Los piratas de Somalia cuestan 6.900 millones a una comunidad internacional sumergida en la crisis
Grecia, el país europeo que más está sufriendo la crisis, tuvo que
gastarse el año pasado más de 13 millones de dólares por la liberación
del petrolero Irene. Pero el coste real de la piratería va mucho más
allá de los rescates.
Los remolcadores surcan aguas con restos de petróleo, tirando de unos inmensos barcos cargueros por un estrecho canal hacia las altas grúas de uno de los puertos con más actividad de África.
Pero pese a todo este ajetreo, Mombasa está sintiendo los efectos de la piratería que florece por el océano Índico.
La carga que contienen los largos y bajos buques de contenedores que salpican el horizonte resulta ahora más cara. No se ven cruceros por ninguna parte. Estos cambios son resultado directo de la piratería somalí.
Desde que el carguero de bandera estadounidense Maersk Alabama fue atacado por piratas en 2009 en ruta hacia Mombasa, los peligros de la aproximación al puerto keniano son ampliamente conocidos.
Las autoridades del puerto están advirtiendo la pérdida de actividad comercial a favor de competidores regionales, como el puerto tanzano de Dar es Salaam.
El sector de los cruceros resultó perjudicado por el secuestro del yate de lujo francés Le Ponant, en 2008.
“Solíamos recibir en torno a 40 cruceros cada temporada. Esta semana sólo ha llegado uno, y creo que fue por error”, afirma Bernard Osero, portavoz de la Autoridad Portuaria de Mombasa.
Osero dice que el puerto de Mombasa está trabajando duro para mantener su cuota en el mercado de cargueros.
Asegura que el volumen de cargueros y de contenedores está aumentando de manera constante, con cerca de 20 millones de toneladas manejadas al año. Pero el aumento de los precios de los seguros y otros costes significa que hay más gastos. “El consumidor lo paga”, señala.
El coste económico de la piratería va mucho más allá del puerto de Mombasa y Kenia, y llega hasta el interior de África, hasta la República Democrática del Congo y la nueva nación de Sudán del Sur.
El impacto de la piratería se deja sentir tanto lejos como cerca de Somalia, como demuestran dos recientes estudios.
El grupo One Earth Future Foundation, con sede en Colorado, calcula que el coste total de la piratería en 2011 fue de 6.900 millones de dólares, según el informe anual “Coste económico de la piratería somalí”.
El pago de rescates es el coste más obvio que genera la piratería. La magnitud de estos pagos supuestamente alcanzó un nuevo récord en abril de 2011, cuando armadores griegos pagaron 13,5 millones de dólares por la liberación del petrolero Irene.
Si bien el pago de rescates aumentó en 2001 hasta un promedio de 5 millones de dólares por buque, los 160 millones de dólares pagados en el rescate de 31 barcos el año pasado son sólo un 2 por ciento del coste total de la piratería, según escribe Anna Bowden, autora del informe.
Lo que cuesta intentar evitar esos ataques y proteger a los buques de la piratería supera con creces el dinero que se paga en rescates.
La parte más amplia (en torno a un 80,5 por ciento) se la lleva el sector naviero, fundamentalmente por el petróleo extra que consumen cuando los buques navegan a toda velocidad por aguas peligrosas, a un ritmo mucho más alto de lo habitual.
Para evitar a los piratas en las partes más conflictivas los barcos toman rutas alternativas más largas a lo largo de la costa occidental de la India. Las empresas además tienen que pagar ahora un plus de peligrosidad a la tripulación.
Y ante la eventualidad de que los buques y las tripulaciones sean secuestrados los armadores pagan ahora seguros especiales que mueven unos 635 millones de dólares.
Ningún buque que navegue a más de 18 nudos (la velocidad “normal” es 12 nudos) ha sido secuestrado con éxito, pero el gasto en petróleo por ese aumento de velocidad le ha pasado una factura de 2.700 millones de dólares a los cargueros, según calcula Bowden.
Los gobiernos que aportan buques de guerra y marinos a las patrullas antipiratería que vigilan el Golfo de Adén, el océano Índico, el Mar Rojo y el Golfo de Omán, donde suceden la mayor parte de los ataques piratas, pagan otro 19,5 por ciento de la factura de gastos.
Se han gastado 1.270 millones de dólares en “operaciones administrativas y de centralización, en buques militares, aviones y vehículos aéreos no tripulados”.
Más de 30 países han aportado buques de guerra, o bien unilateralmente o como parte de una de las tres coaliciones navales que lideran la UE (EUNAVFOR), la OTAN (Operación Escudo Oceánico) y EEUU (Combined Task Force 151).
Bowden señala que se han gastado 38 millones de dólares tan sólo en acusar penalmente a los piratas detenidos, en arreglar cárceles y tribunales en Somalia y otras partes de la región.
Si bien los 6.900 millones de dólares que le costó la piratería somalí a la economía mundial el año pasado son una cifra asombrosa, no todo el mundo sale mal parado. Las aseguradoras y las petroleras, así como las compañías de seguridad privada, se benefician de los peligros de la piratería.
El Reino Unido tiene relativamente pocos barcos con su bandera, pero sin embargo es la sede de las aseguradoras de las navieras, del emergente sector de la seguridad marítima y de las instituciones financieras que transfieren el pago de los rescates.
Eso convierte a Reino Unido en uno de los principales beneficiarios de la piratería, ganando más dinero aún que los propios piratas somalíes, según algunos expertos.
Fuente: la informacion.com
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