sábado, 22 de diciembre de 2012

No solo carga

Los octavos pasajeros
Veinte especies exóticas, algunas potencialmente peligrosas, han llegado al Puerto de Valencia a través de las aguas de lastre de los mercantes

Cada barco que llega a puerto trae en su bodegas un peligro invisible. En las aguas de lastre utilizadas para asegurar la navegabilidad de estos mercantes pueden encontrarse de promedio entre 3.000 y 4.000 tipos de especies diferentes, la mayoría microscópicas. Algunos de estos «aliens» pueden provocar auténticos desastres. La Organización Marítima Internacional (OMI) considera el transporte de organismos vivos que se realiza inadvertidamente en las aguas de lastre de los barcos el principal problema de contaminación al que se enfrenta el transporte marítimo y lo ha situado al mismo nivel que el vertido de hidrocarburos por accidentes en los buques petroleros.

Primitivo González, del Colegio Oficial de Ingenieros Navales y Oceánicos, aseguró en el Congreso Nacional de Medio Ambiente celebrado recientemente en Madrid, que la descarga de aguas de lastre «puede dar lugar al asentamiento de organismos acuáticos y agentes patógenos perjudiciales, constituyendo un riesgo para la vida de los seres humanos y para la flora y fauna marinas autóctonas».

No exagera. En 1991, la OMI reconoció que en una descarga de agua de lastre registrada en un puerto del Perú se había colado un invitado indeseable: el virus del cólera. Unas 5.000 personas murieron.

En el Mar Negro, una medusa procedente del litoral americano ha acabado con el planctón disponible en este mar interior y reducido la pesca comercial de países como Rusia o Turquía a niveles puramente testimoniales. En los Estados Unidos, el mejillón cebra se coló hace décadas en los Grandes Lagos en el agua de lastre de los barcos. Contener su población—erradicarlo es imposible— representa cada año un gasto de miles de millones de dólares para la administración norteamericana.

En este contexto, los expertos señalan al Puerto de Valencia como uno de los lugares de mayor riesgo en el Mediterráneo, tanto por el volumen de la mercancía que se mueve cómo por la procedencia de este tráfico. Un «bulkarrier» o un metanero que llegue de vacío al puerto valenciano o al de Sagunt puede llevar entre 75.000 y 100.000 toneladas de agua de lastre que deja dentro de los diques o en las inmediaciones del puerto cuando carga. Si lo que contienen estas aguas es inocuo o no, si prosperará o no, es solo una lotería

Una marina «internacional»

En el puerto de Valencia ya ha ocurrido lo peor. En 2007, un equipo del Laboratorio de Biología Marina de la Universitat de València publicó un catálogo «preliminar» de especies «no indígenas» detectadas en el puerto y evaluó su potencial invasivo. De las 650 especies que hay en el puerto, 16 eran alóctonas. Entre ellas se encuentran diatomeas capaces de generar toxinas, dinoflagelados, corales, moluscos y hasta un pez: el «Abudefduf vaigiensis» o Sargento mayor del Pacífico.

Manuel García Carrascosa, uno de los autores de este trabajo cree que las especies alóctonas identificadas superan ya le veintena. «Es un tema gravísimo en el que se ha seguido la política del avestruz. Ahora hay mas conciencia y hay que adoptar medidas ya, pero no es fácil», añade el biólogo.

España fue de los primeros países en adherirse al Convenio Internacional para el Control y la Gestión de Agua de Lastre que en breve entrará en vigor, «con importantes consecuencias desde el punto de vista del equipamiento necesario y operaciones impuestas a los buques», asegura Primitivo González. Preguntado al respecto, la Autoridad Portuaria de Valencia no responde y pasa la pelota al tejado a Capitanía Marítima. De momento, los buques tienen que renovar el agua de lastre en altamar - es lo más barato, aunque quizá no lo más eficaz-, pero alguien debe controlarlo para evitar la llegada de los «aliens».

Un control casi imposible

Esta demostrado que en las aguas de lastre de un barco pueden viajar de promedio entre 3.000 y 4.000 tipos de especies diferentes, la mayoría microscópicas. A veces son de ámbitos muy diferentes al del puerto de destino e incluso incompatibles.
Fuente: EMV

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