La fusión blindaría a la petrolera frente a posibles ataques de inversores extranjeros o de grandes compañías internacionales
La expropiación de YPF por parte de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, y la caída de la cotización en Bolsa de Repsol -por este motivo y como consecuencia de la crisis económica y financiera que sufre España-podrían ser motivos suficientes para que se inicie en un plazo no lejano un proceso de fusión entre Repsol y Gas Natural, dos compañías españolas del sector de la energía en las que La Caixa figura como accionista importante con un 13% en Repsol y un 36 % en Gas Natural, donde Repsol también tiene una participación cercana al 30 %. De ahí la lógica y oportunidad de semejante operación.
Una fusión que se ha estudiado en distintas ocasiones
en los pasados años, pero que fue aparcada por los intentos de Gas
Natural de controlar Endesa y finalmente por su entrada en Unión Fenosa, pero que ahora tendría sentido principalmente para blindar a Repsol
frente a un eventual ataque de alguna gran compañía petrolera o de
inversores internacionales no deseados. La baja cotización que la
petrolera española tiene ahora en Bolsa (ayer a 14,3 mientras Gas
Natural estaba a 10,2) por causa de la reciente expropiación de YPF, la
crisis financiera española y el ataque de los mercados a la deuda de
nuestro país hacen a Repsol más vulnerable frente a otros competidores y
especuladores.
Sobre todo porque Repsol, a pesar de la citada expropiación, sigue
siendo una gran compañía española e internacional y por ello podría
estar en el punto de mira de otros competidores. De ahí la importancia
que tendría un proceso de fusión entre Gas Natural y Repsol, que
seguramente sería bien visto no solo por los accionistas de referencia
(y de base) de las dos citadas empresas sino también por el gobierno
europeo y la UE, sobre todo ahora que está reciente lo ocurrido con YPF.
En los últimos meses, la dirección de Repsol ha librado importantes
batallas en distintos frentes donde su presidente Brufau ha ejercido el
liderazgo con mano firme aunque haya perdido el desafío de YPF por
causas ajenas a su responsabilidad como han sido las decisiones
eminentemente políticas y populistas del Gobierno de Argentina.
Anteriormente se enfrentó a la crisis de Libia, y deshizo el ataque que
meses atrás le planteó el ex presidente de Sacyr, Luis del Rivero, que
resultó ser el perdedor de esa porfía, tanto en Repsol como en Sacyr.
Una operación la del ataque de Sacyr a Repsol en la que se implicó la
petrolera mexicana Pemex que luego dio un paso atrás y que ahora está en
muy buena sintonía con Repsol, de ahí que Pemex sea también otra opción
para el blindaje y el crecimiento internacional de la petrolera
española si el núcleo duro de Repsol permanece previamente controlado
por la fusión de Repsol con Gas Natural, teniendo a La Caixa como punto
de apoyo y anclaje de cualquier movimiento en este sector.
Asimismo, Repsol ha tomado la iniciativa en sus prospecciones exitosas en Brasil, en compañía de una petrolera china,
Sinopec, y ahora tiene a la vista nuevas e importantes prospecciones en
Canarias, a pesar de la resistencia del actual gobierno de las islas.
Iberdrola a la expectativa
Al margen de esta posible fusión entre Repsol y Gas Natural, en el
sector de la energía hay señalar el comienzo de la retirada de ACS
de su batalla contra Iberdrola, tras la venta de casi un 4% de las
participaciones que la constructora tenía en la eléctrica (donde
mantiene un 15 %), perdiendo en esta retirada “obligada” por sus deudas
financieras 500 millones de euros, amén de la batalla jurídica porque
los tribunales le han impedido entrar en el Consejo de Administración
(lo que le impide consolidar resultados) y en los órganos rectores de
Iberdrola por tener ACS otras participaciones en el ámbito energético.
Aunque la guerra no ha terminado, el inicio de retirada de ACS es todo
un síntoma que da a Sánchez Galán una victoria parcial y refuerza su
posición.
Esta retirada constituye, con lo ocurrido con Sacyr (que está
prácticamente hundida en Bolsa (1,4), un nuevo fracaso del ataque de las
constructoras a las empresas eléctricas que promocionó el Gobierno de
Zapatero y que se ha revelado un desastre para las empresas de la
construcción por su alto endeudamiento y por la crisis de su propio
sector. Solo Acciona, con la ayuda del Gobierno, entró y salió bien
parada de Endesa que finalmente acabó en las manos de la estatal
italiana ENEL. El objetivo de ACS y Sacyr era entrar en las eléctricas
(con crédito) y luego obtener beneficios a base de revender o partir o
desguazar las compañías de Iberdrola y Repsol, lo que afortunadamente no
ha podido llevarse a cabo por la defensa y resistencia de los gestores
de ambas empresas energéticas que frenaron un ataque que finalmente se
ha vuelto contra ellas aumentando su lastre financiero. En todo caso,
atención a los posibles movimientos de Iberdrola en el sector de la
energía.
Fuente: Republica.com
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