El falso naufragio del Grupo Contenemar
CGT denuncia que la familia Seguí habría desviado un millón de euros de las cuentas del Grupo Contenemar. Mientras tanto, prosiguen los despidos en empresas del grupo.
La tripulación del Mercedes del Mar
permanece a bordo del barco, en el
puerto de Valencia, desde el 27 de
julio. Lleva cuatro meses sin cobrar.
De los 32 trabajadores que comenzaron
la huelga, actualmente sólo
resisten 15. Los que faltan se han
marchado en busca de otro trabajo.
Pedro, uno de los 15 que continúan
a bordo de este barco de la compañía
Iscomar, una de las empresas del
Grupo Contenemar, explica que no
pueden marcharse sin más. “No te
despiden y, al no hacerlo, si te vas
estás abandonando el puesto de trabajo,
de forma que no puedes cobrar
la indemnización por despido”. En
Barcelona, los empleados del Teresa
del Mar, otro buque del grupo Contenemar,
un holding que conforman
cerca de cien empresas controladas
por la familia Seguí, están en una situación
parecida. El Gracia del Mar
se encuentra en Vigo; allí la empresa
cortó el suministro de víveres y
de energía para desalojar la nave.
Además hay otros ERE presentados
en empresas del grupo, como Estibadora
de Ponent, Terminales del
Turia, Transportes Guadalaviar, y
un expediente en las oficinas de
Contenemar en Madrid.
“El grupo está herido de muerte”,
sentencia un reportaje sobre Contenemar
en la revista Transporte XXI,
“el concurso de acreedores afecta a
casi todas las sociedades del grupo,
que tiene en curso ocho ERE de extinción
que afectan al 70% de sus empleos”.
La compañía justifica los despidos
por la crisis económica. El descenso
de la actividad comercial, exponen,
ha llevado a Contenemar a
acumular pérdidas por 42 millones
de euros. Sin embargo, según explica
el abogado Rafael Goiría, la herida
de esta compañía no es tan grave:
“Con los estudios que hemos hecho,
de los 42 millones de pérdidas, el
70%, es decir, 30 millones, son deudas
a empresas del grupo, apuntadas
para aumentar las pérdidas, un artificio
contable”, explica este letrado a
DIAGONAL. “En un plano metafórico,
lo que ocurre es que a cada lado
de la mesa se sienta un hermano: entre
ellos se imponen el precio de los
fletes, se fletan barcos a precios fuera
de mercado y manejan los precios,
de forma que cuando van a pedir créditos
a los bancos presentan balances
saneados y cuando les interesa
una operación como la actual lo que
hacen es inflarse a pérdidas”, detalla.
Desde el Sindicato de Trabajadores
de la Marina Mercante-CGT
(STMM-CGT) señalan que detrás de
este movimiento aparece la intención
del Grupo de empeorar las condiciones
de los trabajadores, de por sí castigadas
por la parcelación; despedir
trabajadores para contratar más barato,
de forma que las indemnizaciones
de las personas despedidas corran
a cuenta del Fondo de Garantía
Salarial y el INEM.
Mientras tanto, “la empresa continúa
su normal actividad utilizando
buques fletados y espacios de bodega
de otros buques. En definitiva, la
carga transportada es la misma que
en años anteriores sometida a las naturales
oscilaciones del mercado”,
resume el escrito presentado por
STMM-CGT a la Consejería de Empleo
de Madrid contra el Expediente
de Extinción de Contratos de Contenemar.
Y en el mercado, lo que le corresponde
a esta empresa es un 40%
del sector del transporte marítimo de
mercancías, un trozo de tarta que le
reportó 131 millones en ingresos en
2008 y que permite, como figura en
el Expediente, que seis miembros de
la familia Seguí estén dados de alta
en la Seguridad Social en diferentes
empresas del grupo como trabajadores
por cuenta ajena, “lo que, además
de ser ilegal, supone un coste anual
en salarios y cargas sociales de unos
630.000 euros”. Además, la Comisión
de Trabajadores de Contenemar denuncia
una desviación de capitales
de más de un millón de euros desde
Contenemar a cuentas particulares
de la familia Seguí.
Enric Tarrida, secretario general
de CGT Sector Mar y Puertos, considera
improbable que la empresa haya
pasado en dos años de tener beneficios
jugosos a pérdidas de tanta
magnitud, a pesar del bajón de la actividad
provocada por la crisis. En
esto ahonda Goiría, quien también
critica la pasividad de la administración
ante el dumping laboral llevado
a cabo por los Seguí. Pedro, a bordo
del buque, confirma que ningún funcionario
se ha pasado por allí, tan sólo
una pareja de la Guardia Civil se
acercó al puerto, en los días previos
a la disputa del campeonato de
Fórmula Uno, para preguntar por
una pancarta que los empleados habían
colgado en el Mercedes del Mar.
La importancia de apellidarse Seguí
El hundimiento en 2007
del Don Pedro, uno de los
barcos de Iscomar, y el
vertido de parte de su
fuel en la costa de Ibiza
llevó a los periódicos el
nombre de esta compañía.
Aproximadamente
1.400 trabajadores son
empleados por las distintas
empresas de los
Seguí. Ése es, a juicio de
Rafael Goiría, uno de los
motivos para que hasta
ahora ningún Gobierno
haya querido interferir en
sus actividades, a pesar
de que desde los ‘80 esta
compañía arrastra una
deuda con la Administración,
con Hacienda, la
Seguridad Social y las
autoridades portuarias
que hoy se calcula de 60
millones de euros. En
septiembre, ANAVE, la
patronal naviera, criticó la
“condescendencia por
parte de los gestores
públicos” con Iscomar y
Contenemar a la hora de
exigirles los pagos correspondientes.
“Nadie les
mete mano”, señala Goiría,
y es que la influencia
de la familia Seguí en la
política balear es significativa.
Dos de sus miembros
forman parte del Partido
Popular menorquín;
uno de ellos, José Seguí,
ha sido senador, y la
familia también controla
el Diario de Menorca.
Fuente: DiagonalWeb
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