El 'boom' del fracking pone en jaque la hegemonía de la OPEP
El precio del petróleo se ha desinflado hasta niveles no vistos en los últimos cuatro años.
El precio del petróleo se ha desinflado hasta niveles no vistos en los últimos cuatro años. Tras un periodo de relativa estabilidad, con el barril de Brent situado por encima de los 100 dólares prácticamente desde 2011, el crudo de referencia en Europa ha perdido en cuestión de meses hasta una cuarta parte de su valor. Ha pasado de costar 115 dólares a mediados de junio a los 83 dólares en los que cotiza ahora. La caída es extensible también al West Texas, la variedad de referencia para EEUU, que ronda los 79 dólares.
Los motivos del desplome son varios y van desde la desaceleración de la demanda -por el enfriamiento de la economía china y el temor a una nueva recesión en Europa- hasta un fuerte incremento de la producción, especialmente en EEUU, con el 'boom' del llamado shale oil, bolsas de crudo alojadas en los esquistos de las rocas, que ha permitido reducir las importaciones de la primera economía del mundo y que abre la puerta a un nuevo orden petrolero mundial al haber erosionado la posición dominante de los países de la OPEP.
Pero estos países y sobre todo Arabia Saudí, el mayor productor mundial de crudo, han demostrado que no están dispuestos a permitir un cambio de fuerzas reduciendo el bombeo. Riad ha reconocido que no teme un escenario de precios baratos durante uno o dos años. Esta postura tiene su lógica. Los precios altos pueden ser positivos a corto plazo al aumentar los ingresos, pero también alientan la entrada de competidores y moderan la demanda. Por el contrario, si permite que los precios sigan cayendo, puede poner en jaque a sus rivales y obligarlos a bajar el ritmo de producción por los mayores costes. De hecho, según aseguró recientemente Abdalla Salem el-Badri, líder de la OPEP, a The Wall Street Journal, si los precios actuales se mantienen, la mitad de la producción estadounidense no convencional será poco rentable y las empresas dejarán de extraerlo.
El boom del petróleo de esquisto en EEUU ha disparado la producción de la primera economía del mundo. En la última semana de octubre, produjo un 8,97 millones de barriles al día, el mayor volumen desde enero de 1983 y algunos analistas esperan incluso que el año que viene supere su máximo histórico registrado en 1970.
Pero ahora algunos expertos han comenzado a poner en duda la viabilidad del ‘shale’ estadounidense. La inclinación de Arabia Saudí -que bombea alrededor de un tercio del petróleo de la OPEP- a permitir que los precios bajen para dañar a sus competidores va a poner a prueba el apoyo de los mercados de capital a los productores de EEUU. Si los precios siguen cayendo crecerá la presión sobre la industria.
El coste de la extracción del petróleo convencional en Arabia Saudí ronda los cinco dólares por barril, mientras que su obtención utilizando el 'fracking' -la polémica técnica que consiste en inyectar agua a alta presión en la tierra con una mezcla química para romper la roca y liberar petroleo y gas- en EEUU se mueve en una horquilla de entre 50 y 75 dólares, según los cálculos de los expertos.
¿Un mundo sin OPEP?
El mercado está pendiente ahora de la decisión que adopte la organización con sede en Viena el próximo 27 de noviembre, pero la postura de Arabia Saudí rebajan las expectativas, ya de por sí bajas, de que la OPEP vaya a inclinarse por un recorte en el bombeo de petróleo.
Riad tiene abundancia de efectivo, pero muchos expertos advierten de que las finanzas de otros países de la OPEP se están deteriorando rápidamente, como Venezuela o Nigeria. El Gobierno venezolano reclama medidas para frenar las caídas del precio del crudo, mientras que Libia también ha exigido que la OPEP rebaje su producción.
En este escenario, el ministro de petróleo saudí Ali al Naimi estuvo en la primera semana de noviembre haciendo su primera visita en años a Venezuela. Aunque el propósito oficial del viaje no era hablar del declive de los precios del petróleo, la reunión tuvo lugar pocas semanas antes de la reunión de la OPEP, donde claramente existe una división entre los países que componen la organización.
El año pasado, cuando se cumplieron 40 años del embargo petrolero árabe, la revista Foreign Policy aventuró que el fin de la OPEP estaba cerca. Si EEUU juega bien sus cartas, aseguraban los autores de un artículo titulado 'El fin de la OPEP', el predominio de esta organización sobre el mercado del petróleo podría llegar a su fin y ese día podría haber llegado ya.
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