Proyectan una Ciudad del Reciclaje que crearía más de 3.000 empleos en seis años
Un grupo multinacional negocia con Sepes y Junta la compra de los polígonos de Ircio y El Bullón
Un macro proyecto liderado por empresarios de origen norteamericano y alemán, del que participan también inversores nacionales, surge por generación casi espontánea como una posible tabla de salvación para el futuro de la ciudad. Fernando Campo comunicó ayer oficialmente al Consejo Económico y Social -en el que participan, entre otros, Cámara de Comercio, Acecaa, FAE, CC OO, UGT y representantes de las tres formaciones políticas municipales-, los grandes datos de la Ciudad del Reciclaje; un complejo de tratamiento integral de residuos repartido en alrededor de 2,5 millones de metros cuadrados de suelo industrial entre El Bullón e Ircio, que generaría alrededor de 3.000 puestos de trabajo hasta 2018.
Esos dos grandes polígonos -a los que se añadiría una reserva de metros en Las Californias para empresas subsidiarias- quedarían enlazados a través del vial de penetración de Bayas, según el plan presentado. Quedaría pendiente de ejecución un último tramo para culminar el entronque, que ya estaba previsto.
En el Bullón se recepcionaría el material reciclable para su clasificación. De aquí saldría, además, la materia transformada en su fase más básica. En Ircio se realizaría el procesamiento de esos elementos (plásticos, maderas y vidrios, esencialmente). Y, de forma específica, se trabajaría con piezas desguazadas provenientes del sector de la automoción, su transformación en materia reutilizable y su expedición.
«Porque una de las actividades prioritarias del complejo estará en el reciclaje de vehículos eléctricos», explica Campo. 600 empleos directos y 900 indirectos en El Bullón; 1.800 en total (al 50%) en Ircio Actividades. Y solo tres 'despliegues' similares en todo el planeta; uno en Japón, otro en Alemania y un tercero en Estados Unidos, según las referencias que se han dado desde el Ayuntamiento.
La pregunta obligada: ¿Por qué Miranda? «Por ser el centro neurálgico del transporte intermodal». Esa es la explicación que figura en el estudio que firma la sociedad Vieco Serfide SA, constituida recientemente (se dijo), y que estaría actuando como interlocutora en todas las gestiones que se vienen realizando en Miranda, Valladolid y Madrid. Ese mismo documento coloca a la ciudad en el epicentro de una red clave con referencias explícitas a los puertos de Santander y Bilbao -hay que recordar, en este sentido la terminal ferroportuaria de Pancorbo-, el cruce de autopistas, su nudo ferroviario, el aeropuerto de Vitoria y los puertos de Tarragona, Barcelona y Alicante.
El anuncio oficial de esta especie de 'Eurovegas del reciclaje' llega después de casi un año de negociación y cuando el Gobierno central y la Junta han entrado de lleno como actores en el proyecto. Pero también tras detectarse una serie de síntomas creíbles. A saber: los promotores han aceptado de buen grado la oferta económica que la Sociedad Estatal de Suelo (Sepes) ha puesto sobre la mesa por los 1,1 millones de metros -aún sin desarrollo urbanístico- que posee en El Bullón; han pedido a ADE Parques Tecnológicos y Empresariales de Castilla y León (ADE) que haga lo propio con la porción del polígono de Ircio que les permitiría completar su ambicioso plan; y han contratado ya a un equipo de arquitectos e ingenieros locales.
Una buena disposición que refuerza su credibilidad a ojos del alcalde, que conoció la idea por primera vez el 4 de octubre de 2011 durante una reunión solicitada por representantes del grupo, cuya identidad ayer no fue revelada. «En su momento me mostré bastante escéptico. Ahora soy menos escéptico, aunque mantengo ciertas reservas, las lógicas», aseveró el responsable municipal consciente de las expectativas que pueden generarse en una ciudad con casi 4.000 parados.
«Pedí garantías y me las dieron. Tienen suficiente capital para hacer la inversión; demostrado con documentos», añadió a continuación. Eso sí, ni cuantificó el importe de la misma ni profundizó en la naturaleza de dichos documento. El hermetismo se mantiene en los aspectos esenciales. Se habla aún con sumo cuidado. De hecho en su relato, Campo iría alternando el optimismo con la cautela.
Tras aquel primer encuentro se sucedieron otros. En los fundamentales de aquella primera fase estuvieron representantes del Sepes. El hilo con la entidad estatal no se rompió pese a la coincidencia con el relevo en el Gobierno central. Se siguió avanzando. Durante una reunión celebrada el 19 de julio en Madrid, a la que asistió también la concejala, Aitana Hernando, se avanzó en el proceso urbanístico. Fue entonces cuando este periódico reveló el interés por adquirir toda la superficie por parte de un grupo de empresarios. El compromiso de confidencialidad y unas bases aún poco estables impidieron en aquel momento que se aportasen más datos. La negociación estaba abierta. Es más, no se había entrado de lleno aún en las condiciones de la compra-venta. Ahora la situación es distinta: «El Sepes ya ha hecho su oferta», confirma el mandatario local.
Pero ese millón de metros cuadrados es insuficiente. De ahí que, en paralelo, se hayan mantenido conversaciones para adquirir la mayor parte de la superficie de Ircio. «En este punto lo que he solicitado a ADE es que se reserven al menos 200.000 metros cuadrados para industrias que desarrollen otro tipo de actividades». El proyecto multinacional se presentó al gestor de suelo regional y a representantes de las áreas de Economía y Transportes de la Junta.
Enlace ferroviario
Esta variable del proceso también continuaría abierta. Como lo está la principal exigencia que impone el grupo empresarial a Valladolid. Campo habló de «condición indispensable» para el éxito de la operación, que el ferrocarril penetre directamente en Ircio Actividades, algo ya proyectado pero que ha sido relegado durante meses. Se han retomado los contactos con el Adif para dar entrada a trenes de 800 metros en un entorno que admitiría hasta casi un kilómetro por la distancias que existen en la sección logística del polígono.
«Queremos que para finales de octubre exista ya un calendario de trabajo concreto», apuesta Campo. Porque la tramitación administrativa será larga. «Con El Bullón están prácticamente todos los instrumentos urbanísticos aprobados. El último, si no se ha aprobado antes ha sido porque se estaba pendiente de la decisión de este grupo empresarial». El pleno del Ayuntamiento tendría que validar el cambio del convenio con el Sepes, que es el que hoy regula la explotación de la superficie. Habría, en definitiva, que formalizar la nueva titularidad. Y a ello seguiría una nueva estructura de reparcelación que, de acuerdo con el proyecto presentado ayer, tendría menor complicación al subdividirse en tres secciones principales de 300.000, 250.000 y 78.000 metros cuadrados, a las que se añadiría una más de 106.000 metros de uso público.
Fuente: el correo
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