Ningún mercante fue detenido en El Musel entre enero y junio
Es la primera vez en la última década que se produce esa circunstancia en alguno de los dos semestres del año
Ninguna de las 32 inspecciones realizadas en El Musel conforme al Memorando de París (MOU) en el primer semestre ha deparado la detención del barco examinado, según las estadísticas oficiales de ese tratado que tiene como objetivo retirar de las aguas de los países miembro (casi todos los de Europa y los de América del Norte) barcos que no cumplen con la normativa sobre seguridad.
¿Es una mera casualidad o cabe entender que las exigencias sobre navegación son ahora más respetadas por los armadores? Fuentes expertas consultadas por este periódico indicaron que ambas cosas son posibles y compatibles, pero lo que claramente no ocurre es que el control de los barcos sea más relajado.
Antes bien, las fuentes referidas aseguraron que la certeza de que van a ser inspeccionados los barcos que resulten mínimamente sospechosos hace que los armadores sean muy cuidadosos con el cumplimiento de las normas.
El MOU obliga a la Administración marítima de los países miembro a controlar un amplio porcentaje de los barcos extranjero que entran en sus puertos, pero, especialmente, a los declarados como objetivo uno. Dicha declaración depende de factores tan objetivos como el tiempo transcurrido desde la última inspección, que el buque navegue bajo bandera históricamente conflictiva en materia de seguridad, o la pertenencia a la flota de un armador con antecedentes por incumplimientos.
Perjuicios
La atención a las normas, por otra parte, no sólo sirve para evitar la paralización del barco durante los días necesarios para corregir las anomalías que se detecten, ya que la acumulación de detenciones o, lo que es igual, la reiteración en los incumplimientos, puede llegar a la prohibición de acceso a los puertos de la Unión Europea y de Norteamérica, cosa importante a la hora de conseguir fletes.
Según ha podido saber este periódico, en Gijón no sólo se han dado casos de control de barcos que acaban de pasar las pruebas oficiales de navegación (ya que al entrar en servicio pasan a ser objetivo uno por no haber realizado inspecciones anteriormente), sino que alguno de ellos tuvo problemas, obviamente no por causas técnicas, pero sí por la titulación exigida a las tripulaciones, por ejemplo.
Asimismo, el tipo de mercancía transportada y la edad del buque son factores que propician un control más frecuente y exhaustivo de los barcos. En el primer caso, ni qué decir tiene que las mercancías peligrosas marcan prioridad, pero los grandes graneleros, como los que entran habitualmente en El Musel, son también objeto de seguimiento destacado.
Fuente: el comercio
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