Un viaje a las tripas de Navantia
Treinta visitantes descubrieron ayer el astillero y sus curiosidades
Que los nuevos barcos se construyen en «rodajas» -los bloques- o que a pesar de los tres ingentes diques que posee Navantia Ferrol la evolución naval hace necesario otro más grande. O que probablemente la primera huelga de trabajadores de España se hizo en sus astilleros, cuando en el siglo XVIII a sus obreros intentaron cambiarles el incomparable pan de Neda con el que comían a diario, por otro elaborado en un horno construido para ello en el recinto. Solo algunas anécdotas que ayer conocieron treinta personas.
Prepárate para ver lo nunca visto, advertía el lema de la Ruta de la Construcción Naval. Y para muchos el eslogan se cumplió ayer en el interior de Navantia Ferrol. El puente del 17 de mayo hizo que el Concello programase nuevas sesiones de este programa turístico, que por tres euros por itinerario permite el acceso y desvela las curiosidades y detalles del astillero ferrolano y del Arsenal Militar.
En ambos casos el cupo se cubrió con creces y muchos quedaron en lista de espera. A los que consiguieron acceder, la ruta no les defraudó. Madrugón dominical para recorrer a las diez y media parte del millón de metros cuadrados de Navantia en Ferrol. Tras embarcar en el bus, primera parada: la exposición permanente. Lección divulgativa sobre la historia del astillero, pero de lo más amena. Los ingleses trajeron con la Sociedad Española de Construcción Naval, a principios del siglo XX, educación para los hijos de los trabajadores con la Escuela Obrera. Y hasta las primeras duchas.
De «Johnnys» a «chonis»
También vocabulario británico que los trabajadores se encargaron de ferrolanizar. La abundancia de ingenieros y personal llamados Johnny, acabó por hacer extensivo los chonis como sinónimo de «enteradillos», detalló la guía, Isabel Díaz-Robles.
Vuelta al bus y ahora lección práctica. Por la ventanilla desfila el que en el siglo XVIII fue el edificio más largo de España, la Sala de Gálibos, cortado después por el dique número dos. En él se acondiciona el Patiño, tras su regreso de Somalia, con las calaveras pirata pintadas en su casco. Nuevas paradas con vistas de primera fila al gasero Hispania Spirit, en reparación; al buque logístico Cantabria, y al gigante australiano Canberra, gemelo del LHD Juan Carlos I y también del Adelaide, que los visitantes admiraron desde abajo, ante interminables andamios. Lo hace sobre todo Philip Reuter y su familia, Patsy Fraser y Peter Reeve. Son de allí, de Adelaida, y se encuentran en Ferrol visitando a una amiga. La visita, dice Reuter en un perfecto español, «ha sido muy interesante». Tanto como la que realizaron en Francia a la fábrica de los Airbus A-300. «Tienen los mismo métodos de construcción y la misma seguridad», aseguró.
Noventa minutos de ruta que, si no cambian las previsiones, volverán a repetirse este verano.
Fuente: La voz de Galicia
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