Más allá de la disputa sobre la reexportación del gas
En estos días se ha conocido la disputa que tienen Perupetro y el Consorcio exportador de gas que se extrae del Lote 56. Según el contrato de exportación, la regalía (entre 35 y 38%) se fija sobre el precio que se recibe en el mercado de venta del producto en el extranjero.
Perú LNG le vende el gas que procesa en Pampa Melchorita a Repsol y, a su vez, este lo vende en el mercado internacional al mejor precio posible. Al vender en el mercado de exportación, se descuenta del precio que se recibe: el transporte marítimo (Repsol), el servicio de licuefacción (Perú LNG), el transporte por el gasoducto (TGP) y, del precio restante, se estima la regalía.
Perupetro identificó que en 10 de los embarques realizados por Repsol se fijó como destino de exportación México y EEUU, utilizando como referencia el Henry Hub (HH), índice empleado en el mercado norteamericano. No obstante que el HH se encuentra en niveles históricamente bajos (menos de US$ 3), fue utilizado para determinar la regalía que el productor pagó al Estado peruano.
La disputa surge porque con posterioridad a la venta que hace Repsol, el gas habría sido revendido por unos intermediarios hacia otros mercados, donde el precio es significativamente mayor (alrededor de US$ 12 por millón de BTU). Según alega Perupetro, ello habría determinado que el Estado reciba una regalía significativamente menor sobre estos 10 embarques. Pero la disputa entre Perupetro y el consorcio exportador se debe resolver en un arbitraje internacional, como está previsto en el contrato de exportación. Pero lo que resulta paradójico es que el gas se exporte primero a ciertos mercados para luego ser revendido por “traders” a destinos lejanos, generando enormes beneficios para los intermediarios.
Los peruanos debemos tener presente que Chile importa gas del Asia y de otros mercados, pagando precios de entre US$ 12 y US$ 15 por millón de BTU. Nuestro vecino del sur ha construido una planta en Quintero, de igual capacidad que Pampa Melchorita, pero para hacer el proceso inverso: la regasificación. Hasta en sus siglas se trata de dos procesos complementarios: Perú LNG y GNL Quintero.
Con la audacia que ha mostrado el presidente Humala para ciertos temas, es tiempo de que aborde este asunto y genere una discusión seria y objetiva. No es algo que ocurrirá en breve plazo, sin duda, pero por lo menos que se plantee la discusión.
Los ahorros en el transporte gas y un abastecimiento a largo plazo pueden determinar un mejor precio para el Perú. Todos se beneficiarían, empezando el Estado peruano con una regalía significativamente mayor. Desde luego, siempre asegurando el gas prioritariamente para el mercado nacional.
Fuente: La república.pe
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