El puerto estudia obligar a Repsol a trasladarse a Punta Langosteira
Losada asegura que no ha llegado a un acuerdo para que la petrolera se mude
Echa a andar el puerto exterior de A Coruña, aún inacabado. En
agosto, según prevé la Autoridad Portuaria, podrían atracar los primeros
barcos de mercancías, probablemente del sector siderúrgico. Pero sobre
la mesa quedan aún muchas y transcendentales incógnitas sobre esta
infraestructura pública, la más cara de Galicia. A empezar por
garantizar el pago de la factura que va camino de alcanzar los 1.000
millones de euros. Y también para que alcance su “plena operatividad”,
allá por el año 2015 o 2016, calcula su presidente, Enrique Losada.
Ambos objetivos dependen de que Repsol, que genera el 75% de la
actividad del puerto situado en el corazón de A Coruña y representa el
60% de sus ingresos, acepte mudarse de los céntricos muelles antes de
2027 —año en el termina su actual concesión— a la nueva dársena situada a
unos siete kilómetros de la ciudad, en Punta Langosteira (Arteixo).
Aunque hay “bastantes avances y acercamiento de posiciones”, según
Losada, en una negociación que lleva años iniciada, sigue sin haber
acuerdo, admite, ni sobre el importe, ni los plazos para este
fundamental traslado. Pretendía cerrarlo antes de acabar 2011. Ahora se
limita a esperar “resolverlo pronto”. Y el responsable del puerto
coruñés pone sobre la mesa una nueva carta: “Podemos obligar a Repsol a
trasladarse”. “Es una prerrogativa que tiene esta Autoridad Portuaria,
por interés general se puede obligarle. Habrá que indemnizarle con una
cantidad que deberá autorizar el Consejo de Estado, y luego Repsol podrá
hacer lo que quiera”, explica. El puerto coruñés es de titularidad
estatal. Y también, recepcionados por Fomento el pasado 11 de abril, los
nuevos pantalanes de Punta Langosteira, cuya principal razón de ser
precisamente sacar fuera de los viejos y céntricos muelles de la ciudad
los tráficos de petróleo y otras mercancías peligrosas.
Repsol, cuya macrorrefinería a las puertas de A Coruña depende tanto
del puerto coruñés como éste de la petrolera, cifró hace un año en 240
millones de euros la indemnización que reclama por adelantar su traslado
a Punta Langosteira. Enrique Losada asegura que ahora, en esta fase de
las negociaciones, “la cuantía dista mucho” de esa cifra. Aunque rechaza
aclarar si es más o es menos. En todo caso es una cantidad que habrá
que sumar a la factura total de la construcción del puerto exterior, que
es ya de 753 millones de euros.
Lo que sí subraya es que se trata de un traslado “indispensable”, y
ya no sólo por razones de seguridad, como alejar los petroleros del
corazón de A Coruña y retirar el oleoducto de 14 tuberías y seis
kilómetros y medio que atraviesa ahora las entrañas de la ciudad. La
carísima dársena de Punta Langosteira, cuya inicial factura se
multiplicó por dos y obligó a recurrir a créditos para un sobrecoste de
380 millones de euros (pidió 130 al Banco Europeo de Inversiones y 250 a
Puertos del Estado), se fraguó también como una operación inmobiliaria:
la venta de los muelles que quedarán liberados de los tráficos
marítimos que se vayan a la nueva dársena en Arteixo.
“La operación se planificó con la venta de esos muelles, deben
generar un tercio del coste total del puerto exterior”, recuerda Losada.
La devolución de los préstamos depende de ello, “es indispensable para
mantener el equilibrio financiero del puerto”. Y si no hay traslado de
Repsol, “no hay venta” de unos pantalanes a los que el puerto, pese a
hundirse el mercado inmobiliario, confía en sacar rentabilidad. Su
ubicación es preferente y única en la ría coruñesa.
“A mí me gusta hablar con los pies en la tierra”, replica el
presidente de la Autoridad Portuaria cuando se le comenta otras
perspectivas de Punta Langosteira, como el interés de inversores chinos o
mexicanos —la gigante petrolera Pemex, accionista con el 10% de Repsol—
de estudiar la posibilidad de instalarse en la dársena a punto de
estrenarse. “Si la Autoridad Portuaria obtiene otros recursos de otras
operaciones comerciales, mejor”. Pero ello no quita, insiste Losada, que
para el puerto coruñés sigua siendo “insdispensable” el traslado de
Repsol y la posterior venta de los viejos muellos desafectados.
El complejo petroquímico español mantiene hermetismo total sobre sus
negociaciones con el puerto coruñés. “Seguimos negociando”, se limita a
confirmar a través de una portavoz. Tampoco aclara si hubo avance en el
último año. El director de la refinería coruñesa, Luis Lama, explicó en
julio de 2011, durante una rueda de prensa, que Repsol entiende las
dificultades financieras de la Autoridad Portuaria, y deslizó que en vez
de metálico, la totalidad de la indemnización a la que la petrolera no
está dispuesta a renunciar también podría pagarse en parte con rebajas
en las tasas o prolongaciones de la concesión.
Una solución que también pesaría en las cuentas de un puerto que
depende, y mucho, de los ingresos que le proporciona la refinería. Lo
que sí está dispuesta a pagar Repsol son los costes para operar desde
Punta Langosteira, incluida la construcción de un nuevo oleoducto de 4,5
kilómetros. En total, unos 400 millones según Repsol, más de la mitad
de los que lo que cuesta construir en su totalidad la nueva dársena.
Fuente: El país
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