martes, 15 de octubre de 2013

Monstruo en Las Palmas

Hidramar repara el buque buscador de petróleo más grande del mundo
La compañía canaria realiza los primeros arreglos que se efectúan en el moderno ´Ramform Titan´. El navío hace su primera escala en la Isla rumbo a las Malvinas

El Ramform Titan es lo más moderno en el singular mercado de la búsqueda de hidrocarburos en los fondos marinos. El navío, de bandera de Bahamas y al servicio de la multinacional Petroleum Geo-Services, es el mayor de los denominados buques sísmicos: aquellos que evalúan las posibilidades des de encontrar gas o petróleo en posteriores prospecciones. Se está estrenando, después de salir de los astilleros de Nagasaki el pasado mes de abril. Y ya tiene que afrontar sus primeras reparaciones, de lo cual se encarga estos días la firma Hidramar, una compañía canaria que trabaja a todo tren para poder completar el encargo en las 72 horas de plazo de las que dispone, antes de que el buscador parta rumbo a las Malvinas.

La Luz, en la realidad, es el tercer puerto que toca el Ramform Titan en su primera travesía de trabajo. Partió de Bergen (Noruega), hizo una breve escala en Algeciras y eligió Las Palmas de Gran Canaria para afrontar las primeras reparaciones que deben realizarse en su corta vida: el arreglo de dos brazos mecánicos que se despliegan en sus costados, para hacer de guía de unos vanguardistas botes salvavidas que no se consiguen por menos de 12.000 euros cada uno. Hidramar y otras tres contratas también asumen pequeñas mejoras en la popa, mientras empresas locales de avituallamiento y bunkering (suministro de combustible) cumplen con la misión de abastecer al barco.

Jonathan Pérez, Jefe de Producción de Hidramar, destaca la embarcación de PGS como "única en el mundo, por la capacidad que tiene y por la forma y las dimensiones". Pérez, a pie de puerto, coordina las reparaciones que ejecutan 24 operarios de su compañía, repartidos en dos turnos continuos que se dan relevo para que los trabajos no tengan descanso. El cliente es exigente, pero también confía en las capacidades del Puerto de Las Palmas de Gran Canaria. El directivo de la compañía canaria subraya que, con actuaciones como ésta, "se confirma" a La Luz " como puerto de servicios en la zona de África occidental".

Impacto en el muelle

En una breve parada técnica, un barco como el Ramform Titan puede dejar entre 200.000 y 300.000 euros, entre los arreglos, el fuel y los víveres que debe reponer. En principio, el buscador estará hasta el lunes en la Isla, para tomar rumbo a Sudamérica, a aguas aún inexploradas por los sísmicos. "Estos son los primeros en llegar a las zonas de interés", explica Héctor Peñate, director comercial de Hidramar. Esto es, los que barren los fondos para dar un porcentaje de probabilidades de que, en efecto, en esa cuadrícula en alta mar se pueden extraer hidrocarburos. "Esta industria es súper específica", recalca Peñate, quien se dispone a atender al cliente a bordo, para determinar que todo marcha según lo previsto.

Como la demanda de estos estudios es muy alta hoy, compañías como Petroleum Geo-Services se esfuerzan en completar sus informes en el menor tiempo posible. En el caso de su Titán, estos datos se pueden facilitar en unos pocos días. Incluso en apenas 16 horas. Luego, son firmas como Shell o BP las que juegan en su programación con las probabilidades que les dan los sondeos iniciales. Si las perspectivas son buenas, luego llega la plataforma para efectuar la correspondiente prospección, y comprobar si sale gas o petróleo del subsuelo marino en esos puntos.

En esencia, el buque ayer recibió el muelle Cambulloneros, en La Luz, lo que hace es medir el eco de explosiones de aire comprimido con un largo tendido de cuerdas con chips en su interior. La calidad de los datos obtenidos permite determinar cómo es la densidad del fondo a su paso. Si hay algas, lodos o el entorno geológico propicio para lo que buscan las grandes compañías que explotan el sector. Todo se controla desde el punto de mando, a través del ordenador, de tal modo que se puede extender la longitud y ancho de la malla de sondeo con relativo poco esfuerzo.

Para tratarse de un buque de estas dimensiones, la tripulación no es numerosa. El máximo de personas contempladas a bordo son unas 80, divididas entre los marinos que se encargan de gobernar la embarcación y los empleados que deben obtener y gestionar los datos geológicos. "Casi todo está automatizado", confiesa uno de los tripulantes, que tampoco tiene reparos en destacar las condiciones de estabilidad, seguridad y confort de un barco que casi huele a nuevo. "Estable", subraya, "incluso con mal tiempo".

Al poco de atracar en Cambulloneros, buena parte de los ocupantes del Titan continúan con el trasiego por sus cubiertas. Hay mucho que hacer: recoger enseres, ordenar, evaluar la programación de las reparaciones. Mientras una grúa sube varios fardos y descarga otros tantos, los trabajadores de Hidramar preparan las piezas nuevas que van a sustituir a las viejas, y comprueban que cada tornillo dispuesto para ser ensamblado tienen las pulgadas del grosor correcto, para que todo encaje finalmente a la perfección.

Una década atrás, los técnicos de las multinacionales del petróleo supervisaban al detalle el trabajo de las empresas locales. Pero después de un par de lustros recibiendo a perforadoras, plataformas y supplies (buques de asistencia), éstas compañías parecen haber ganado confianza en el sector naval en el Puerto. Están encima de las empresas locales con la misma intensidad, pero los encargos que les hacen son de mayor enjundia. "Son reparaciones importantes", confirma Pérez, uno de los ejecutivos de una firma que mueve regularmente entre 50 y 150 empleados en los muelles de la capital grancanaria. 
Fuente: La provincia

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