Un aire de primera
Miranda se sitúa a la cabeza de las ciudades de la región con menor contaminación ambiental, una mejora que se acentuó a partir de 2008
Entre las mejores del ranking medioambiental. Miranda acabó el pasado ejercicio entre las cuatro ciudades de la región con mejor calidad del aire de entre todas las que cuentan con medidores, independientemente de su tamaño. Aquí hay dos en activo, uno en la carretera Logroño y otro en el parque Antonio Cabezón, aunque llegó a haber un tercero en la travesía de la N-1 que, desde hace tiempo, está desactivado.
En los dos que siguen operando, nada tienen que ver lo que reflejan ahora sus datos con lo que mostraban hace más de una década. «Ha habido un cambio radical». En 1998, el medidor Miranda 1, instalado en la carretera de entrada a la ciudad por la BU-740, superó los valores de partículas en suspensión recomendados durante 200 jornadas. Más veces sobrepasó la barrera la estación del parque. Llegó a las 230 jornadas. «Fue el peor ejercicio desde que existen este tipo de registros», reconoció Roberto Martínez de Salinas, responsable de la empresa Mardesa y encargado de llevar a cabo la Semana de la Movilidad que arranca hoy.
En 2007, por ejemplo, hubo un exceso de partículas durante 72 días en la estación medidora de la carretera de Logroño. Algo menos, 56, se contabilizaron en 2006, 57 hubo en 2004...
Nada que ver con los últimos registros. En 2011, en ambos puntos, los límites se rebasaron en 4 ocasiones. «Era difícil mejorar respecto a 2010, pero se ha hecho». Entonces se superaron los niveles en 6 y 5 ocasiones, respectivamente». La suma del último año da 3 menos. De todos modos, en ambos ejercicios los valores se quedaron muy por debajo de los límites a partir de los cuales se entiende que la exposición puede resultar peligrosa. «La legislación establece que no se deben superar los niveles más de 35 jornadas anuales», explicó.
Además, ni un solo día se llegaron a rebasar los parámetros que miden el dióxido de azufre, el dióxido de nitrógeno, el ozono troposférico y monóxido de carbono. En todos los casos el valor estadístico fue cero.
La tendencia comenzó a invertirse en 2008. Desde ese año no se ha superado ningún valor y resulta llamativo que, precisamente, ese fuera el ejercicio en el que se dejaron notar los primeros efectos de la crisis económica en la que seguimos inversos. «Desde entonces, la situación ambiental de Miranda, desde el punto de vista legislativo, es perfecta», incidió Martínez de Salinas.
Parece más que evidente, por tanto, el peso que el cierre de empresas como Alphacan o Rottneros ha tenido en la evolución de los registros sobre la calidad del aire. Así lo reconoce el responsable de Mardesa. «Algo tendrá que ver aunque no se puede hacer una extrapolación directa». Sí que es cierto que la producción de pasta de papel está muy relacionada con el dióxido de azufre y «cuando operaba había valores a tener en cuenta. Eso sí, sin suponer peligro para la salud. No estábamos en cero. Desde 2008 estamos en cero en todo».
Para bicis y peatones
Pero también tiene muy claro que no es el único factor, ni mucho menos que se deba tener en cuenta. No hay que olvidar, por ejemplo, que entonces había 800 metros de calles peatonales y ahora hay 3.000, con lo que son menos los coches que circulan por el centro y generan emisiones. Lo mismo ocurre con el carril bici. En 2007 había un kilómetro marcado y ahora superamos los 6. A esto hay que sumar el tráfico, de turismos y camiones, que se ha sacado del casco urbano gracias al vial de Bayas y que, repercute sobre todo en esa zona de viviendas próxima a la entrada por al carretera de Logroño. Por tanto, son muchos y de diversa naturaleza, los aspectos a tener en cuenta en la evolución a la baja de la contaminación ambiental en la ciudad.
Aunque todavía hay margen para seguir mejorando, sobre todo en lo que a hábitos de movilidad se refiere. Más tramos peatonales y más kilómetros de carril bici, ambas cosas incluidas en los planes municipales de futuro, harán perder terreno al coche dentro de la ciudad y lo ganarán el pedaleo y el paseo. Más aún según nos vayamos concienciando de que en determinados trayectos se gana tiempo.
También influirá en la evolución de esa calidad del aire cómo sea el motor de desarrollo industrial que nos haga salir de la crisis. Podemos centrarnos en sectores que requieran autorizaciones ambientales o no. En principio, Gestamp, uno de los proyectos de recuperación económica planteados sí la necesita.
Pero desde un punto de vista comparativo, una planta de biomasa «es muy buena porque el volumen de contaminación por producción energética es muy bajo. Es mucho mejor que quemar fósiles. Si queremos generar energía es una buena opción». Eso sí, si medimos su impacto en términos absolutos «no podemos decir que sea inocua, contamina», generará dióxido de carbono.
Además, de cambiar la calidad del aire también lo ha hecho, aunque de manera menos perceptible la temperatura. Hace ya unos años que Martínez de Salinas apuntaba la existencia de una isla de calor en la ciudad. Miranda, por su carácter industrial sigue teniendo emisiones y también un importante volumen de tráfico que repercute en los niveles que marca el termómetro por la noche. De media, teníamos tres grados y medio más que los alrededores no urbanizados
Ese parámetro en los últimos 5 años ha bajado varias décimas. Algo que aunque pueda parecer poco es considerable, ya que se ha logrado en un plazo muy breve de tiempo. Y podría bajar más en un futuro, cuando la masa arbolada plantada hace pocos años en el Emiliano Bajo crezca, cerca de la zona más industrial, y absorba más dióxido de carbono. «Una ciudad verde y con superficie arbolada es más sana medioambientalmente», zanjó.
Fuente: el correo
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