Slim entró en YPF sólo como parte de pago de una deuda
El hijo del magnate, Carlos Slim Domit, aclaró ayer en México los términos de la operación
La alegría que mostró el Gobierno por el ingreso del magnate Carlos Slim como accionista de YPF duró poco. El mexicano no compró una participación de la empresa porque confiara en la nueva gestión estatal ni lo hizo en señal de apoyo al Gobierno, como se la presentó en la Argentina: la recibió como parte de pago de un préstamo que le había entregado a Petersen Energía (de la familia Eskenazi) para entrar en la petrolera.
Así lo confirmó ayer su hijo Carlos Slim Domit. "No compramos YPF, sólo nos hicimos de las garantías de un crédito", sentenció el ejecutivo, que participó aquí de la última jornada del B20 ( business 20 ), que reúne a los hombres de negocios de los 20 países más desarrollados del mundo y se realiza antes de la cumbre de presidentes del G-20.
El viernes, Slim, considerado el hombre más rico del mundo, había comunicado a la Comisión de Valores de los Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), el ingreso de su familia en YPF como accionista, con una participación del 8,4% de la empresa. No especificó cómo había sido la operación, a diferencia de Repsol, que el mismo día comunicó que había incrementado su posición en la petrolera al 11,8%, tras ejecutar las acciones que tenía como prenda por haber financiado el ingreso de Petersen Energía.
En rigor, Slim Domit confirmó que su familia también participó junto con un pool de bancos del préstamo que permitió que Eskenazi comprara el 25,46% de la petrolera a través de la compañía financiera del grupo, Imbursa.
"En la Argentina se quiso mostrar esta situación como una compra a partir del nuevo esquema, pero la verdad es que trabajábamos en esto desde hace cuatro años. No fue una compra", dijo Slim Domit, que, no obstante, consideró que la empresa tiene "potencial". El empresario reafirmó además que, por ahora, no tienen planes de aumentar su participación en YPF, aunque también aclaró que tampoco planean desprenderse de sus acciones.
Más allá de YPF, el grupo mexicano ya tiene un pie en el negocio petrolero: a las participaciones en las compañías norteamericanas Bronco Drilling Co. y Allis-Chalmers Energy, el año pasado Slim sumó el 70% de la empresa colombiana Tabasco Oil Co. Además, su grupo Carso acaba de firmar contratos con la petrolera mexicana Pemex por US$ 205 millones, para la fabricación de tres plataformas marinas de producción. En tal sentido, Slim Domit aseveró ayer que, por ahora, no tienen tanto interés en involucrarse en el negocio de la producción y la comercialización, pero sí en la fabricación de plataformas.
YPF, tema obligado
La estatización de YPF fue un tema obligado entre los empresarios de la región que vinieron a México para participar del B20. La presencia de Antonio Brufau, CEO de Repsol, por los pasillos del hotel Hilton no pasó inadvertida. "Se lo ve apesadumbrado", dijo a LA NACION un empresario de diálogo frecuente con el español. Siempre escoltado por otro ejecutivo de su empresa, Brufau se excusó de hablar a la prensa.
En la cena de bienvenida que anteanoche ofreció el presidente de México, Felipe Calderón, el presidente de Odebrecht, Marcelo Bahía Odebrecht, les confió a empresarios argentinos que en Brasil no tenían una lectura negativa de la estatización, pero estaban preocupados por la falta de seguridad jurídica y la forma en que se había llevado adelante el proceso de expropiación.
Anoche, los diplomáticos españoles se mostraban confiados de que el presidente español, Mariano Rajoy, pudiera colar en la declaración final de la cumbre alguna referencia indirecta a YPF, empresa que ayer convocó a una nueva asamblea de accionistas para el próximo 17 de julio (en una nota enviada a la Bolsa porteña), aunque sin precisar el orden a tratar ese día.
Fuente: La nación
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