El último tren que atravesó las calles de Miranda se expondrá en el centro cívico
La Fundación de los Ferrocarriles quiere que el convoy que pasó por la travesía urbana el 30 de enero de 1987, un Electrotren, se exponga en el futuro museo ferroviario y se utilice como aula para charlas o vídeos
El proyecto para abrir en el centro cívico un museo ferroviario sigue adelante. Ayer, la Fundación de los Ferrocarriles volvió a pisar la ciudad y lo hizo para visitar la colección del Museo del Ferrocarril III Generaciones (de donde se obtendrán la mayoría de las piezas para la futura sala) y para mantener una reunión con el Ayuntamiento.
Lo interesante del encuentro es que también se acercaron a los talleres de locomotoras para identificar material móvil, vehículos que podrían incorporarse a la colección del museo. «Son vehículos que tienen un cierto valor histórico, aunque no se trata de que esas piezas tengan el protagonismo en el museo porque tampoco habrá mucho espacio», declaró Miguel Jiménez, jefe de Patrimonio Histórico Ferroviario de la Fundación. El museo ocupará la sala de exposiciones y el patio de luces anexo, unos 600 metros cuadrados, y también una parcela externa.
Su idea es también rescatar un coche de viajeros, pintarlo y restaurarlo para convertirlo en un aula para conferencias, mostrar un documental «o donde los chavales que visitan el museo puedan hacer trabajos». Una iniciativa similar funciona con éxito en el museo de Vilanova i la Geltrú y aquí en Miranda se trataría de llevar ese coche de pasajeros a la zona exterior del museo, a la parcela externa. «Hemos identificado un Electrotren que tiene además mucho valor para Miranda porque fue el último que circuló por la vía de La Rioja, por la travesía urbana, y el primero que circuló por la variante exterior. Fue el último tren que atravesó las calles de Miranda, y creemos que salvarlo es una buena idea y convertirlo en un elemento expositivo y de uso», añadieron desde la Fundación.
En concreto al tratarse de un coche externo contará con la ventaja de tener una cabina de conducción, lo que puede ser muy atractivo para los visitantes «a los que normalmente, cuando van como viajeros en un tren se les veta el acceso a la cabina». A esta pieza, de importante valor histórico para la ciudad, se podría sumar un tractor de maniobra o una locomotora de grandes dimensiones.
El proyecto
Fue el pasado mayo cuando el presidente de la Fundación de los Ferrocarriles firmó con el Ayuntamiento un acuerdo que sentaba las bases de este museo. En tres meses tenía que estar listo el proyecto, pero los plazos se están dilatando. «Hay mucho trabajo por hacer, queríamos tenerlo para septiembre e igual nos pillamos un poco las manos», reconocieron. No existe tampoco un criterio de urgencia pero preocupa preservar y salvar ciertas piezas que si no se apartan en poco tiempo corren el peligro de ir a parar al desguace. Las piezas, al menos las de pequeño tamaño, se guardarán en un local del Ayuntamiento.
En cuanto a los plazos, se confía en que el museo pueda estar abierto en un año. Coincidiría además con la celebración del 150 aniversario de la llegada del ferrocarril a Miranda, «con lo cual sería un año estupendo para que se cuente con un museo ferroviario, algo que siempre ha faltado en esta ciudad», dijo Modino.
Fuente: DB
Lo interesante del encuentro es que también se acercaron a los talleres de locomotoras para identificar material móvil, vehículos que podrían incorporarse a la colección del museo. «Son vehículos que tienen un cierto valor histórico, aunque no se trata de que esas piezas tengan el protagonismo en el museo porque tampoco habrá mucho espacio», declaró Miguel Jiménez, jefe de Patrimonio Histórico Ferroviario de la Fundación. El museo ocupará la sala de exposiciones y el patio de luces anexo, unos 600 metros cuadrados, y también una parcela externa.
Su idea es también rescatar un coche de viajeros, pintarlo y restaurarlo para convertirlo en un aula para conferencias, mostrar un documental «o donde los chavales que visitan el museo puedan hacer trabajos». Una iniciativa similar funciona con éxito en el museo de Vilanova i la Geltrú y aquí en Miranda se trataría de llevar ese coche de pasajeros a la zona exterior del museo, a la parcela externa. «Hemos identificado un Electrotren que tiene además mucho valor para Miranda porque fue el último que circuló por la vía de La Rioja, por la travesía urbana, y el primero que circuló por la variante exterior. Fue el último tren que atravesó las calles de Miranda, y creemos que salvarlo es una buena idea y convertirlo en un elemento expositivo y de uso», añadieron desde la Fundación.
En concreto al tratarse de un coche externo contará con la ventaja de tener una cabina de conducción, lo que puede ser muy atractivo para los visitantes «a los que normalmente, cuando van como viajeros en un tren se les veta el acceso a la cabina». A esta pieza, de importante valor histórico para la ciudad, se podría sumar un tractor de maniobra o una locomotora de grandes dimensiones.
El proyecto
Fue el pasado mayo cuando el presidente de la Fundación de los Ferrocarriles firmó con el Ayuntamiento un acuerdo que sentaba las bases de este museo. En tres meses tenía que estar listo el proyecto, pero los plazos se están dilatando. «Hay mucho trabajo por hacer, queríamos tenerlo para septiembre e igual nos pillamos un poco las manos», reconocieron. No existe tampoco un criterio de urgencia pero preocupa preservar y salvar ciertas piezas que si no se apartan en poco tiempo corren el peligro de ir a parar al desguace. Las piezas, al menos las de pequeño tamaño, se guardarán en un local del Ayuntamiento.
En cuanto a los plazos, se confía en que el museo pueda estar abierto en un año. Coincidiría además con la celebración del 150 aniversario de la llegada del ferrocarril a Miranda, «con lo cual sería un año estupendo para que se cuente con un museo ferroviario, algo que siempre ha faltado en esta ciudad», dijo Modino.
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