El último viaje del Exxon Valdez
De camino a su desguace en la India, a los dueños del
buque Exxon Valdez, protagonista de una de las peores "mareas negras" de
la historia, les ha salido al paso la justicia india, que ha impedido
su atraque por "razones ecológicas".
Veintitrés
años después de su vertido petrolífero en Alaska, el barco, ahora
rebautizado "Oriental Nicety" (Finura Oriental) -y según fotos
recientes, bastante oxidado- había puesto rumbo al puerto indio de
Alang, importante centro mundial del desguace y reciclaje de barcos.
Pero
ha tenido que detenerse, después de que el Tribunal Supremo de la India
denegara sus permisos para atracar en puerto indio a petición de una
ONG local, Fundación de Investigación para la Ciencia (RFS), por
supuestos riesgos medioambientales.
"La cuestión
es que el barco debería haber sido descontaminado en el puerto de
origen, pero la India no ha recibido ninguna información al respecto,
como suele suceder, por otra parte", afirmó a Efe el abogado de RFS
encargado del caso, Sanjay Parikh.
Según denuncian
distintas organizaciones ecologistas, la playa de Alang no cuenta con
estructuras adecuadas para el tratamiento de barcos y sus trabajadores
están desprotegidos, lo que no ha impedido el desguace de casi 6.000
embarcaciones desde el año 1982.
"Estos barcos son
desechos flotantes. Contienen sustancias contaminantes, como los PCB y
los PCT (policlorobifenilos y policloroterfenilos), así como combustible
usado, que deben ser limpiados en el puerto de origen", añadió Parikh.
El
"Oriental Nicety" ha cambiado cinco veces de nombre desde que
protagonizó en 1989 el segundo peor derrame petrolífero de la historia
de EEUU, tras encallar frente a las costas de Alaska y dejar escapar una
cantidad de petróleo superior a 257.000 barriles.
El
vertido causó tremendos daños ecológicos y afectó a unos 1.700
kilómetros de costa, aunque el barco siguió operando y, tras la
prohibición de que atracara en puertos europeos, quedó reconvertido en
carguero de transporte de minerales en el sureste de Asia.
En
la actualidad, había sido adquirido por la compañía Best Oasis con
vistas a su desguace en las playas de Alang, y según la prensa india sus
propietarios habían mantenido ante el Supremo que se habían tomado
todas las medidas necesarias para la descontaminación.
"El
problema es que tanto Estados Unidos como la Unión Europea niegan la
entrada a este tipo de barcos porque son contaminantes. Y si ellos no
los quieren, ¿por qué nosotros?", dijo a Efe el activista Gopal Krishna,
de la Alianza de Vigilancia Tóxica.
En su última
orden, de esta semana, el Supremo paralizó la entrada del barco en aguas
indias hasta que las autoridades del país garanticen que se ha seguido
la Convención de Basilea, que regula el movimiento internacional de
desechos contaminantes.
Pero, de acuerdo con
Parikh, el caso que afecta al "Oriental Nicety" es una gota en el océano
de las compañías que "aprovechan la débil ley india" para desmontar los
barcos que cesan en sus operaciones.
Alang,
denuncia el abogado, es un auténtico cementerio de barcos donde sus
trabajadores se ven abocados a rascar pintura, retirar cables y limpiar
grasas sin protección y con riesgos para el ecosistema, porque muchos
desechos se incineran o abandonan.
"Aquí parece
que no existe la ley. Los propietarios están demasiado interesados en
obtener su beneficio como para pensar en preservar las playas",
coincidió el activista Krishna.
Según la compañía
gestora del puerto, en la actualidad hay en Alang 94 barcos en proceso
de desmontaje, mientras su último famoso visitante, el "Finura
Oriental", navega no lejos y aguarda su turno para morir en otro mar
bien proceloso, el de la justicia india...
Fuente: El correo
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