Joseph Conrad sobre el 'Titanic': "No vendan tantos pasajes"
El escritor y marino mercante publicó en 1912 dos artículos sobre el hundimiento del trasatlántico, en los que denunció la codicia de los armadores, la arrogancia y necedad de los técnicos, y el papanatismo de la prensa popular
“No soy una persona sentimental”, escribió hace ahora un
siglo el escritor Joseph Conrad, autor de ‘El Corazón de las Tinieblas’ y
‘Lord Jim’. “Por tanto no me sirve de consuelo ver que se honra a toda
esa gente (las víctimas del ‘Titanic’) como si fueran ‘héroes’ en la
prensa de un penique o medio penique (...) En situaciones límite, en las
más adversas, la mayor parte de la gente, incluso la gente común, se
comportaría con decoro. Es un hecho que solo los periodistas parecen no
ver”.
Conrad, que fue marino mercante, envió dos duros
artículos a 'The English Review' (recopilados ahora por la Editorial
Gadir,) en los que, cargado de sentido común, conocimientos
profesionales e indignación, arremete contra la codicia de los armadores
del ‘Titanic’ y el elitismo de cartón piedra de los nuevos ricos de la
época; contra la arrogancia de los diseñadores del barco, cuya creencia
en el poder de la ingeniería rayaba en la necedad, y contra la prensa
popular, que llegó a bautizar el trasatlántico como un ‘Camelot
flotante’. La reciente y estúpida tragedia el ‘Costa Concordia’,
ocurrida frente al litoral italiano cuando vuelven a popularizarse los
cruceros, demuestra que algunas reflexiones de Conrad sobre los
mamotretos que se desplazan por el mar gobernados por una especie de
“sindicato de hostelería” tal vez no han perdido actualidad.
En el segundo de los artículos publicados por 'The
English Review', titulado irónicamente ‘Ciertos aspectos de la admirable
investigación sobre la pérdida del ‘Titanic’, el escritor fustiga la
encuesta que se puso en marcha sobre las causas de la tragedia, cuyo
resultado fue favorable a los armadores. Conrad recordó a los vendedores
de pasajes que si el problema en caso de accidente es que no es posible
manejar muchos botes salvavidas (en el 'Titanic' no había suficientes
para todos los viajeros y la ley no lo exigía), “entonces que no suba
tanta gente a bordo”. “No vendan tantos pasajes, mis virtuosos
dignatarios. Después de todo, hombres y mujeres (a no ser que se les
considere desde el punto de vista netamente comercial) no son
exactamente el ganado de la ruta del océano oeste que hace veinte años
se solía arrojar por la borda en las emergencias, dejándolos nadando en
círculo hasta que se hundían”, reiteró.
Al final del texto, después de aclarar que “no soy un
bobo humanitarista a la moda”, y de haber alzado su voz contra las
alegaciones de técnicos y expertos, Joseph Conrad recalcó que la vida
humana tiene un valor y que, para él, “hubiera sido mucho mejor si se
hubiera puesto a salvo a los músicos del ‘Titanic’ en lugar de dejar que
se ahogaran mientras tocaban; al margen de lo que esos pobres diablos
estuvieran tocando”. Y prosiguió: “Ahogarse en contra de toda voluntad
en un gran tanque inerme y agujereado para el que compramos un pasaje no
es más heroico que morir a causa de un cólico por el salmón en mal
estado de la lata que le compramos a nuestro tendero. Y esa es la
verdad. La cruda verdad desprovista de la romántica vestimenta con que
la prensa ha envuelto este desastre de todo punto innecesario”.
Fuente: el correo
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