El 'Costa Concordia' prolonga la pesadilla
La inestabilidad del barco y el temporal hacen temer por el carburante y retrasan la búsqueda
La pesadilla iniciada el viernes pasado frente a la isla del Giglio está lejos de haber terminado. Se están retrasando las labores de inspección del interior anegado del 'Costa Concordia' y también la operación para recuperar el carburante almacenado en sus depósitos. La inestabilidad de la nave y el temporal podrían agravar el desastre, en la eventualidad de que el crucero se deslizara a aguas más profundas y quedara totalmente sumergido.
Los submarinistas militares se vieron obligados ayer a interrumpir de nuevo la búsqueda de desaparecidos. Los buzos iba a acceder al puente 4, donde se sospecha que podrían aparecer cadáveres. Las tareas fueron suspendidas porque los sensores detectaron otro movimiento del barco, una rotación de poco más de un metro hacia la costa. Se considera un riesgo inasumible para los submarinistas seguir dentro del casco si la nave no está absolutamente inmóvil. Desplazarse por dentro del gigante hundido entraña ya bastantes peligros.
El ministro del Medio Ambiente, Corrado Clini, intervino ante la Cámara de Diputados para explicar la situación. Según él, el fondo marino ha sufrido ya un daño moderado, por la simple presencia del 'Costa Concordia' recostado sobre 300 metros de la costa. Ha habido un pequeño vertido de aceite, aunque no carburante, que puede proceder de los múltiples motores y sistemas mecánicos que tiene un barco de estas características. Pero la verdadera amenaza es el mal tiempo que se aproxima, con oleaje y fuerte viento. Si la fuerza de los elementos consiguiera levantar el crucero de su lecho y empujarlo a la próxima sima, las cosas se complicarían mucho.
Según Clini, no es posible realizar simultáneamente la inspección interior del barco y, a la vez, proceder a la extracción del combustible. Aunque parece muy difícil que en el crucero queden supervivientes, es una obligación moral agotar todos los esfuerzos. De igual manera existe la necesidad imperiosa de encontrar a los desaparecidos, que podrían ser 21, después de que ayer apareciera en Alemania una mujer que salía en la lista. Hay familiares que no se han alejado de la zona aguardando noticias.
El Gobierno italiano adoptará probablemente mañana el estado de emergencia en la zona afectada por el accidente. Se trata de una decisión administrativa destinada a acelerar procedimientos y la concesión de recursos para ayudar a aclarar el accidente y paliar sus consecuencias.
En el flanco de la investigación judicial, causó mucha polémica la decisión de la juez de Grosseto, Valeria Montesarchio, de excarcelar al capitán, Francesco Schettino, y ponerlo bajo arresto domiciliario. El fiscal, Francesco Verusio, anunció un recurso. Según Montesarchio, no existe peligro de fuga del capitán pero sí de destrucción de pruebas. Sin embargo, el auto de la magistrada es muy duro con Schettino, a quien reprocha una actitud "imprudente" y "desconsiderada".
Algunos familiares de desaparecidos presentes en la isla del Giglio mostraron su indignación con el hecho de que el capitán esté tranquilamente en su casa. Una hermana de una camarera peruana y el hermano de un camarero indio –con un sueldo de 1.100 dólares al mes– se mostraron perplejos, en declaraciones a la televisión, de que las leyes italianas permitan ser tan blandos con alguien que ha arriesgado la vida de más de 4.000 personas.
Schettino regresó entretanto a su pueblo, en Meta di Sorrento, al sur de Nápoles, donde recibió el cariño y la solidaridad de familia, vecinos y amigos. Según testimonios recogidos por el 'Corriere della Sera', el capitán admitió haberse equivocado en la maniobra, pero no haber abandonado a su suerte a los pasajeros. Los vecinos de Meta di Sorrento estaban furiosos con la prensa y lamentaron lo que ven como un linchamiento mediático que se adelanta a las conclusiones de la investigación y se deja llevar por la emotividad del momento. Hasta el párroco del pueblo, don Gennaro Starita, dijo que la campaña contra Schettino es "una vergüenza" y que en breve lo visitará para expresarle su solidaridad y darle la atención espiritual que precise.
La catástrofe del 'Costa Concordia' no disuadió a las casi 3.000 personas que se embarcaron ayer en la nave gemela, 'Costa Serena', en Civitavecchia. El crucero llegaba de El Pireo (Grecia) y se dirigía a Savona, pasando por delante de la isla del Giglio. Luego seguirá hacia Haifa (Israel) e Izmir (Turquía). El capitán es Pietro Sinisi, de 39 años, al mando de una tripulación de más de mil personas, entre ellas casi 700 asiáticos y un centenar de sudamericanos. Algunos pasajeros declararon que rezarían por las víctimas del reciente naufragio.
Fuente: La vanguardia
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