EE.UU. somete a revisión un controvertido método de explotación del gas natural
El Gobierno de Estados Unidos inicia hoy la revisión de un controvertido método para la explotación del gas natural que, según sus promotores, ha causado una revolución energética y, según sus detractores, daña el ambiente y la salud.
La fracturación hidráulica, o "fracking", ya ha traído una bonanza en la perforación de hidrocarburos desde Texas a Pensilvania en años recientes al tiempo que en Estados Unidos se agotaba, prácticamente, el petróleo y el gas de fácil acceso.
Según el diario The Wall Street Journal "el manantial de gas natural que puede obtenerse de los esquistos mediante 'fracking' podría transformar la producción energética, a menos que políticos, ambientalistas y la industria estropeen todo".
Y, para preocupación de los partidarios del método, eso es lo que comienza hoy con audiencias en el Subcomité de Gas Natural en el Departamento de Energía.
Hace aproximadamente una década a los ingenieros petroleros en Texas se les ocurrió combinar dos técnicas ya probadas para la extracción del gas contenido bajo formaciones de esquistos.
Una de las técnicas es la perforación horizontal, que abre nuevas áreas para la explotación de los hidrocarburos alrededor de los yacimientos ya explotados, y la otra es la fracturación hidráulica, inventada hace seis décadas, y con la cual se inyectan agua, arena y compuestos químicos a gran presión.
La inyección de fluidos causa fracturas en los esquistos y libera, primero, el gas y, cada vez más, petróleo.
Cuando en Texas recién empezaba a probarse esta combinación, el gas obtenido de los esquistos era apenas el 1 % del suministro de ese hidrocarburo en Estados Unidos. Actualmente es el 25 % del suministro.
Antes del "fracking", las reservas probadas de gas natural en EEUU disminuían, los precios superaban los 15 dólares por millón de unidades térmicas británicas (BTU) y la inversión en este sector de la industria se dirigía a la construcción de puertos para la recepción del gas líquido importado.
De acuerdo con el Departamento de Energía, las reservas probadas de gas natural superan los 8 billones de pies cúbicos y están en su nivel más alto desde 1971.
En el Estado de Pensilvania el número de pozos perforados para la extracción de gas natural de los Esquistos Marcelius, que podría contener hasta 13 billones de metros cúbicos de gas, suficiente para dar calefacción a los hogares y alimentar las centrales eléctricas de EE.UU. por dos décadas, subió de 34 en 2007 a 1.446 el año pasado.
Y al mismo ritmo han crecido las protestas contra el método.
El presidente Barack Obama, que ha propuesto un plan de largo alcance para reducir la dependencia de EE.UU. de los hidrocarburos importados, apoya con entusiasmo la explotación del gas natural en los yacimientos del país, y actualmente el 90 por ciento de la extracción de gas se obtiene mediante la fracturación hidráulica.
La práctica ocurre con escasa supervisión de la Agencia de Protección Ambiental y las autoridades de los estados procuran establecer reglamentaciones para lo cual enfrentan la resistencia de la poderosa industria de los hidrocarburos.
En todas las regiones donde se emplea el método de la fracturación hidráulica ha habido informes de aguas contaminadas en los ríos, lagos y el suministro de agua potable. Los grupos defensores del ambiente sostienen que algunos de los compuestos químicos empleados en el "fracking" son cancerígenos.
Una investigación encabezada por el representante demócrata de California Henry Waxman llegó a la conclusión de que entre 2005 y 2009 las compañías petroleras han inyectado 121 millones de litros de fluidos que contenían diesel en 19 estados.
A la espera de reglamentaciones sustentadas por datos científicos, la Comisión de la Cuenca del Río Delaware, que maneja los recursos hidráulicos de los cuales proviene el agua potable para 15 millones de personas en Nueva York, Pensilvania, Nueva Jersey y Delaware, ha dejado en suspenso la apertura de nuevas explotaciones de gas mediante "fracking".
En una entrevista que publica hoy el diario The Washington Times, el presidente del Instituto Estadounidense del Petróleo (API), Jack Gerard, se quejó por las reglamentaciones gubernamentales que restringen "a una industria que crea cientos de miles de empleos".
Según Gerard "las múltiples investigaciones y posibles reglamentaciones de esta tecnología desalientan la producción y crean incertidumbre".
Fuente: EFE
La fracturación hidráulica, o "fracking", ya ha traído una bonanza en la perforación de hidrocarburos desde Texas a Pensilvania en años recientes al tiempo que en Estados Unidos se agotaba, prácticamente, el petróleo y el gas de fácil acceso.
Según el diario The Wall Street Journal "el manantial de gas natural que puede obtenerse de los esquistos mediante 'fracking' podría transformar la producción energética, a menos que políticos, ambientalistas y la industria estropeen todo".
Y, para preocupación de los partidarios del método, eso es lo que comienza hoy con audiencias en el Subcomité de Gas Natural en el Departamento de Energía.
Hace aproximadamente una década a los ingenieros petroleros en Texas se les ocurrió combinar dos técnicas ya probadas para la extracción del gas contenido bajo formaciones de esquistos.
Una de las técnicas es la perforación horizontal, que abre nuevas áreas para la explotación de los hidrocarburos alrededor de los yacimientos ya explotados, y la otra es la fracturación hidráulica, inventada hace seis décadas, y con la cual se inyectan agua, arena y compuestos químicos a gran presión.
La inyección de fluidos causa fracturas en los esquistos y libera, primero, el gas y, cada vez más, petróleo.
Cuando en Texas recién empezaba a probarse esta combinación, el gas obtenido de los esquistos era apenas el 1 % del suministro de ese hidrocarburo en Estados Unidos. Actualmente es el 25 % del suministro.
Antes del "fracking", las reservas probadas de gas natural en EEUU disminuían, los precios superaban los 15 dólares por millón de unidades térmicas británicas (BTU) y la inversión en este sector de la industria se dirigía a la construcción de puertos para la recepción del gas líquido importado.
De acuerdo con el Departamento de Energía, las reservas probadas de gas natural superan los 8 billones de pies cúbicos y están en su nivel más alto desde 1971.
En el Estado de Pensilvania el número de pozos perforados para la extracción de gas natural de los Esquistos Marcelius, que podría contener hasta 13 billones de metros cúbicos de gas, suficiente para dar calefacción a los hogares y alimentar las centrales eléctricas de EE.UU. por dos décadas, subió de 34 en 2007 a 1.446 el año pasado.
Y al mismo ritmo han crecido las protestas contra el método.
El presidente Barack Obama, que ha propuesto un plan de largo alcance para reducir la dependencia de EE.UU. de los hidrocarburos importados, apoya con entusiasmo la explotación del gas natural en los yacimientos del país, y actualmente el 90 por ciento de la extracción de gas se obtiene mediante la fracturación hidráulica.
La práctica ocurre con escasa supervisión de la Agencia de Protección Ambiental y las autoridades de los estados procuran establecer reglamentaciones para lo cual enfrentan la resistencia de la poderosa industria de los hidrocarburos.
En todas las regiones donde se emplea el método de la fracturación hidráulica ha habido informes de aguas contaminadas en los ríos, lagos y el suministro de agua potable. Los grupos defensores del ambiente sostienen que algunos de los compuestos químicos empleados en el "fracking" son cancerígenos.
Una investigación encabezada por el representante demócrata de California Henry Waxman llegó a la conclusión de que entre 2005 y 2009 las compañías petroleras han inyectado 121 millones de litros de fluidos que contenían diesel en 19 estados.
A la espera de reglamentaciones sustentadas por datos científicos, la Comisión de la Cuenca del Río Delaware, que maneja los recursos hidráulicos de los cuales proviene el agua potable para 15 millones de personas en Nueva York, Pensilvania, Nueva Jersey y Delaware, ha dejado en suspenso la apertura de nuevas explotaciones de gas mediante "fracking".
En una entrevista que publica hoy el diario The Washington Times, el presidente del Instituto Estadounidense del Petróleo (API), Jack Gerard, se quejó por las reglamentaciones gubernamentales que restringen "a una industria que crea cientos de miles de empleos".
Según Gerard "las múltiples investigaciones y posibles reglamentaciones de esta tecnología desalientan la producción y crean incertidumbre".
Fuente: EFE
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