ya que superará el récord de la transacción de Exxon cuando en el 2009 compró XTO Energy por 41,000 millones de dólares”, explicó.
Shell ya es, por mucho, líder mundial en el mercado del gas natural. Con la compra de BG se convierte en el quinto jugador energético del planeta. “Ya son el número uno, y esto les hará dos veces más grandes que su competidor más cercano, ExxonMobil,” dice Brian Youngberg, analista de energía de Edward Jones.
Es una buena posición para estar a modo ante las preocupaciones por el clima y la contaminación que están impulsando un cambio del carbón al gas natural en naciones tan diversas como EU y China.
La energía renovable no contribuye con algún tipo de emisiones de dióxido de carbono, y la quema de carbono produce la mayor cantidad entre los combustibles fósiles. Pero enclavado en medio está el gas natural que, cuando se quema, produce alrededor de la mitad de los gases de efecto invernadero que se arrojan con el carbón. Es por eso que a menudo ha sido promocionado como un “combustible puente”, hacia un futuro bajo en carbono.
GAS Y CRUDO PROFUNDO
GNL, o gas natural licuado, es un método para convertir gas natural o metano a forma líquida, que facilita su transportación en cisternas, en lugar de usar gasoductos en tierra, permitiendo una distribución global mucho más amplia de hidrocarburos que pueden llegar más lejos de donde son producidos.En una presentación conjunta sobre el acuerdo, un vocero de Shell indicó que la adquisición de BG busca mejorar su posición global no sólo en el mercado del gas natural licuado, también en otra área clave de crecimiento para la compañía: petróleo de aguas profundas. El CEO de Shell, van Beurden, al explicar la fusión, dijo que esto hará a Shell un jugador importante de inmediato en el mercado brasileño de aguas profundas, gracias a los activos que BG tiene allá.
BG ha tenido éxito en los últimos años en sustituir reservas de petróleo y gas, una medida clave en la industria, donde Shell se ha posicionado en los últimos tiempos.
EL HAMBRE DEL DRAGÓN
La parte más importante de la historia es cómo esto proyecta a Shell para vender grandes volúmenes de GNL a China, un país que carece de reservas de gas natural lo suficientemente grandes como para satisfacer sus necesidades de energía de rápido crecimiento.“Al final del día para los chinos es más barato importarlo”, afirmó Youngberg, analista de la firma Edward Jones, quien observa cómo China mueve sus intereses de gas natural. “Durante los últimos años la contaminación se está convirtiendo en un problema, por lo que están atrayendo una gran cantidad de gas nuclear y natural para alimentar sus plantas de energía”.
China considera el compromiso de que su punto máximo de emisiones de gases de efecto invernadero debe ocurrir a más tardar en el 2030. Al importar más gas natural también adquiere viabilidad para cumplir.
Ahí es donde entra en juego BG Group. En su informe anual del 2014 la empresa indicó que dos tercios de sus ventas de GNL se encontraban en la región de Asia-Pacífico. La compañía también proyecta un crecimiento espectacular de la demanda de importaciones de GNL en India y China en el 2025.
La compañía llama a China “el mercado de más rápido crecimiento de gas natural licuado en el mundo”, y dice que en el 2017 espera convertirse en su principal proveedor de GNL.
“En Asia, el carbón sigue siendo el combustible dominante para la generación de electricidad”, refiere el sitio web de BG. “Las poblaciones urbanas, como cada vez más prósperas, demandan un aire más limpio. Estamos viendo un cambio a gas en las regiones más ricas”.
A través de este acuerdo, Shell, que se aplica un impuesto interno por emisiones de carbono en toda la compañía, se ha posicionado para jugar un papel clave en ayudar a vender el gas que, a su vez, ayudará a China a que prosiga sus objetivos climáticos y de reducción de contaminación, al depender menos de plantas que consumen carbón.
La creación de un gigante de GNL aún más grande es también muy importante en el contexto geopolítico actual. En este momento Europa se encuentra justo al lado de Rusia, el productor más rico de gas natural, que por su conflicto en Ucrania, por donde atraviesan sus gasoductos hacia el oeste, ha tenido que cuidar su dependencia del tránsito de su energía por una zona de conflicto. En cambio, el nuevo Shell será capaz de vender gas en toda Europa traído desde lejos. “Europa está tratando de reducir su dependencia de Rusia”, concluye Youngberg.
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