lunes, 24 de marzo de 2014

De momento humo

Un mes sin noticias del buque anunciado por Montoro

Acaba de cumplirse un mes -el pasado día 19- del anuncio realizado por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, sobre la luz verde del Gobierno a un nuevo buque a construir en Navantia con el que paliar la falta de encargos que tienen los astilleros públicos. El máximo responsable de la empresa -de Hacienda depende la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), dueña de las factorías- no desveló en el Congreso de qué barco se trata y la incógnita se mantiene un mes después. Entonces aseguró que daría trabajo a los astilleros de Cádiz y Ferrol y que el anuncio se materializaría «en las próximas semanas». Según el ministro, el Gobierno está tan seguro que las negociaciones que se llevan a cabo a nivel internacional van a transformarse en contratos, «que queremos que cuando esos pedidos lleguen nos encuentren con la actividad en marcha». Es decir, se autorizará un buque sin dueño, un sistema denominado «contra almacén» y que se vendería a una Armada una vez que se produzca el encargo. De lo contrario, afirmó hace escasos días también en el Congreso la diputada popular gallega Tristana Moraleja, se lo quedaría la Marina.

En Ferrol se apuesta por un megabuque, mientras que las factorías de la bahía de Cádiz confían en que sea un Buque de Acción Marítima (BAM) y de hecho cargos del PP llegaron a afirmar que conocían de que tipo de navío se trata. En Galicia se guarda silencio al respecto. Tratándose de una decisión política, parece obvio que las presiones de uno y otro lado pueden hacer inclinar la balanza en el encargo, aunque nadie espera que el anuncio definitivo se produzca en breve y gana enteros la posibilidad de que sea próximo en el tiempo a las elecciones europeas.

Preguntado por el estado de las negociaciones interministeriales para la aprobación definitiva de la construcción de ese posible barco, el Ministerio de Hacienda pasa la pelota a la SEPI y esta guarda silencio, tratándose de un anuncio realizado por el propio ministro. La conclusión es que no se sabe nada y los trabajadores del naval empiezan a sospechar de que puede tratarse de una de las múltiples promesas sin cumplir realizadas en los últimos años al sector, como el dique flotante y el levantamiento del veto. Nadie discute la importancia de ese encargo, pero especialmente para el astillero de Fene, que va a estar restringido únicamente al ámbito militar, supone la única opción de salir de la parálisis este mismo año.

Por el momento, las quinielas continúan abiertas.

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