Una avería en la térmica de Aboño vierte miles de litros de fuel al Cantábrico
El derrame, causado por la rotura de una tubería, se extendió por varios kilómetros de la costa de Carreño - Cuarenta operarios limpian de galipote las playas carreñenses, que fueron cerradas al baño
Una avería en la central térmica de Aboño, a primera hora de ayer,
desembocó en el vertido al Cantábrico de miles de litros de fuelóleo,
aún sin cuantificar. La mancha tóxica, que se extendió a lo largo de
varios kilómetros de la costa de Carreño, provocó el cierre al baño de
las playas del concejo y dejó en ellas unas imágenes que recordaban las
del desastre ecológico del «Prestige».
El incidente fue
ocasionado por una rotura en una tubería de fuel en la central térmica
de Aboño, propiedad de Hidroeléctrica del Cantábrico, en torno a las
siete de la mañana. El vertido de combustible pasó a la ría de Aboño a
través del sistema de refrigeración de la fábrica, según indicaron
fuentes de la empresa, y de ahí al mar en pocos minutos. En torno a las
nueve de la mañana, según un pesquero que faenaba en la zona, la mancha
se extendía a lo largo de cuatro kilómetros de agua, a poco más de un
kilómetro de la costa. A esa hora, precisamente, se cortaba la fuga de
fuel en la térmica, que ayer no realizó estimación alguna de la cantidad
de combustible vertido. Algunas fuentes se atrevían a hablar de una
cantidad de unos 10.000 litros.
El pesquero «Abelán» había largado
los aparejos a las cinco de la madrugada, cuando el mar era solo
rutina. «Cuatro horas después, al ir a recogerlos, ya podía olerse el
fuel a gran distancia, vimos la mancha a media milla de Aboño y al
levantar el aparejo todo era de color negro», relataba el patrón del
«Abelán» y también patrón mayor de la Cofradía de Pescadores candasina
«Nuestra Señora del Rosario», José Ángel Gutiérrez. Él y sus pescadores
fueron los primeros en dar la voz de alarma.
«Mi embarcación
estaba en medio de una enorme mancha, por lo menos de dos kilómetros a
cada lado, y uno o uno y medio de ancho», asegura Gutiérrez. No sólo era
extensa esa mancha de fuel, sino que también tenía «un gran espesor, lo
suficiente para dejar los aparejos cubiertos». Fue el único pesquero
que navegó hacia oriente, hacia Aboño, ya que el resto tomó otra
dirección.
Al mediodía, y ya con el plan territorial de
contingencia por contaminación marina accidental (PLACAMPA) desplegado
desde el Principado, las playas de Xivares y Peña María estaban
cubiertas por un manto negruzco. Fue el momento elegido para clavar las
banderas rojas en la arena. Un acto que se reprodujo al mismo tiempo en
Carranques, Perlora, y Palmera, en Candás. La costa entera de Carreño
estaba tapada por el galipote, aunque la mancha no había saltado a los
concejos vecinos.
Los trabajos de limpieza comenzaron por la
tarde, por medio de operarios especializados en limpieza industrial
procedentes de las empresas contratadas por HC Energía. Hasta cuarenta
trabajadores, debidamente equipados, se afanaban en las playas llenas de
manchas negras. Al mismo tiempo, técnicos en intervenciones acuáticas
ya desplegaban sobre la bocana del puerto de Candás una tela impermeable
para detener la probable entrada del fuel en el caladero.
Fuente: La nueva España
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